08 noviembre 2010

Crónica Primera corrida Plaza México

ZOTOLUCO con una media de cartél...
la foto es de Edmundo TOCA
07/11/2010
Pésimo encierro de San José en la inauguración de la Temporada Grande en la Monumental Plaza de Toros México
  • Alejandro Escárcega

Ante un lleno en los tendidos de la Monumental Plaza de Toros México y con una doble venta de boletos por culpa de Ticketmaster, según explicó la Empresa del coso en detrimento de las acreditaciones que expidió la misma para la prensa, se dio la primera corrida de la Temporada Grande en la cual se corrió un descastado encierro de San José, propiedad de Don José Arturo Jiménez Mangas, vecino de Aculco, Estado de México, dehesa fundada en el año de 1989 y con los cuales Eulalio López Zotoluco, escuchó aplausos y pitos, regaló un séptimo de la ganaderia de Jorge María al cual le cortó una oreja, Enrique Ponce, saludó en el tercio y escuchó silencio y el queretáno Octavio García El Payo, silencio y aplausos, regaló un octavo de Santa Maria de Xalpa al cual le cortó dos merecidas orejas.

Después del paseillo la Porra Libre le otorgó a Enrique Ponce un trofeo como triunfador de la temporada antepasada. Abrió el maratónico festejo con un frio invernal, Eulalio López Zotoluco (azabache y oro) con Guadalupano, número 318, cárdeno obscuro bragado y cornidelantero con 485 kilos, cadenciosas verónicas rematadas con una media de cartél; con la pañosa derechazos rematados con el martinete, se cambió a la siniestra y nada digno de comentar, volvió a la diestra y cuatro coreadas series de derchazos, adornandose con un abaniqueo por la cara; estocada caida y descabello para escuchar discretos aplausos.

El cuarto fué Don Raúl, número 244, cárdeno obscuro bragado meano y cornivuelto con media tonelada de peso, nada con el percal y faena sin eco en el tendido, con la toledana, cuatro pinchazos y estocada para ser abroncado y pitos al toro en el arrastre.

Regaló un séptimo, éste de la ganaderia de Jorge María, Insurgente, número 848, cárdeno obscuro bragado meano y cornivuelto con 485 kilos al cual recibió con una cambiada de rodillas en tablas y con la muleta, pases de tanteo, derechazos y naturales en el tercio ante el delirio del público, coronadas con un estoconazo para cortar una oreja que le otorgó el juez de plaza Gilberto Ruiz Torres y que le entregó el alguacilíllo Armando Ortega.

Enrique Ponce (azul rey y oro) con Tata, número 290, cárdeno claro bragado meano y cornivuelto con 468 kilos, verónicas caminandole del tercio a los medios, rematadas en la misma boca de riego. Hízo una faena con lentos muletazos de castigo y derechazos deletreados, asi como naturales en la querencia y la poncina en tablas, cuatro derechazos con una rodilla flexionada; pinchazo y estocada para saludar en el tercio.

El quinto fué Don Diego, número 310, cárdeno nevado bragado meano careto calcetero y cornivuelto con 472 kilos, el cual fué ruidosamente protestado por el público por su poca presencia y fué cambiado por el primer reserva, Rotundo, número 236, negro bragado y cornidelantero con 496 kilos, nada con el percal y con la pañosa una faena con muletazos a media altura; estocada y descabello con un aviso entreverado para escuchar silencio y pitos al toro en el arrastre.

El queretáno Octavio García El Payo (azul marino y oro) con Tacazo, número 222, cárdeno salpicado bragado meano y cornivuelto tocado del derecho con 493 kilos, con el percal solo un farol de rodillas y con la muleta, un péndulo en la boca de riego y allí el toro ya no quízo saber nada de embestir y salió huyendo; pinchazo y estocada para que El Payo escuchara silencio y pitos al toro en el arrastre.

El sexto fué Contundente, número 300, entrepelado bragado y cornivuelto con 470 kilos, el cual no se dejó pegar ni un capotazo ni un muletazo; con la toledana, una certera estocada para escuchar aplausos y pitos al toro.

Regaló un octavo, éste de la ganaderia de Santa Maria de Xalpa, Ilusión, número 745, zaino y cornidelantero con 465 kilos, buenas verónicas y bregó hacia el caballo; después de brindar al congelado público, dos escalofriantes péndulos en los medios y al dar un muletazo fué prendido y cayó horrorosamente de cabeza, regreso de la enfermeria cinco minutos después, sin chaquetilla ni corbatín y con el chaleco desabrochado; muletazos y estocada para cortar dos orejas y ovación al bravo burel en el arrastre, se volvió a desbanecer y fué llevado nuevamente a la enfermeria.

La Fiesta Brava, Valor, Técnica y Sentimiento

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Toros en la México

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