Se impuso el valor.
José Tomas dos orejas y a hombros, Arturo Macías una y ¡Torero!
Alfredo FLOREZ
Arturo Macías muy quieto conquista por su valor y carisma, para él fue el grito de ¡Torero!
Gran ambiente en la Plaza México para ver la tercia de toreros valientes en la decimo cuarta corrida de la Temporada Grande, con el atractivo de que se presentaría el príncipe de Galapagar José Tomás, con dos jóvenes matadores mexicanos triunfadores de México y España respectivamente. Arturo Macías de México y Octavio García “El Payo” de España para confirmar su alternativa.
Pero, he ahí el pero. Se llenaron los tendidos de numerados con muchas caras conocidas, sin embargo aún no es José Tomás el torero para llenar la Monumental plaza de toros México, algo le falta a la figura española que no ha sido capaz de llenar el coso capitalino.
Aunque hay que reconocerle su estoicismo, su valor y su toreo a prueba de toda duda. Sin embargo, le falta ese “jalón” que han tenido las figuras tanto mexicanas como extranjeras, para poder presumir que ha sido capaz de llenar el coso capitalino con sus más de 45 mil aficionados, esta vez tal vez fueron algo así como poco menos de 30 mil, llenado los numerados y en los tendidos altos menos de media entrada.
Que será, no lo sabemos, pues mucho tiene que ver la administración que no le hace ningún favor con tantas restricciones para ser grabado por las televisoras, y ni durante las tientas que realiza y otros obstáculos que pone su administración.
Ahora que ni duda cabe que el matador sale a jugársela de verdad y aunque esta ocasión cortó dos orejas, una a cada toro siempre arrimándose y dejándose llegar los pitones a los alamares e incluso llevarse un par de volteretas, ni duda cabe. Sale a darlo todo, aunque no con mucha variedad en su toreo, si lo es en entrega y valor a toda prueba como lo demostró esta tarde al cortar dos orejas, una de ellas, la primera con el defecto de la estocada trasera, aunque eso sí, de ejecución entregándose a la hora de la verdad. Y la otra aguantando las lentísimas embestidas del de Teófilo Gómez que le falto casta para ir una y otra vez a la muleta del de Galapagar. Finalmente por dos orejas, salida a hombros de José Tomás.Y no se quedaron atrás los jóvenes matadores mexicanos.
Octavio García “El Payo” se vio centrado solvente y con firmeza en su primero, el mejor toro con clase y recorrido que de no haberle pinchado mucho le corta por lo menos una oreja. Bien se vio “El Payo”, con el toro “Puedo Opinar” No. 379 con 480 kilos, al que le toreo con sabor y clase de capa y muleta pero mal con la espada.
Saludó en el tercio con aplausos. Y su segundo estando tesonero, no le respondió el toro como se esperaba, siempre buscándole los pases que se los sacaba, pero no había transmisión y también estuvo mal con la espada. Por cierto, no hubo abrazo de confirmación de alternativa, solo saludo de mano (¿?)
Y Arturo Macías sí que la tiene ganada con este público que lo quiere, lo anima y le gusta su actitud de entrega. Una oreja para el famoso “Cejas” que se la ganó a pulso, a base de valor de entrega y de buen toreo con trazo largo y bien templadas las series, destacando las del lado izquierdo que fueron un portento de bien torear en su segundo enemigo.
Un torero con celo profesional que no desperdicia momento alguno y por algo será que solo a él le gritaron al termino de su faena aquello de ¡Torero, Torero! y ese ¡Viva Aguascalientes! Si que vibró la plaza de verdad.
Ahí está en Arturo Macías el torero que hace falta y que ojala sea quien de verdad cuajando en gran torero, llene el coso capitalino. Hace falta ya.
La tarde fue muy interesante gracias a los tres matadores, pues el ganado de “Teófilo Gómez” al ganadero Roberto Gómez le gustaron cuatro y salió satisfecho, a nosotros dos que tuvieron clase y calidad, el resto el público los pitó en el arrastre. Pero el ambiente ya es de lo que teníamos ganas de sentir de nuevo, esa es la fiesta brava que hacia falta, aunque faltaran los toros bravos de verdad.
