Rafael Herrerías, encargado sin mérito alguno de operar la plaza más grande del mundo. En mala hora herencia maldita de Manolo Martínez.
Ha causado daño, tal vez irreparable a la fiesta de los toros en México.
Por su ignorancia, su falta de taurinismo y su entreguismo a toreros extranjeros.
Con su estulticia ha frenado el desarrollo de importantes toreros mexicanos.
Porque no sabe, no puede y no quiere, dar a la fiesta brava, actividad humana plena de valores, el lugar que le corresponde en la sociedad. Como sería su obligación al frente de la Monumental Plaza México.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tus comentarios a esta entrada