- Por Oscar MEJÍA
Entre los periodistas se dice que es mejor ser historiador que profeta. Pero como yo no soy periodista, me lanzo a predecir que el próximo domingo los tendidos de La México se van a ver cubiertos de aficionados a la más bella de todas las fiestas, la que es plena de virtudes y valores, la fiesta de los toros. Ahora sí se va a llenar la plaza.
Las señales permiten conjeturar el éxito: la gente no se equivoca, después de tanto gato por liebre que la desacertada empresa ha venido sirviendo, esta vez el platillo es sabroso y sustancioso y lo mejor de intenso sabor mexicano, como nos gusta.

Tres jóvenes mexicanos, dos de Aguascalientes y uno de Guanajuato, que acá y allá, donde los pongas pisan recio, rebosantes de facultades, con rasgos interpretativos de su oficio y expresión artística distintos uno de otro, pero con el carácter, la determinación y la actitud de competencia de alto rendimiento como denominador común, estos tres cabroncitos no piden ni dan cuartel en su afán de conquistar el triunfo.

Y la liebre pál guisado, una tía, seis de Barralva con la cara más seria y para colmo de encaste español, que si van a salir buenos o tirando mordidas, lo que hagan bueno o malo será correspondiente a la edad que tienen que eso le da importancia y sentido a la ceremonia, que a simple vista son toros y para ponerseles enfrente hay que tener dos cojones y para hacerles fiestas le ha de roncar.
Con estos ingredientes, toros toros y toreros de verdad, si hay orejas o no ahí se verá, pero de que se van a dar un agarrón garantizado.
Y si con este platillo suculento, en una ciudad de 20 millones de habitantes, si esta empresa no es capaz de vender 40 mil boletos, carajo!
Por eso digo y repito mi profecía, este domingo la Monumental Plaza de Toros México, sí se va a llenar.
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