Toriles.com
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Sale José Tomás en hombros de la México
Arturo Macías cortó una oreja
Guillermo Leal
Ciudad de México (18 enero 2009).- El primer gran espectáculo en la Plaza México fue ver el tendido numerado a reventar, que la plaza volviera a tener vida, y después, la entrega cabal de los tres toreros: José Tomás quien cortó dos orejas; Arturo Macías que logró una y Octavio García "El Payo" quien por pinchar se fue en blanco.
El que el encierro del desaparecido Teófilo Gómez no fuera lo bueno que se esperaba hizo que los toreros se esforzaran para corresponder a un cariñoso, apasionado y emocionado público.
José Tomás cumplió su objetivo: hacer la mejor entrada de las últimas dos temporadas y cortar su cuarta y quinta orejas en la México.
Fue la de hoy para el de Galapagar su séptima tarde en la monumental desde que tomó aquí la alternativa, y la segunda en que corta dos orejas, fue también su primera vez como padrino de una confirmación y confirmó que en México hay por él idolatría.
Ese toreo tan personal, tan comprometido, tan serio y tan sentido no lo puede hacer más que el joven maestro madrileño quien disfrutó sus dos faenas, pese a que ambos enemigos fueron malos, pese al viento que no lo hizo claudicar en su estoica figura, que dos veces se vio amenazada por sendos revolcones.
Por ello, pese a su estocada trasera en el primero le concedieron una oreja, y en su segundo, con el que se inventó una faena que no tenía el toro le dieron otra que debieron ser dos.
Como se esperaba, el aguascalentense triunfador Arturo Macías salió a no dejarse ganar la pelea. Desde que le hizo el quite al primero de Tomás, mostró carácter y actitud. Después con su primer toro, hizo la faena de la tarde, aprovechando la bravura y buen estilo del astado de Teófilo Gómez que se fue a más.
Variedad, buen temple y unos naturales soberbios fueron la base de su actuación. Pinchó y, muy honesto, aunque el público le pedía que diera una vuelta al ruedo, no quiso y sólo salió al tercio.
Su segundo fue el peor de la tarde y Macías, con disposición y mucho valor, le cortó una oreja muy merecida, previo fuerte revolcón al entrar a matar.
Para haber confirmado su alternativa en este cartel y con tan sólo cuatro corridas como matador, Octavio García "El Payo" anduvo requetebien. Serio, con el oficio y la técnica que adquirió en España durante su triunfal campaña novilleril.
Lástima que haya malogrado con la espada su buena faena al de la confirmación de alternativa en la que hubo clase, y que su segundo haya sido tan malo obligándolo a mostrar el valor sereno que tiene el queretano, uno de los prospectos más firmes de México.
Arturo Macías cortó una oreja
Guillermo Leal
Ciudad de México (18 enero 2009).- El primer gran espectáculo en la Plaza México fue ver el tendido numerado a reventar, que la plaza volviera a tener vida, y después, la entrega cabal de los tres toreros: José Tomás quien cortó dos orejas; Arturo Macías que logró una y Octavio García "El Payo" quien por pinchar se fue en blanco.
El que el encierro del desaparecido Teófilo Gómez no fuera lo bueno que se esperaba hizo que los toreros se esforzaran para corresponder a un cariñoso, apasionado y emocionado público.
José Tomás cumplió su objetivo: hacer la mejor entrada de las últimas dos temporadas y cortar su cuarta y quinta orejas en la México.
Fue la de hoy para el de Galapagar su séptima tarde en la monumental desde que tomó aquí la alternativa, y la segunda en que corta dos orejas, fue también su primera vez como padrino de una confirmación y confirmó que en México hay por él idolatría.
Ese toreo tan personal, tan comprometido, tan serio y tan sentido no lo puede hacer más que el joven maestro madrileño quien disfrutó sus dos faenas, pese a que ambos enemigos fueron malos, pese al viento que no lo hizo claudicar en su estoica figura, que dos veces se vio amenazada por sendos revolcones.
Por ello, pese a su estocada trasera en el primero le concedieron una oreja, y en su segundo, con el que se inventó una faena que no tenía el toro le dieron otra que debieron ser dos.
Como se esperaba, el aguascalentense triunfador Arturo Macías salió a no dejarse ganar la pelea. Desde que le hizo el quite al primero de Tomás, mostró carácter y actitud. Después con su primer toro, hizo la faena de la tarde, aprovechando la bravura y buen estilo del astado de Teófilo Gómez que se fue a más.
Variedad, buen temple y unos naturales soberbios fueron la base de su actuación. Pinchó y, muy honesto, aunque el público le pedía que diera una vuelta al ruedo, no quiso y sólo salió al tercio.
