los ganaderos de Caparica triunfal vuelta
(18 julio 2010)
en la quinta novillada en la Monumental de Insurgentes
- Alejandro Escárcega
Extraordinarios los novillos de Caparica, propiedad de Don Roberto Viezcas y Don Julio y Don Manuel Muñozcano, vecinos de Zinapécuaro, Michoacán, dehesa fundada en el año de 1978 con divísa colores negro, tabaco y oro, que fueron lamentablemente desperdiciados por el capitalino Manolo Olivares, el poblano David Aguilar y el mexiquense César Ibélles en la quinta novillada en la Monumental Plaza de Toros México.
Abrió el festejo Manolo Olivares (perla y Azabache) con Glorioso, número 285, negro bragado y cornidelantero tovado del izquierdo con 371 kilos, al cual recibió con verónicas y remató con media, llevó al caballo por chicuelinas andantes y quitó por gaoneras; banderilló dejando dos pares al cuarteo y uno al violín; le brindó al raquítico cónclave para hacer una faena con muletazos a media altura; mal con la toledana: cuatro pinchazos con un aviso entreverado que le envió el juez de plaza el licenciado Roberto Andrade. Aplausos al novillo en el arrastre y tibias palmas al capitalino.
El cuarto fué Sonomas, número 273, cárdeno salpicado listón bragado meano y cornidelantero con 395 kilos, al cual recibió con un farol en los medios y con la pañosa una faena con muletazos en la puerta de arrastre enmedio de un fuerte viento y estocada para saludar en el tercio y aplausos al novillo en el arrastre.
El poblano David Aguilar (tabaco y oro) escuchó los tres avisos con Rociero, número 248, negro listón bragado meano caribello rabicano y cornidelantero con 395 kilos; con el percal, verónicas de recibo y al llevar al caballo fué trompicado al quedar atravezado; quitó por saltilleras y banderilló con mas pena que gloria. Con la muleta, muletazos en la contraquerencia y fatal con el acero. Pitos al poblano y aplausos al astado.
El quinto fué Don José, número 272, negro listón y cornivuelto con 420 kilos al cual recibió con tres faroles en los medios, tirandose al suelo con cada embestida del de Caparica. Al salir del puyazo, el noble astado dió una vuelta de campana al llevar los pitones arrastrando la arena. Banderilló nuevamente dejando los palitroques de cualquier forma. Con la pañosa, derechazos de hinojos bajo la lluvia y naturales en la puerta de cuadrillas a las nobles embestidas del astado. Aplausos al novillo en el arrastre y silencio para el poblano.
El mexiquense César Ibélles (albo y oro) desperdició al extraordinario Don Ma, número 291, negro bragado meano y cornicorto con 410 kilos; con el percal verónicas, chicuelinas andantes y navarras. Le brindó a su padre Raúl Ibélles para hacer una faena con muletazos con la siniestra y fatal con la espada; ocho pinchazos hasta escuchar los tres avisos. Arrastre lento al extraordinario novillo y pitos al novillero.
Cerró el festejo con Pablis, número 259, negro bragado y cornidelantero con 370 kilos; nada con el percal y muletazos sin eco en el tendido; despachó de pinchazo y estocada para escuchar silencio y aplausos al novillo en el arrastre.
La afición obligó a los ganaderos de Caparica a dar triunfal vuelta al ruedo al terminar el festejo después de despedir a los tres novilleros con sonora rechifla.
La Fiesta Brava, Valor, Técnica y Sentimiento
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Toros en la México
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