"El Recuerdo de Matajaca"
Por Antonio Casanueva
La fiesta de los toros, tan digna y viril que ha sido el refugio de la belleza y del arte, acompañada también en ocasiones de tragedia y dolor, dígalo si no el recuerdo de MATAJACA y la muerte de su presunto matador; el sevillano Antonio Montes.
Hace mas de cien años, la temporada efectuada en la antigua plaza de toros "México", la que por coincidencia debería ser la última que se verificara en ese coso, pues ya en ese tiempo se estaba levantando la Plaza de toros EL TOREO de la colonia Condesa capitalina y que substituiría a ese coso, por lo que la empresa trajo de España a quienes por ese tiempo eran las tres principales figuras de España: Antonio Fuentes, Antonio Montes y Ricardo Torres "Bombita". de esa tercia de ases, Montes contaba con la mayor popularidad y prestigio en nuestro país debido a sus pasadas campañas, en tanto que si bien "Bombita" y Fuentes gozaban con el beneplácito de la afición en España, no tenían todavía mucho nombre en este país.
Para nadie era desconocido sin embargo que existía un fuerte pique entre ellos, ya que Montes les reclamaba a los otros dos, haber formado un bloque para impedirle las actuaciones en las principales plazas, esta enemistad personal propiciaba la competencia y aseguraba a la empresa grandes entradas.
Luego de otros intermedios, para el domingo 13 de enero de 1907, la empresa anunció el cartel esperado, estaba integrado por los tres espadas quienes tenían así la oportunidad de demostrar la superioridad que presumían y matarían tres toros españoles del Marques de Saltillo y tres nacionales de Tepeyahualco.
Montes tenía la costumbre de visitar la plaza en la que actuaría desde el día anterior de las corridas que toreaba con el interés de familiarizarse con los toros que debía de matar, quedando impactado por el aspecto que presentaba, aún en los corrales del coso, el toro "Matajaca" con el tipo característico de la sangre de Miura que le precedía, con una gran longitud de cuello y muy alto de agujas, por lo que retornó bastante preocupado a su hotel.
Como era de esperarse ya durante la corrida al salir "Matajaca" al ruedo, provocó entre los espectadores una exclamación de asombro, seguida de otra de terror ya que Montes al lancear al toro fue cogido quedando atorado del pitón entre los cordeles con los que se ajustan los machos de la taleguilla y por ello, hubo de permanecer largo tiempo entre las astas del toro. Al levantarse se negó a retirarse a la enfermería realizando una lidia en la que debía de ser de poder a poder para defenderse de las cornadas que constantemente le tiraba "Matajaca".
Al tiempo de entrar a matar, Antonio Montes se tiró desde largo con objeto de cazar a su adversario, pero "Matajaca" se le puso por delante y aún habiendo hundido la totalidad del estoque en las carnes del morlaco, éste le tiró el derrote prendiendo al presunto matador, levantándolo entre los pitones y en esa forma se lo llevó por mas de 4 metros.
La escena fue pavorosa; Ya exhausto el toro y a punto de doblar, bajó la cabeza, cayendo el diestro a la arena del ruedo quien de inmediato fue llevado por las asistencias a la enfermería, en donde le practicaron las curaciones acostumbradas en aquella época, pero sobrevino la gangrena acompañada de fuertes infecciones, muriendo tres días después.
La historia contada por quienes habían presenciado la tragedia, se convirtió en leyenda y así hasta nuestros días ha llegado convertido en un gran drama; Cuentan pues que mientras era velado, dos cirios cayeron sobre el féretro, dejando al cuerpo ya sin vida, parcialmente quemado y que al llegar a su natal Sevilla el barco que lo transportaba naufragó y el ataúd con los restos del torero, estuvo a punto de hundirse en el mar.
Por todas estas circunstancias, la tragedia taurina de "Matajaca" ha sido inolvidable y perdura en la mente de los viejos taurinos tanto de aquí como de allá, al grado que ni el tiempo, mas cien años han pasado y se recuerda como si hubiera acontecido ayer.
Descanse en paz.
Antonio Casanueva
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