Su segundo fue el peor de la tarde y Macías, con disposición y mucho valor, le cortó una oreja muy merecida, previo fuerte revolcón al entrar a matar.
Para haber confirmado su alternativa en este cartel y con tan sólo cuatro corridas como matador, Octavio García "El Payo" anduvo requetebien. Serio, con el oficio y la técnica que adquirió en España durante su triunfal campaña novilleril.
Lástima que haya malogrado con la espada su buena faena al de la confirmación de alternativa en la que hubo clase, y que su segundo haya sido tan malo obligándolo a mostrar el valor sereno que tiene el queretano, uno de los prospectos más firmes de México.
REFORMA
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José Tomás y Macías extasiaron
El de Galapagar, a hombros; el de Aguas, la acarició
Horacio Soto Castro
Los matadores José Tomás y Arturo Macías extasiaron a los pocos más de 30 mil espectadores que tapizaron la Plaza México con sus brillantes actuaciones saliendo triunfadores de esta decimocuarta corrida de la temporada grande, cortando apéndices: el de Galapagar cortó dos orejas y salió a hombros, mientras que el de Aguascalientes cortó una y acarició la salida a hombros que tanto venía persiguiendo, pero a cambio de ello escuchó cómo resonaban las notas de la famosa Pelea de Gallos, mientras que Octavio García "El Payo", quien confirmó su alternativa, solamente saludó en el tercio, pero con mucha fuerza las ovaciones.
Afortunadamente el cloroformo no se salió de la botella, pero los alternantes a pesar de su valor no pasaron del susto; José Tomás, que fue volteado y Macías, que sufrió un puntazo. Y Octavio se la jugó.
El encierro de Teófilo Gómez, aceptablemente presentado, pero de un juego bastante irregular, descastado, escaso de fuerza y que fueron inofensivos en la pelea con la caballería. Estuvieron muy por debajo de la capacidad de los matadores, que en verdad llegaron dispuestos por alcanzar el triunfo grande.
Como se palpaba desde los días anteriores, el entusiasmo fue desbordante, pues el público y aficionados no se cansaron de corear a los matadores. El tiempo registró algunas ráfagas de viento en el principio de la fiesta y al final bajó un tanto la temperatura, pero en general dejaron que se desarrollara normalmente la corrida, incluso los rayos solares se hicieron presentes al principio.
La verdad es que ya se extrañaba ese clima festivo de las corridas de toros y más cuando los alternantes son una garantía como la trilogía de ayer. Y en el despeje de cuadrillas ese olé con que se recibe al espectáculo redobló su sonido e hizo que los corazones palpitaran con fuerza y la piel se pusiera como carne de gallina.
Al final del paseíllo solicitaron la presencia de José Tomás, pero salieron los tres matadores y fueron aplaudidos calurosa y cariñosamente, que gozan de las simpatías del respetable.
Mientras, en los tendidos la gente iba y venía buscando su localidad y parecía un enjambre multicolor, todos llevando esa actitud que refleja el interés por la corrida.
ENCIERRO
Los de Teófilo Gómez no estuvieron a la altura del prestigio que tienen bien ganado en la Plaza México. Toros desrazados, faltos de fuerza y alegría. En los caballos apenas si pelearon. Destacaron el que abrió plaza y el tercero. Los demás fueron pitados y si el de Galapagar cortó una oreja a cada uno fue por sus amplios conocimientos y el segundo del de Aguascalientes, por su afán de triunfar le sacó los muletazos. Pero en términos generales no tuvieron los ingredientes para el mayor lucimiento de los espadas, que salvaron el festejo.
"EL PAYO"
Octavio García "El Payo" traía un ambiente expectante por sus brillantes antecedentes y en honor a la verdad le puso todo lo que estaba de su parte para hacer bueno ese ambiente, pero sus astados no le permitieron mayor lucimiento. Eso sí estuvo valiente, dispuesto y elegante, dejando ver su presencia y prestancia.
