- por: HÉCTOR BUDAR
Son las siete de la noche, dentro de una hora más o menos llegaremos a Irún, la frontera española.
Llevo diez horas metido en este tren lleno de vacacionistas y apenas hace tres horas conseguí asiento; 7 horas de pie, viendo los Pirineos sin verlos, pues aún tengo el espíritu saturado del cariño del que estuve rodeado en Arles.
Durante 10 horas he soportado incomodidades sin darme cuenta, solo soñando y recordando aquellos años novilleriles en Francia.
Por fin llegamos a Irún, mañana a primera hora estaré en Pamplona. En el tren me entero de la gran dificultad para conseguir habitaciones, pues de todas partes del mundo ha llegado turistas y seguirán llegando:
Ya en la ciudad Navarra a través del Departamento de Turismo consigo alojamiento en una casa particular.
6 de Julio
El programa dice que a las 12 p.m. el Alcalde de la ciudad inaugurará la Feria. Me uno al regocijo popular y al igual que todos me dirijo a la pequeña plaza que hay frente al Ayuntamiento; es un mar de gentes, apretones, codazos y pisotones por todos lados, pero la gente todo lo soporta y solo están contando los minutos que faltan para que el Alcalde de por iniciadas las festividades del Santo Patrón. Que raro ambiente, todo mundo empuja, tal parece que toda esta multitud ha venido a pedir un extraño permiso para dar rienda suelta a su alegría contenida durante un año. Se nota un ambiente de emoción, las 12 en punto, el Alcalde aparece en el balcón y grita ¡Viva San Fermín! Viva responde el gentío; más que oírse se siente un bombazo, a partir de ese momento se rompe la tranquilidad de esta bonita ciudad, todo mundo canta, grita, hace ruido con todo lo imaginable, lata, cacerolas, pitos y pequeñas bandas que se organizan para recorrer las calles. Todos en coro cantan el himno de esta fiesta…Uno de enero, dos de febrero, tres de marzo , cuatro de abril, 5 de mayo, 6 de junio, 7 de julio San Fermín.
Turistas de todas las nacionalidades y razas toman fotos pero el ambiente único que hay en esta fiesta no puede ser captado con una cámara, por lo tanto guardo la mía y decido unirme a esta alegría desbordante. Me abrazo a un grupo de jóvenes de ambos sexos y más que bailando voy brincando y cantando, uno de enero, 2 de febrero, 3 de marzo, 4 de abril, 5 de mayo, 6 de junio, 7 de julio San Fermín.
7 de julio
Hoy empiezan las corridas de toros que han dado fama a esta feria.
Son las seis de la mañana y ando en busca de un lugar estratégico para observar el recorrido que hará el encierro que se lidiará hoy en la tarde. Por fin consigo que una familia me acepte en su balcón en la cuesta de Santo Domingo, junto a donde se encuentra el nicho de San Fermín; preparo y ajusto mi cámara para tener a foco el objetivo ya que mi intención es filmar todos los encierros de diferentes sitios.
La guarida civil ha desalojado la calle de Estafeta por donde pasarán los toros, pro aquí debajo de donde estoy están los mozos con su atuendo blanco, y faja, paliacate rojo, con periódicos enrollados cantándole a San Fermín.
Por estar filmando mi entorno no me doy cuenta de la hora solo escucho el estruendo de un chupinazo (bombazo). La valla policiaca se desorganiza y todos buscan refugio en las vigas. Cosa curiosa los mozos que están esperando la salida de los toros, en vez de correr hacia la plaza corren a encontrarlos, se oyen los cencerros de los cabestros que los conducen a la plaza, vienen envueltos en un tropel de corredores, pasan debajo de mi refugio sin ningún problema. Me despido de las personas de la casa y salgo a toda prisa rumbo a la plaza, a mi paso me entero que hubo dos corneados. Una vez que han entrado los toros a la plaza y del ruedo a los chiqueros, sueltan las vaquillas que completan la diversión.
He presenciado 6 corridas y no resisto la tentación de correr con el último encierro, así que me compro mi vestimenta blanca, mi faja, el paliacate y una gorra roja y me decido a ser uno más de los corredores de éste ultimo evento, me acerco a la placita municipal, me aparezcan, imito a los que ya conocen la travesía y alguien me grita por la orilla de la banqueta no te subas, los cencerros se oyen más y más cerca, ya los tengo a mi lado, corro con más velocidad sin dejar de correr siento que ya pasaron, fueron sólo unos segundos pero han sido los más angustiosos y emocionantes de mi vida, sigo corriendo por la calle de Estafeta y al llegar a la Telefónica paro y me pongo a gritar como loco.
Ya voy en el tren rumbo a Madrid con mis emociones encontradas. Me hago la promesa de volver, mientras en mi mente bulle el himno de estas fiestas: uno de enero, 2 de febrero, 3 de marzo, 4 de abril, 5 de mayo, 6 de junio, 7 de julio, ¡VIVA SAN FERMÍN! .
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