09 diciembre 2008

Alguien dio a Ochoa orejas y rabo antireglamentarios



TOTAL FALTA DE RESPETO EN LA MÉXICO

Las autoridades competentes deberán tomar cartas en el asunto.

05:13:00

GUSTAVO MARES


La corrida en la Plaza México se había llevado a cabo de manera normal. Hasta la salida del cuarto de la tarde, el triunfador era el tapatío Guillermo Martínez, quien había cortado la única oreja.
Y salió el segundo toro de Fernando Ochoa, de la ganadería de Xajay. El toro llevó por nombre “Paenero” y fue extraordinario.

El torero michoacano lo aprovechó cabalmente en tandas por ambos lados que los aficionados le corearon con fuerza.
Su derechazos así como los naturales que trazó fueron de arte puro. Dirían los revisteros antiguos que “bordó el toreo”.
Cuando se perfilaba para tirarse a matar, un sector del público comenzó a pedir el indulto que finalmente fue concedido. Algunos aficionados protestaron que le hubieran perdonado la vida.

Todo iba normal, así es la pasión que se vive en la fiesta de los toros.
Pero pasó algo que no se puede permitir y que deberá castigarse con todo el rigor que sea necesario.
El alguacilillo apareció en el ruedo con las orejas y el rabo simbólicos que entregó a Fernando Ochoa ante el asombro de propios y extraños. Y es que el reglamento taurino es muy claro al señalar que en la Plaza México no se entregan trofeos simbólicos.


Sin embargo, el alguacilillo en turno, que debe conocer perfectamente el reglamento, no lo atendió y así se dirigió a Ochoa para darle las orejas y el rabo que no tenía porque recibir, pues la ley es muy clara.

Los aficionados protestaron con toda su fuerza y Fernando no tuvo más remedio que tirar el rabo.


En el palco, el juez Ruiz Torres aseguró que no otorgó el rabo, pues está prohibido por el reglamento.
Las autoridades tendrán, y tienen la obligación, de hallar a los responsables de esta gran falta de respeto al reglamento, a la plaza y a los aficionados, y castigarlos con todo el rigor que exige el caso, pues la México es uno de los cosos más importantes del mundo y no debe, ni puede, permitirse que se le quite la gran categoría que tiene por personajes ineptos o quizá con turbios intereses.

En cuanto al resultado artístico del festejo, aquí el resumen: Fernando Ochoa, dos avisos y división de opiniones; Guillermo Martínez, oreja y tres avisos; Oldo Orozco, por encima de sus dos enemigos, palmas y ovación. Qué lástima lo que sucedió ayer en la México. Es algo que no se puede permitir.
OVACIONES


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