Confirmó con el toro 279, Puedo Opinar, con 480 kilos, entrepelado y delantero, largo, que dio buen juego. Arrancó los primeros aplausos al torear a la verónica con suavidad y media. Se fue al centro del ruedo y se echó el capote a la espalda para engarzar tres gaoneras superiores, templadas y muy ajustadas sin mover las zapatillas, aguantando muy vertical para rematar con una revolera. Luego del tercio de banderillas brindó al público desde el centro del anillo y ahí se quedó para hacer el escalofriante péndulo, dos muletazos por la espalda, un ayudado y cambio de mano y dar el de pecho. Desde ahí se calentaron las gargantas de los asistentes y mantuvieron ese calor. Buen toro con calidad, pero falto de transmisión y de alegría y Octavio le puso el tinte. Faena por ambos lados con temple y hubo una tanda de hasta cinco derechazos que enaltecieron al público. Trincherazos y de la firma y como fin naturales de gran exposición. Pero falló con la espada y se retiró entre aplausos y luego lo sacaron al tercio. Aplausos al toro.
Con el que cerró plaza, "El Payo" salió con el corazón por delante y engarzó una serie de cuatro chicuelinas, bajando la mano con arte. Christian Sánchez saludó en el tercio por sendos pares de banderillas. Inició su faena con muletazos rodilla en tierra y ya de pie toreó por ambos lados, pero sin nada relevante por las complicaciones de la res. Nuevamente pinchó antes de la estocada.
JOSÉ TOMÁS
No cabe la menor duda, si es que había, de que José Tomás es un auténtico torero; una figura y un hombre que está situado en la cumbre por su peculiar forma de hacer el toreo. Más que el valor acerado del que es dueño, ha llegado a la maestría, profundo conocedor de la lidia de reses bravas y ayer demostró que le hace fiestas a todos los toros, lo que se dice saca agua de las piedras. Su primero siempre echó la cabeza arriba desde el capote, pero ahí estaba José Tomás y lo toreó de capa sin descomponerse a pesar del viento. Luego de la suerte de varas toreó por chicuelinas por demás ajustadas y Arturo Macías le replicó con gaoneras. Inició su faena por alto en el centro del ruedo embarrándose al astado. El toro siguió con la cabeza arriba y a quedarse corto. El de Galapagar le peleó y le sacó los pases y terminó con manoletinas. En una de ellas fue empitonado, pero sin verse la ropa volvió a seguir toreando. Se fue por derecho y cobró una estocada algo defectuosa, pero a petición se le otorgó una oreja, que un grupito le protestó. Vuelta entre aclamaciones.
Con su segundo, un toro ya cuajado no tenía un pase y menos fuerza y poco recorrido, pero el madrileño lo consintió, lo fue metiendo al engaño y la faena fue de menos a más con muletazos largos y templados, luego de aguantarlo horrores y se caía la plaza. El acabose vino cuando con la franela en la derecha cuajó una tanda de seis pases con temple y mando. Dejó media que fue suficiente para otra oreja que paseó bajo las ovaciones.
ARTURO MACÍAS
El de Aguascalientes venía con la firme intención de salir a hombros por quinta ocasión y estuvo a punto de lograrlo, pues nunca escatimó esfuerzos para conseguirlo. Además se pudo ver que Macías ya no es el joven arrebatado de otras épocas; es tranquilo, pensando delante de la cara de los toros, más centrado. Además se ve más afinado y caminando con toda seguridad.
El primero de Arturo caminó más y permitió al diestro explayarse en su toreo. Se lució al torear a la verónica y rematar con vistosa revolera. Y en quites le replicó a Tomás toreando por chicuelinas por demás ajustadas. También inició sus faena en el centro para hacer el péndulo y se dio a torear por ayudados de calidad y mando, entre el contento general Arturo estuvo muy sereno pensando los terrenos que pisaba y toreó por ambos lados y hasta la dosantina logró. Fue una faena coreada y variada. Al final de su faena también se caía la plaza al torear por bernardinas, el ayudado y el de pecho con mucha ligazón y arte. Se tiró a matar y señaló un pinchazo que le aplaudieron porque fue arriba otro pinchazo y el desencanto se hizo presente y terminó al primer golpe de descabello. Saludó en el tercio entre grandes ovaciones.
Con su segundo, otro toro que no tenía un muletazo entusiasmó con verónicas y chicuelinas y luego en quites por tafalleras que le resultaron dibujadas. Le buscó las cosquillas y lo fue metiendo en el engaño, pero no se entregó del todo el toro. No escatimó esfuerzo y le saco los muletazos. Se fue por derecho y cobró una soberbia estocada volcándose en el morrillo, pero salió rebotado, pensando en que tenía la cornada, pero afortunadamente sólo fue un puntazo. Se zafó de las asistencias y escuchó los gritos de torero... torero... el toro se amorcilló y escuchó un aviso y cuando dobló la res estalló la plaza y a petición del público una oreja y la Pelea de Gallos en las alturas.
