28/02/2010
- por Alfredo FLOREZ
La firmeza del toreo de Hilda Tenorio y la maestría de Manolo Mejía lograron una tarde triunfal
Con los aplausos que recibieron a Hilda Tenorio en esta tarde histórica de la Plaza México, donde tomó la alternativa de matadora la primer mujer torera que lo hace llevando de padrino al maestro Manolo Mejía, eso auguraba que habría de ser tarde triunfal como varias tardes que se han dado esta temporada en el coso capitalino, pero no se contaba con que el ganado de la dehesa de Autrique que se presentaba en este ruedo, tendría que ver con su mal comportamiento al poco resultado hasta que tuvo que intervenir la maestría de Manolo Mejía y el carisma de la alternativada para que se renovara otra tarde de triunfos importantes.
Los toros de Autrique estando bien presentados todos y con cornamentas desarrolladas, que fueron además bravos para los caballos empujando fuerte y haciendo varios tumbos, fueron sin embargo el factor decisivo para que no hubiera mejor resultado ya que todos tuvieron el gran defecto de embestir con la cara arriba y faltos de claridad en sus embestías, provocando que solo con la maestría de Manolo Mejía y el carisma y ganas de triunfar de Hilda Tenorio, salvaran la tarde al cortarle dos orejas al cuarto toro Manolo y una al que cerró plaza Hilda.
Hilda Tenorio fue investida como matadora de toros con el toro “Victorioso” No. 81 con 490 kg., siendo su padrino el maestro Manolo Mejía y testigo el matador español Ruiz Manuel. Con este toro Hilda Tenorio dejo ver algunos detalles gracias a sus más de 90 novilladas toreadas que le dejaron experiencia para deshacer pronto de este marrajo al que brindo a sus padres que se encontraban en una barrera, pero fueron detalles que le valieron salida al tercio de un buen grupo de partidarios que le animaron siempre a pesar de haberle pinchado antes de meter estocada caída casi entera.
Con su segundo Hilda salió dispuesta a triunfar a como diera lugar y así con dos buenas verónicas y media verónica, más dos parones más y otra media toreando de capa, con la muleta le saco pases a un toro que embestía con la cabeza arriba, pero Hilda le fue extrayendo los pases a base de quedarse quieta, de sacar inspiración en los momentos difíciles y resolviendo la problemática que le presento el de Autrique y con el público de su parte, pincha antes de meter estocada desprendida que tumba al toro patas arriba y creció el entusiasmo para que por petición mayoritaria se le otorgara la primera oreja como matadora de toros y nada menos que en la Plaza México. Al final otro grupo de aficionados la sacaron a hombros hasta la calle entre gritos de ¡Torera, torera!
Y la otra parte triunfal, corrió a cargo del verdadero maestro Manolo Mejía, quien ya había pasaportado a un toro que sin humillar, le extrajo lo que tenía al morito, que la verdad no valía la pena, excepto por el empuje que mostro ante los caballos de picar que derribo tres veces, pero de clase y recorrido, nada. Con su segundo Manolo lo ha entendido, lo ha sometido y le ha sacado una faena que solo la maestría de Manolo podía hacerlo, pues le tomo la distancia, le dio sus tiempos, le llevo bien toreado y templado en sus pases por ambos lados, además de los detalles toreros, como el desdén, el molinete, los remates de cabeza a rabo y hasta un desplante torero. Lo dicho, en Maestro estuvo con este toro, al que por algunos despistados que le aplaudieron, el juez le dio arrastre lento cuando no lo valía. Dos orejas fueron a las manos del maestro cuando terminó de buena estocada que sola ya valía una y al final salida a hombros entre gritos de ¡Torero, torero! Este toro se lo brindo al ex rector de la UNAM Juan Ramón de la Fuente y la porra universitaria con el ¡Goya, cachún, cachún ra, ra, ra! Surcó los aires de la plaza.
El matador español Ruiz Manuel no corrió con la misma suerte de tener por lo menos algunas embestidas regulares de sus dos toros y la gente se metió injustamente con el ibérico, cuando fueron sus toros de los cinco malos embistiendo sin ritmo, ni humillando en ningún momento, aunque empujaron a los caballos también, pero no basta con eso para medir a los toros en su calidad de buenos toros de lidia, lo que calificaríamos de una mala tarde para el ganadero, que al final se aventuró a dar la vuelta al ruedo con la matadora Hilda Tenorio, no sin recibir pitos del respetable al que no se le puede dar coba
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