29 abril 2010

Ahora resulta que...

  • por Alfredo FLOREZ
27/04/2010
Por quedarse quieto o por error vino la cornada (¿?)
Pue sí, ahora resulta que todos los medios se “cuelgan” de la tragedia por la tremenda cornada que recibiera el matador español José Tomás en Aguascalientes. Aquellos diarios que antaño nacieron casi de la fiesta brava o que llegaron a presumir porque tuvieron a los mejores cornistas taurinos del siglo pasado, y luego cayeron en el desdén a la misma fiesta que los vio nacer, con míseras crónicas hasta casi llegar a telegramas en crónicas de faenas triunfales que se merecían un buen espacio.

Y ahora, por la tragedia o mejor llamémosle “amarillismo” que es por lo visto lo que les “vende”. Le han dedicado hasta una plana a esta cornada gravísima de José Tomás, cuando al siguiente día un gran triunfo del matador Sebastián Castella en ese mismo ruedo, ni siquiera les pareció que merecía un espacio digno de la gran labor del matador francés. Claro, no había amarillismo, no había tragedia y volvieron a sus míseros espacios y solo en primera plana recordaban el estado de salud del torero de Galapagar. ¡Qué lástima!

Pero no para ahí todo, hubo comentaristas que se desbordaron en adjetivos para el torero caído, algunos exageraron llamándole “el mejor torero del mundo”, sin permiso, ni comparación con nadie, ni por votación o por estadísticas, ¡Nada! solo como dice un comercial. Por el puro antojo.

Donde dejan entonces a un Enrique Ponce, a un Juli o Morante o cuantos toreros gusten o sea de su predilección. Otros tildaron al toro “Navegante” de Pepe Garfias de “Villano” (¿?) “toro asesino” y algunos, los menos, dijeron que fue un error del torero porque le había “avisado” un par de veces, pero consciente de su toreo estático, el torero no se movió cuando el toro estiró la “gaita”.

También hubo quien le daba el merito al mismo torero que se “agarró” de la pierna y no dejaba pasar la sangre, o a otras personas que brincaron al ruedo para rescatarlo, cuando se vio en un video claramente que fue el subalterno Alejandro Prado, quien sabiendo lo grave de la cornada, sostuvo con su mano las venas que emanaban chorro de sangre, que además fue derramando en el trayecto del ruedo en el callejón hasta la enfermería.

Se vivieron en verdad tiempos de angustia entre los toreros y público asistente, se hablaba de muerte y eso en la fiesta brava no es extraño, así sea con un becerro, novillo o toro, incluso vacas en las ganaderías. La muerte es compañera de la fiesta y es parte del toreo, aquí o en España, en Sudamérica o en Francia y Portugal, siempre que hay un toro, el peligro existe, solo que los modernos medios de difusión, se fijan únicamente cuando hay una tragedia como la recién vivida por el matador José Tomás. Pero se olvidan que también hay arte, hay triunfos y hay gloria acompañada de lo económico también.

Pero ahora resulta que… Cuantos sabios del toreo salen en cuanto hay una tragedia. Que Dios nos libre de tanto “sabio” y de las tragedias también.

Toriles.com

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