ESTO
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El madrileño es un fuera de serie
Sí, José Tomás es el mejor del mundo
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Más que las dos orejas que cortó este domingo en la México, hay que destacar la magia del español.
20:48:00
GUSTAVO MARES
José Tomás puso al público al filo de la butaca por la pasmosa tranquilidad con la que desdeña a la muerte.
El rostro del madrileño se mantiene inalterable pese a pasarse muy cerca del cuerpo los afilados pitones de sus enemigos. Los aficionados, que este domingo registraron la mejor entrada de la temporada, lo ven más como un mártir dispuesto a ofrendar la vida que como al torero que busca desesperadamente el triunfo y es que parece que el diestro español quisiera inmolarse.
Al conjuro de su nombre, desde muy temprano, la Plaza México era una auténtica romería. La reventa al máximo, los restaurantes llenos y todo mundo hablando de José Tomás Román Martín, quien tomó la alternativa en el mismo coso en el que este domingo cortó dos orejas y salió en hombros.
En cuando se abrió de capa recibió a su primero con ajustadas chicuelinas. Arturo Macías aprovechó su turno en quites y pegó una serie de gaoneras emocionantes por lo ceñidas.
Con la muleta inició el calvario, porque con José Tomás el toreo no se disfruta, se sufre porque hace que todos recordemos el peligro que existe dentro del ruedo y delante del toro.
Pegó un estatuario, el burel repitió la embestida y ligó el segundo pase, sin enmendar… Así se desgranaron dos muletazos más por alto. Fueron cuatro joyas de pureza auténtica, sin trucos ni engaños.
Al igual que el resto del encierro de Teófilo Gómez, ese toro careció de fuerza.
José trazó derechazos y naturales quietos y embraguetados.
En la recta final del trasteo llegaron las manoletinas. Daba la impresión que el cuerpo del torero fuera mera ilusión óptica, porque no se veía por donde podían pasar los pitones sin herirle. Y llegó la voltereta porque más cerca no se puede torear. Sin un solo aspaviento, como si aceptara la cruz que le tocó cargar, se incorporó para repetir la dosis del pase que inmortalizara Manuel Rodríguez, otro español consentido de los mexicanos.
Le cortó la oreja a ese toro, luego de una estocada apenas trasera.
Con el cuarto de la tarde estuvo por el mismo tenor, porque el mérito de José Tomás es que cada tarde sale a dejar la vida. Por eso ocupa el primerísimo sitio en la tauromaquia mundial. Estar dispuesto a morir una tarde, tal vez muchos lo puedan hacer, pero realizarlo en cada plaza y cada fin de semana, sólo él.
“Que Te Digo” fue un toro de corto recorrido. El madrileño pudo someterlo en base a quedarse quieto, pero no fue fácil, porque constantemente le espiaba. Sin embargo, el ibérico jamás se inmutó. Su rostro, impávido, no refleja una sola emoción, pero ahí está delante de los cuernos como si su vida no le perteneciera.
Nuevamente fue prendido por el toro con tan buena suerte que cayó de pie para continuar con su trasteo y pergeñar naturales de enorme valía. El premio a su esfuerzo fue un apéndice que obtuvo luego de pasaportar al burel con media estocada en buen sitio.
Ni hablar, hay toreros malos, regulares y buenos, pero muy alejado de todos, está el madrileño José Tomás, un auténtico fuera de serie.
ROZÓ LA GLORIA
Arturo Macías estuvo muy cerca de consagrarse por la extraordinaria faena que le cuajó al primero de su lote. El mérito del aguascalentense fue que domeñó a su enemigo para torearlo a placer. Pudo haber cortado un rabo, o por lo menos las dos orejas, pero todo se derrumbó por las fallas con el acero.
El segundo de su lote fue muy débil, pero de nueva cuenta Macías le dio la lidia adecuada y pudo pegarle naturales y derechazos que le corearon con gran fuerza. Esta ocasión aseguró la estocada y no se salió de la suerte por lo que fue prendido de manera aparatosa, afortunadamente sin consecuencias graves. A petición popular le otorgaron una oreja.
Confirmó la alternativa Octavio García “El Payo”, quien tuvo una decorosa actuación en sus dos toros.
OVACIONES
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