04 marzo 2009

Sobre el gran picador Delfino Campos

y su familia

María López Gutiérrez

01/03/2009

El gran picador de toros Delfino Campos. Fotos María López Gutiérre

Hace varios años como era costumbre asistía a la plaza México acompañada de mis padres, no sé porque se nos hizo costumbre sentarnos en barrera de sol arriba del burladero de picadores, en aquel entonces éramos un número grande de aficionados que no fallábamos a ninguna novillada ni corrida que se diera en la plaza, entre ese grupo mis padres y yo tuvimos la oportunidad de conocer a la esposa de Don Delfino Campos, Nora Escalante y a su hija Sandra Campos, porque en aquellos tiempos se permitía meter a la plaza dulces y entre los que nos conocíamos nos compartíamos entre todos, desde ese entonces aproximadamente hace 20 años siguió la amistad entre ambas familias y por consecuencia la trayectoria de picador de don Delfino y los inicios de su hijo “Curro” que estaba pequeño en aquel entonces.

Aquí me sucedió algo muy curioso, el momento de partir plaza es algo muy bonito y por el Angulo se puede apreciar muy bien los bordados de la espalda de todos los que parten plaza y me llamaba mucho la atención la personalidad de un picador, bien vestido, erguido, con porte, algo especial lo diferenciaba de los demás, sin ofender a nadie, no sé que era y yo no sabía quién era ese picador, pero tarde a tarde lo identificaba por ese porte, ya después al conocer a su familia me entere que era don Delfino. Con el tiempo lo que empezó a cambiar en mi en una corrida o novillada, era estar sentada a lado de la familia de don Delfino Campos, pues cuando uno no tiene la amistad o vive esos momentos cerca de la familia todo se ve diferente, generalmente los menos reconocidos y mas abucheados en muchas tardes son los picadores, cuando su labor es muy importante y en muchas ocasiones un buen o mal puyazo puede depender mucho del desarrollo de la lidia del toro, antes para mí todo era normal pero cuando salía a picar don Delfino se empezaba a sentir la seriedad y el nerviosismo de su familia, no decían nada, pero se sentía, en cuanto abrían la puerta de caballos todo cambiaba, era silencio y mirada fija hacia el picador, generalmente siempre eran buenas las actuaciones de don Delfino, sin embargo la presencia del riesgo a algún percance existía, más que nada esa era la preocupación y el momento difícil ya después fuera cual fuera el resultado o las dedicatorias del público hacia el picador se sentían también dedicadas a la familia, cuando eran aplausos era muy bonito pero cuando eran otras palabras o expresiones, que fueron pocas ocasiones no era muy grato, pero esos instantes desde que se escuchaba el abrir la puerta hasta que entraban de regreso los picadores se hicieron diferentes para mí en una tarde de toros a lado de la familia Campos, por la convivencia tan cercana y la amistad de tantos años.

Quiero agradecer a la familia Campos por enseñarme muchas cosas sobre la suerte de varas, además de verla y sentirla de una manera diferente al estar en esos momentos a su lado y un agradecimiento muy grande y muy especial que no quiero dejar pasar, que en todas las ocasiones que don Delfino fue merecedor de un trofeo tanto el cómo su familia tuvieron la amabilidad de invitarme a dichas entregas, lo cual me da orgullo y se los agradezco mucho de igual manera me invitaron a algunas fiestas de la unión, compartieron conmigo esos grandes momentos de la trayectoria como picador de don Delfino. Es triste su despedida, todo tiene un principio y un fin pero se va en buenas condiciones, como figura, con buenas facultades, siendo el picador del matador Julián López “El Juli” desde que empezó a venir a México, colocándose con las figuras tanto de España como de México, desafortunadamente por prescripción medica tiene que dejar su castoreño y lo deja en manos de su hijo “Curro” que ojala y llegue a ser una figura de a caballo como su padre lo dejo de ser hoy en el ruedo de la plaza México, siendo una despedida muy emotiva, la cual compartimos en el mismo lugar de siempre pero en esta ocasión además de su esposa, su hija, su hermano Leonardo Campos acompañado de su esposa su hijo Héctor que son taurinos asistieron a la plaza su nueras Yuri con sus hijos Emiliano y Jimena y Mary con sus hijas Yael y Alejandra, en el momento que anunciaron que se despedía don Delfino empezó la nostalgia entre toda la familia y no sé si fue algo nuevo para mí pero no había visto que un picador se parara en el centro del ruedo y le quitara la moña al castoreño y en este caso entregársela a su hijo, como símbolo de que él tiene que seguir su ejemplo, al menos así es como lo sentí, también no había escuchado que a un picador le gritaran ¡torero!¡torero! yo pensé que al conocer a la familia y al estar a su lado me estaban contagiando esa nostalgia y emoción, pero yo iba acompañada de una amiga que era la segunda vez que asistía a una corrida de toros y también sintió esa nostalgia, sin conocer a la familia campos, ya después de haber dado la vuelta al ruedo y regresar a su lugar el público se acercaba y le espesaba su cariño y admiración fue una despedida muy bonita y con mucho sentimiento pues al menos los asistentes a la plaza cercanos a nosotros le demostraron mucho cariño.
Personalmente se despidió un gran picador, una figura, mi picador favorito, don Delfino le deseo la mejor de las suertes en este nuevo paseíllo que comienza en esta etapa de su vida y muchas gracias por todo.

Toriles.com

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