_________________________________________________________________________________________________
2 de marzo de 2009
Los olés se congelaron en la México
Gastón Santos fue el triunfador: una oreja
Horacio Soto Castro
Febrero loco y marzo, mucho más, mes que se puso en marcha de muy mala manera.
La penúltima corrida de la temporada se desarrolló bajo un clima polar con mucho viento helado que hizo que se congelaran los olés y el entusiasmo del público, que hizo una mala entrada en la Plaza México, así como las ilusiones y deseos de los alternantes, que no lograron descifrar el juego irregular que dieron los toros de Los Ébanos.
El viento se enseñoreó de la plaza y molestó en forma severa a los matadores, a quienes capotes y muletas los descubría y no les permitió mayores confianzas.
GASTÓN SANTOS
Fue el rejoneador Gastón Santos el triunfador de este gélido festejo al cortar la única oreja de la tarde al toro Azucarero, de Montecristo, que sustituyó a Pollo, de Puerta Grande, que fue protestado airadamente y devuelto a los corrales por su falta de plaza, pues no tenía presencia.
En cambio Azucarero ya era un toro con toda la barba, que al principio se notó algo flojo, pero conforme transcurrió la faena se fue enterando hasta que se entregó y permitió hacer su toreo al centauro potosino, quien cortó su segunda oreja de la temporada y reafirmar así su capacidad torera que lo llevó a torear más que ninguno de sus colegas en la temporada pasada, además fue el segundo entre caballistas y diestros el que más toreó. La actuación de Gastón fue por demás sobresaliente y desplegó su toreo sobre sus finas cabalgaduras.
Gastón hizo reaparecer en la México a Ovidio, su caballo estrella, que fue herido en el mismo escenario y como los buenos toreros, salió con muchos ímpetus al clavar su jinete un rejón al estribo. Luego utilizó a Rayito, quien realizó limpias piruetas y clavar una banderilla por dentro en forma atrevida. Vino Tenorio con el que toreó y templó brillantemente la embestida de la res y realizó la balotada en banderillas. Con Urbano clavó banderillas a dos manos, toreando limpiamente a pesar de que lo dejó llegar muy cerca de la grupa. Y remató su faena con las banderillas cortas que hicieron que el público se entusiasmara. Y para firmar esa destacada labor se tiró de frente y clavó el rejón en todo lo alto de efectos mortales. Una oreja y vuelta entre aclamaciones.
LOS ÉBANOS
Entre el viento y los toros de Los Ébanos se estrellaron los buenos deseos de toreros y público. Los toros estuvieron aceptablemente presentados, pero de juego irregular, que acudieron sin mucho celo a los caballos; fueron indefinidos y desarrollando genio que no permitieron florituras y los alternantes no supieron descifrar ese juego irregular, además de que les faltaron recursos. Los toreros estuvieron tesoneros, valientes y buscando sacarles mayor provecho. Hubo detalles buenos, pero sin llegar a redondear.
HUMBERTO
El diestro de Ocotlán, Humberto Flores, reapareció luego de la cornada que sufrió en ese coso, pero que no le dejó mella en su ánimo. Estuvo valiente, exponiendo y buscando el triunfo a costa de su integridad y en su primero sacó un puntazo en la pierna izquierda. Se quedaba corto y arrollaba. Le dio pases de aliño y le dejó media, para saludar en el tercio.
Su segundo salió con la cabeza suelta y tirando los gañafonazos. No hubo forma de que lo sujetara y aún así logró sacarle buenos muletazos. Se quedaba corto y otras arrollaba. No tuvo mucha tela de donde cortar y terminó toreando por alto y adornos muy forzados. Pinchazo y estocada contraria para saludar en el tercio.
JOSÉ MAURICIO
Ya le decíamos que José Mauricio está que no cree en nadie y salió con las banderas desplegadas buscando el triunfo a toda costa. Y en su primero, desde que se abrió de capa a despecho del viento, ejecutó chicuelinas muy ajustadas y en quites se echó gallardamente el capote a la espalda para ejecutar gaoneras ajustadas sin moverse un milímetro. Se fue al centro del ruedo con la franela en la mano derecha y citó al morito que acudió pronto y logró dos cambiados escalofriantes por la espalda, y por delante un ayudado y el de pecho que hicieron calentar el ambiente y por momentos se descongelaron los olés. El viento arreció y tratando de aminorarlo bajó mucho la muleta y logró dos muletazos en redondo por la izquierda. Terminó con la cabeza arriba. Mal a la hora de matar y escuchó un aviso.
Su segundo salió rebrincando y de embestida muy descompuesta, tirando de cabezazos. Le intentó, pero nada más y decidió lidiarlo y lo hizo adecuadamente. Media y descabello. Silencio.
PEPE LÓPEZ
Pepe López también salió queriéndose comer al mundo. Estuvo muy torero y valiente, una larga afarolada de inicio y luego lanceó. El morito con más recorrido que sus hermanos le fue sacando naturales y ayudados de buena exposición. Se vio con sitio y muchos deseos y fue imponiendo sus condiciones. Logró una tanda de naturales extraordinarios, pero hasta ahí se le cayó la faena que no pudo enmendar. Pinchazo y estocada y un aviso.
Con el que cerró plaza poco pudo hacer, pero siguió en plan valiente. El toro manseó. Le intentó y el viento se puso irresistible. También mal a la hora de matar y escuchó otro aviso a punto de escuchar el segundo.
Saludaron en el tercio los subalternos Christian Sánchez y Raúl Bacelis.
Se despidió de la profesión de varilarguero Delfino Campos, quien dio la vuelta acompañado de sus colegas.
