- por Luna Turquesa
Existe mucha distancia entre soñar y hacer realidad un sueño. Para ello se requiere preparación, tenacidad, perseverancia y una gran vocación. Pero, aún con todo esto, ninguno se realiza si no hay detrás de todo gran soñador el apoyo y la fortaleza de quien más puede amar a una persona… en este caso, sus padres.
Yo ya estaba emocionada desde que vi a Hilda en el patio de cuadrillas, estaba tratando de imaginar todo lo que ella sentía, ese momento tan intenso en el que ya no se piensa, sólo se dejan fluir los sentidos, que gracias a la acción de la adrenalina, se agudizan al máximo, percibiendo los colores más intensos, oyendo la respiración de los caballos, sintiendo hasta la más fina partícula de arena bajo las zapatillas, la banda de música se escucha claramente, pero no se puede definir cuál pieza es, aunque la hallamos oido cientos de veces… el olor a estiércol te embriaga, y ese olor, te parece increíblemente placentero, y cada vez que lo huelas, así sea en unas caballerizas o en un día de campo en La Marquesa, tu corazón dará un vuelco y desearás, aunque sea una vez más, vivir de nuevo esa sensación… bueno, yo me imagino que eso pasa… habrá que preguntarle a la matadora.
Y es que por más que queramos tratar por igual a un torero que a una torera, pues hay diferencias que se ven a simple vista, como la fragilidad física de una mujer y sus fuerzas. Los capotes, muletas y estoques pesan una enormidad, y esto se duplica cuando se siente miedo. Entonces, para una mujer, además menudita, se dificulta aún más. Y luego esos toros, sobre todo el primero ¡que alto era!
El haber logrado la alternativa en la Plaza México tiene un enorme mérito y una gran importancia. Mi enhorabuena más sincera a Hilda Tenorio y un gran reconocimiento a sus padres, quienes merecidamente han recibido el honor del brindis de alternativa de parte de su hija. Esos padres que aún con todo el miedo del mundo porque a su niña le pase algo, la apoyan. Olé por esa madre que carga su videocámara y cuyas imágenes seguramente habrán salido muy movidas por el nervio, esa madre que es la misma que la vistió en el hotel y que le hizo su colita de caballo, aún deseando que su hija estuviera ese domingo en el cine viendo una de vaqueros, en vez de estar jugándose la vida.
No sabemos a partir de este triunfo de Hilda Tenorio cómo se desarrolle su carrera, ya que los toreros son muy celosos y seguramente habrá muchos que le pongan trabas para alternar con ellos, lo que si sabemos, es que Hilda logró su sueño, tomó la alternativa en la Plaza de Toros México, pasando así, a la historia.
Que este sea sólo un ejemplo para que todo aquel que persiga algo, no deje de correr… hasta alcanzarlo.
También publicada en Obispo y Azabache
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