FESTEJOS DE ANIVERSARIO
Como guirnalda a los festejos de aniversario de la Plaza México recién se llevaron a cabo dos rituales ¿y por qué digo dos? porque en este país todo se festeja doblemente, empezando por la Natividad donde le llegamos al neutle desde la Noche Buena y lo rematamos con el festejo de Navidad, luego viene la Semana Mayor con su Sábado de Gloria donde brindamos con las “Glorias de Cuba” esas que nos llegan desde la isla destiladas en elixir de ron, hasta acabárnosla el Domingo de Resurrección, así llega el 10 de mayo donde los que tienen madre y los que no también, se ponen hasta la madre y al día siguiente se la curan con una “Piedra” que sabe a madres, ya en septiembre, la noche del grito afinamos la garganta con harto Tequila y al otro día la refinamos en el desfile con un “Changuirongo”, por lo que, ¿que tiene de raro? que en el cumpleaños de la sesentresera Monumental de Insurgentes un jueves saquemos los cuetes en honor del quien llegará a ser ídolo de la capirucha, Miguel Ángel Perera y rematemos la algarabía con la presentación en sociedad de Joselito Adame torero detrás del que van a marchar los demás aztecas y cuyo estilo “Ajulianado” sirvió de preámbulo para rendirnos ante Enrique Ponce, señor feudal de los ruedos de allá y de aquí, quien pa´ decirlo preciso, todo lo hace perfecto y ante su arte no se pone el sol, porque él en si, es un Sol.
UN RABO MAGICO
¡Ay señor juez! Gilberto Ruiz Torres como dice la canción de Tomasito Méndez “Siempre que me hablan de ti es para hacerme llorar, siempre que me hablan de ti es para darme la queja que te ha ido muy mal” todo por abaratar el biombo al desbordarte a favor de Arturo Macias y exhibirlo como un consagrado, aunque eso si el obsequioso exceso le servirá para pueblear al mas puro estilo cavasista esto gracias a que tu en un acto de debilidad acosado por el bullicio de neófitos partidistas esquizofrénicos, le aventaste un rabo el cual tuvo que apechugar a pesar de una de las muestras de rechazo mas agrias que se recuerden en esta plaza, al grado de que el torero, fue forzado ha esconder la cola del torete, en complicidad con un subalterno, al que le entregó el cuerpo del delito, mientras circundaban desconcertados el albero y bueno, como sería el drama vivido que Macias estaba mas pálido que su desabrido tacuchito y a la hora de pretender despedirse en los medios, tuvo que recular, pues el público le impidió con su desprecio llegar hasta el ombligo del ruedo por lo que en nombre del buen crédito que merece esta plaza te pido que cuando reaparezcas recuerdes que los rabos están reservados para lo EXEPCIONAL.
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