25 de agosto de 2008
Ante novillos peligrosos de Cerro Gordo
Horacio Soto Castro
Hacía mucho tiempo que no se mencionaba a la ganadería de Cerro Gordo, que se localizaba precisamente en Cerro Gordo, donde ahora está urbanizado. La divisa gozó de gran prestigio antaño, y los toros los buscaban las figuras.
Ahora reapareció, en la región cercana donde pastaban los toros de esa dehesa: en Santa Clara, que dio por terminada su feria.
El ganadero de Cerro Gordo envió una novillada integrada por tres astados ya cuajados y tres menos, pero los seis, muy serios y bien armados, muy astifinos. Sin embargo, se puede decir que son polvos de aquellos lodos, pues lo que antes se lidiaba y tenía preferencias, lo echaran al olvido.
Los novillos fueron un muestrario de malas ideas: descastados, con sentido, quedándose cortos o bien aplomados, por si alguien quisiera algo con ellos. Dejaron sentir un peligro sordo, que buscaban al torero. Y en su favor, habrá que decir que todos acudieron a los caballos, recargaron y les hicieron sangre, que no fue suficiente castigo para suavizarlo. Algunos embestían con la cabeza como devanadera; la traían muy suelta.
EL FESTEJO
Los nombres de los novilleros atrajeron a una considerable cantidad de público, que casi llenó la plaza desmontable para 4 mil 500 espectadores. Estaban de fiesta y la pasaron más que bien, sin protestar el juego que dieron los astados. El festejo se realizó bajo un sol canicular que caía con aplomo sobre la arena, que tuvieron que regar, por la polvareda que levantaba.
MONTOYITA
A Manuel González Montoyita le correspondieron dos novillos como para arrancarle la cabeza. Llenos de malas miradas y se salvó de un percance. Él estuvo valiente y tesonero, tratando de sacar los muletazos. Su primero, como un garabato, lo mató de pinchazo hondo y una caída. Al otro, lo veroniqueó con sabor, y en un ayudado fue volteado, pero sin consecuencia. El novillo destilaba peligro por todos lados. "Montoyita" le intentó todo sin beneficio. Pinchazo y media.
SALVADOR
Salvador López fue el triunfador de la tarde, al cortar la única oreja que se otorgó. Su primero le hizo sudar, estuvo voluntarioso y decidido, sin sacar mayor provecho. Se quedó corto y traía la cabeza suelta, por lo que lo lidió atinadamente. Con su segundo, el menos malo del encierro, lo lanceó bien y le sacó muletazos buenos. Y al intentar un ayudado, lo prendió por la entrepierna y en la arena se ensañó, bailándole un zapateado de guerrero. Dejó una estocada y le otorgaron una oreja.
CONRADO
Por su parte, Luis Conrado terminó con una cornada cerrada en el muslo izquierdo, al meterse en terreno prohibido, donde solamente el toro estira el cuello y da la cornada, y así sucedió. Un novillo totalmente aplomado y lo enceló con su cuerpo, pues tiró la muleta y le agarró un cuerno. Estuvo valiente, temerario y, sobre todo, tratando de complacer al público, se la jugó de verdad... En su primero, también exhibió el peligro sordo, pero él estuvo gallardo, jugándose la piel. Y le sacó muletazos valientes. No había forma de matarlo y escuchó dos avisos, pero dio la vuelta. Conrado le puso sabor al festejo, exponiendo de verdad.
Publicado en el ESTO
Otros resultados: burladerodos.com
Hacía mucho tiempo que no se mencionaba a la ganadería de Cerro Gordo, que se localizaba precisamente en Cerro Gordo, donde ahora está urbanizado. La divisa gozó de gran prestigio antaño, y los toros los buscaban las figuras.
Ahora reapareció, en la región cercana donde pastaban los toros de esa dehesa: en Santa Clara, que dio por terminada su feria.
El ganadero de Cerro Gordo envió una novillada integrada por tres astados ya cuajados y tres menos, pero los seis, muy serios y bien armados, muy astifinos. Sin embargo, se puede decir que son polvos de aquellos lodos, pues lo que antes se lidiaba y tenía preferencias, lo echaran al olvido.
Los novillos fueron un muestrario de malas ideas: descastados, con sentido, quedándose cortos o bien aplomados, por si alguien quisiera algo con ellos. Dejaron sentir un peligro sordo, que buscaban al torero. Y en su favor, habrá que decir que todos acudieron a los caballos, recargaron y les hicieron sangre, que no fue suficiente castigo para suavizarlo. Algunos embestían con la cabeza como devanadera; la traían muy suelta.
EL FESTEJO
Los nombres de los novilleros atrajeron a una considerable cantidad de público, que casi llenó la plaza desmontable para 4 mil 500 espectadores. Estaban de fiesta y la pasaron más que bien, sin protestar el juego que dieron los astados. El festejo se realizó bajo un sol canicular que caía con aplomo sobre la arena, que tuvieron que regar, por la polvareda que levantaba.
MONTOYITA
A Manuel González Montoyita le correspondieron dos novillos como para arrancarle la cabeza. Llenos de malas miradas y se salvó de un percance. Él estuvo valiente y tesonero, tratando de sacar los muletazos. Su primero, como un garabato, lo mató de pinchazo hondo y una caída. Al otro, lo veroniqueó con sabor, y en un ayudado fue volteado, pero sin consecuencia. El novillo destilaba peligro por todos lados. "Montoyita" le intentó todo sin beneficio. Pinchazo y media.
SALVADOR
Salvador López fue el triunfador de la tarde, al cortar la única oreja que se otorgó. Su primero le hizo sudar, estuvo voluntarioso y decidido, sin sacar mayor provecho. Se quedó corto y traía la cabeza suelta, por lo que lo lidió atinadamente. Con su segundo, el menos malo del encierro, lo lanceó bien y le sacó muletazos buenos. Y al intentar un ayudado, lo prendió por la entrepierna y en la arena se ensañó, bailándole un zapateado de guerrero. Dejó una estocada y le otorgaron una oreja.
CONRADO
Por su parte, Luis Conrado terminó con una cornada cerrada en el muslo izquierdo, al meterse en terreno prohibido, donde solamente el toro estira el cuello y da la cornada, y así sucedió. Un novillo totalmente aplomado y lo enceló con su cuerpo, pues tiró la muleta y le agarró un cuerno. Estuvo valiente, temerario y, sobre todo, tratando de complacer al público, se la jugó de verdad... En su primero, también exhibió el peligro sordo, pero él estuvo gallardo, jugándose la piel. Y le sacó muletazos valientes. No había forma de matarlo y escuchó dos avisos, pero dio la vuelta. Conrado le puso sabor al festejo, exponiendo de verdad.
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SANTA CLARA (Méx) / Salvador López cortó una oreja | |
Redacción, , 8/25/2008 | |
Una solitaria oreja fue el saldo de la novillada de feria realizada este domingo en Santa Clara, Estado de México. | |
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Redacción, , 8/25/2008 | |
Triunfal actuación tuvieron los matadores Fermín Spínola y Pepehíllo este domingo en Chicabasco, Hidalgo. | |
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Redacción, , 8/25/2008 | |
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