Notas taurinas

Francisco Lazo
25 de noviembre de 2008

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AMIGOS, la imagen de los toros de la ganadería queretana que fundara el hoy desaparecido don Eduardo Funtanet Martí, dieron un juego que no correspondió al historial de su sangre española y a las ilusiones que se habían hecho los aficionados por ver una corrida brava el domingo pasado en la Monumental Plaza México. El frentazo fue mayúsculo, ya que los astados tenían poca fuerza, lo que es sinónimo de poca raza, poco propicios para el toreo de muchos pases que place a los grandes públicos y los matadores Manolo Lizardo, quien confirmó su alternativa apadrinado por Jorge López y atestiguando Ismael Rodríguez, no estaban preparados para darles la lidia correspondiente a reses más conflictivas que aptas para el lucimiento. Fueron bajitas en general, bien comidas, cornalonas, de agresiva presencia pero se vinieron abajo muy pronto con una embestida corta e incierta que creó un clima de disgusto entre la asistencia en los tendidos, lo que fue creciendo y produciendo agrias censuras para el ganado y por la incapacidad de los toreros para contrarrestar aquella contrariedad. Alguien decía que la corrida tenía trapío por su imagen y que eso era bastante para aplaudirla durante su lidia, aunque desconocía tal vez que los toros no sólo deben tener presencia sino bravura también, condiciones para hacer posible un toreo que impresione igualmente a los espectadores. Los alternantes lo intentaron por momentos pero con tan pocos recursos que no obtuvieron beneficios artísticos o técnicos que produjeran el interés y aplauso, pues por el contrario exacerbaron el disgusto de la concurrencia multiplicándose las protestas. ¿Y a quién echarle la culpa del fracaso y el malestar? Son muchos, pero también hay que saber que cuando se convoca a presenciar una corrida nadie puede asegurar que resultará brillante. Uno puede pensar que el empresario debe estar atento a la calidad del ganado, dónde conseguirlo y comprarlo, en qué vacada podrá surtirse aunque finalmente nadie está cierto de la reacción de los toros al echarlos al ruedo para que peleen como su mejor defensa o no respondan a la provocación del torero. Es difícil saber con certeza qué va hacer el toro en tal o cual caso y de ahí el calificativo de diestros a los toreros más distinguidos que saben cómo lograr que el animal pelee como le ordena su sangre, produciéndose una función emocionante como hay pocas o tal vez ninguna poniéndose en juego la vida y la muerte. Avanza, pues, la temporada grande en la Gran México que el próximo domingo llegará a su noveno festejo de los 12 que tiene comprometidos la empresa en el Derecho de Apartado y ya se anuncia un cartel realmente prometedor, pues lo integran los jóvenes coletas Israel Téllez de Uriangato, Guanajuato, cornado seriamente en la segunda corrida de la campaña y se presentan el tapatío Aldo Orozco y el capitalino José Mauricio, tres toreros de muchas posibilidades y de los que se espera se acerquen al estrellato si no intervienen los contratiempos. Enfrenarán un encierro de San Lucas, ganadería jalisciense propiedad de D. Pablo Ignacio García Vivanco. Comentarios a flazo@esto.com.mx
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