ESTO
Los olés se congelaron en la México
Gastón Santos fue el triunfador: una oreja
Horacio Soto Castro
Febrero loco y marzo, mucho más, mes que se puso en marcha de muy mala manera.
La penúltima corrida de la temporada se desarrolló bajo un clima polar con mucho viento helado que hizo que se congelaran los olés y el entusiasmo del público, que hizo una mala entrada en la Plaza México, así como las ilusiones y deseos de los alternantes, que no lograron descifrar el juego irregular que dieron los toros de Los Ébanos.
El viento se enseñoreó de la plaza y molestó en forma severa a los matadores, a quienes capotes y muletas los descubría y no les permitió mayores confianzas.
GASTÓN SANTOS
Fue el rejoneador Gastón Santos el triunfador de este gélido festejo al cortar la única oreja de la tarde al toro Azucarero, de Montecristo, que sustituyó a Pollo, de Puerta Grande, que fue protestado airadamente y devuelto a los corrales por su falta de plaza, pues no tenía presencia.
En cambio Azucarero ya era un toro con toda la barba, que al principio se notó algo flojo, pero conforme transcurrió la faena se fue enterando hasta que se entregó y permitió hacer su toreo al centauro potosino, quien cortó su segunda oreja de la temporada y reafirmar así su capacidad torera que lo llevó a torear más que ninguno de sus colegas en la temporada pasada, además fue el segundo entre caballistas y diestros el que más toreó. La actuación de Gastón fue por demás sobresaliente y desplegó su toreo sobre sus finas cabalgaduras.
Gastón hizo reaparecer en la México a Ovidio, su caballo estrella, que fue herido en el mismo escenario y como los buenos toreros, salió con muchos ímpetus al clavar su jinete un rejón al estribo. Luego utilizó a Rayito, quien realizó limpias piruetas y clavar una banderilla por dentro en forma atrevida. Vino Tenorio con el que toreó y templó brillantemente la embestida de la res y realizó la balotada en banderillas. Con Urbano clavó banderillas a dos manos, toreando limpiamente a pesar de que lo dejó llegar muy cerca de la grupa. Y remató su faena con las banderillas cortas que hicieron que el público se entusiasmara. Y para firmar esa destacada labor se tiró de frente y clavó el rejón en todo lo alto de efectos mortales. Una oreja y vuelta entre aclamaciones.
LOS ÉBANOS
Entre el viento y los toros de Los Ébanos se estrellaron los buenos deseos de toreros y público. Los toros estuvieron aceptablemente presentados, pero de juego irregular, que acudieron sin mucho celo a los caballos; fueron indefinidos y desarrollando genio que no permitieron florituras y los alternantes no supieron descifrar ese juego irregular, además de que les faltaron recursos. Los toreros estuvieron tesoneros, valientes y buscando sacarles mayor provecho. Hubo detalles buenos, pero sin llegar a redondear.
HUMBERTO
El diestro de Ocotlán, Humberto Flores, reapareció luego de la cornada que sufrió en ese coso, pero que no le dejó mella en su ánimo. Estuvo valiente, exponiendo y buscando el triunfo a costa de su integridad y en su primero sacó un puntazo en la pierna izquierda. Se quedaba corto y arrollaba. Le dio pases de aliño y le dejó media, para saludar en el tercio.
Su segundo salió con la cabeza suelta y tirando los gañafonazos. No hubo forma de que lo sujetara y aún así logró sacarle buenos muletazos. Se quedaba corto y otras arrollaba. No tuvo mucha tela de donde cortar y terminó toreando por alto y adornos muy forzados. Pinchazo y estocada contraria para saludar en el tercio.
JOSÉ MAURICIO
Ya le decíamos que José Mauricio está que no cree en nadie y salió con las banderas desplegadas buscando el triunfo a toda costa. Y en su primero, desde que se abrió de capa a despecho del viento, ejecutó chicuelinas muy ajustadas y en quites se echó gallardamente el capote a la espalda para ejecutar gaoneras ajustadas sin moverse un milímetro. Se fue al centro del ruedo con la franela en la mano derecha y citó al morito que acudió pronto y logró dos cambiados escalofriantes por la espalda, y por delante un ayudado y el de pecho que hicieron calentar el ambiente y por momentos se descongelaron los olés. El viento arreció y tratando de aminorarlo bajó mucho la muleta y logró dos muletazos en redondo por la izquierda. Terminó con la cabeza arriba. Mal a la hora de matar y escuchó un aviso.
Su segundo salió rebrincando y de embestida muy descompuesta, tirando de cabezazos. Le intentó, pero nada más y decidió lidiarlo y lo hizo adecuadamente. Media y descabello. Silencio.
PEPE LÓPEZ
Pepe López también salió queriéndose comer al mundo. Estuvo muy torero y valiente, una larga afarolada de inicio y luego lanceó. El morito con más recorrido que sus hermanos le fue sacando naturales y ayudados de buena exposición. Se vio con sitio y muchos deseos y fue imponiendo sus condiciones. Logró una tanda de naturales extraordinarios, pero hasta ahí se le cayó la faena que no pudo enmendar. Pinchazo y estocada y un aviso.
Con el que cerró plaza poco pudo hacer, pero siguió en plan valiente. El toro manseó. Le intentó y el viento se puso irresistible. También mal a la hora de matar y escuchó otro aviso a punto de escuchar el segundo.
Saludaron en el tercio los subalternos Christian Sánchez y Raúl Bacelis.
Se despidió de la profesión de varilarguero Delfino Campos, quien dio la vuelta acompañado de sus colegas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tus comentarios a esta entrada