Adolfo Guzmán personaje predestinado, visionario, calado, experimentado y ambicioso dentro del mundo de la Fiesta Brava,en la que nació yseforjo como un hombre de toros adelantado a su época, que sabia por naturaleza, como se debe ver, entender, vivir y transitar, dentro de este mundo de la seda y el oro, de los fracasos y los éxitos, sin los cuales no se pueden entender los unos sin los otros y vaya que Adolfo Guzmán, sabe muchode los del oropel, pero también sabe de cómo evitar los escollos y eso es oro molido en este negocio, razón para que la tinta fluyaa favor de proclamar el advenimiento de la dupla conformada porJosé María Luévanoy Adolfo Guzmán, de el matador no hay mucho que agregar mas que subrayar que posee un toreo barroco, profundo, calador, puro, pleno de arte macizo, de ese que emana de la escuela de lo bien hechoy que ahí estaba esperando que alguien lo pusiera a brillar, cosa que no había sucedido por falta de una administración visionaria, capaz de llevar a un ‘Torero Torerazo’ y no a un jornalero del manojo, del Apoderado que se puede decir mas allá de que lo es, en toda la extensión de la palabra yagregar que si alguien entiende de este asunto de proyectar a un torero hasta la cumbre,es Guzmán y del que estoy seguro, que a estas alturas ya esta ideando el ‘Misticismo Luevanio’ con el que van a empezar a meter gente a las plazas y de paso rescatar ese nicho del toreo romántico, que tanta falta le hace a la fiesta, ¡sean bienvenidos! Torero & Apoderado.
BATEARON A MACIAS
Después de eserabo fantasmagórico con el que se tropezó ArturinMacías en el ‘Cucurucho de la Nochebuena’ y quetuvo que esconderpara así poder terminar una vueltecita al ruedo,algunos hinchas aztecas se elevaron en un sueñoguajiro, por no decir de opio y pensaron que los panzazos “Cavacistas”, los parones de agente de crucero, los franelazos de ‘viene, viene’ quedominaron en la faena de Macías, les iban a hacer cosquillas a los empresarios de la Plaza de Madrid, para colgarlo aunque fuera en el mas débil de los paupérrimos carteles de la Feria de San Isidro ¡Si chucha, como no!, pues los españolesno nada mas no se estriñeron con la broma, sino que ni siquiera repararon en una faena que salió con etiqueta de sobrevaluada,lo que dio como resultado que la empresa de Las Ventasa la hora de las contrataciones demostrara que en Madrid ‘ni los ven ni los oyen ’ y aquí cabe la reflexión ¿De que le valió, a Macías el rabo rabón? ¡de nanches!, pero si hubiera triunfado rotundamente cortando dos orejas, ahorita estaría colgado de un cartel Isidril…que pronto y que caro la vida le pasola factura, o lo que es lo mismo, el fanatismo nacionalista siempre es nefasto.
LOS PREMIOS UNIFICADOS
Como en la Fiesta Brava todo camina de milagro o mas bien a empujones y destiempos, pues no nos habíamos ocupado de los reconocimientos que entregan a los triunfadores de la Temporada de la Plaza México, los gremios, grupos, porras, catervas, peñas, cofradías conformadas algunas por taurinos, otras por aficionados o porsimples entusiastas,pero bueno, todos le echan afición, aunque nadie es dueño de la verdad absoluta y la discrepancia es recurrente y que bueno que así sea, pues sino, no existiría la pasión, mas suelen presentarse ocasiones o temporadas como la que recién terminó, en la que el triunfador absoluto del serial no tiene ni punto de discusión, pues dudar siquiera de que Enrique Ponce es por años luz el grandioso triunfador de la temporada, seria tanto como no recordar aquello que dijo el gitanísimo Agustín Lara en su inmortal ‘Palabras de mujer’ “Aunque no quiera yo, ni quieras tu, lo quiere Dios”así que seria un pecado ir contra la voluntad natural, aunque todo esto sale sobrando pues no creo que en el mundo taurino, exista alguien que aun rayando en la incoherencia se atreviera a negar esa faena Poncista, inconmensurable o lo que es lo mismo a ‘Tapar el sol con un dedo’ ¡ni Dios lo quiera!, pues donde quedaría el prestigio de la afición mexicana ante los ojos del mundo, por ello propongo a todos los gremios, que por esta ocasión unan su bronces en uno solo de tamaño natural y entreguen a Enrique Ponceuna escultura monumental de ‘La Poncina’ para que por siempre se perpetué el recuerdo de una de las faenas mas bellas en la historia, de La Plaza México.
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