- Alejandro Escárcega
Con un lleno en numerado y con más aficionados que villamelones en una tarde sin viento, se corrieron dos toros de Garfias para rejones y siete de Barralva para los toreros de a pie.
Abrió el festejo el rejoneador luso-español Diego Ventura (usanza española en burdeos) con Olas de Plata, número 198, cárdeno obscuro y cornidelantero con media tonelada de peso; lo recibió con Triana, dejando un rejón sin lucir, con Nazari, toreando en el estribo, dos banderillas al cuarteo, con Morante, una banderilla mordiendo el equino al burel en el costado derecho, conCalifa, tres banderillas cortas al relance y dejó el rejón de muerte; leve petición de oreja y todo quedo en salida al tercio.
A Fina Estampa, número 23, castaño nevado y paliabierto con 480 kilos, lo recibió con Triana,dejandole un rejón más atrás que adelante y otro sin trascender en el tendido, montó a Oro y cambió 180 grados la decoración, lo toreó al estribo y dejo dos banderillas al quiebro ante el delirio del público, fué por Califa para dejar tres rosas en el morrillo del de Garfias y un par más de banderillas cortas; certero rejón de muerte y el juez de plaza Gilberto Ruiz Torres le otorgó dos orejas que le entregó el alguacilíllo el doctor Saúl Rivera.
A pie, el español Miguel Ángel Perera (esmeralda y oro) con Becado, número 50, cárdeno obscuro bragado y cornivuelto con 473 kilos, mandiles rematados con una media, quitó por tafalleras en la mismísima boca de riego. Sin brindar, muletazos de tanteo y tres series de derechazos; con la siniestra, cuatro naturales y dos dosantinas, al rematar fué herido con una banderilla en el ceja derecha; se fué tras el acero para dejar cincho pinchazos y una media con dos avisos entreverados para escuchar pitos al igual que el queretáno en el arrastre.
El sexto fué Jinete, número 169, zaino y cornidelantero con 472 kilos, nada con el percal, pésimamante banderillado y sin brindar, una faena gélida, estocada envainada, pinchazo y estocada para escuchar más pitos y aplausos al toro en el arrastre.
Recurrió al toro de regalo, Brujo, número 20, zaino y cornivuelto con 480 kilos, solamente bregó con el percal y ahora si se animó a brindarle al público, para dar tres muletazos estatuarios en el tercio y derechazos ahí mismo; se lo llevó a los medios y le recetó dos dosantinas deletradas; con la siniestra, naturales en la boca de riego y un pase de pecho de vuelta entera; con la toledana, fatal: dos pinchazos sin soltar, tres pinchazos y estocada con un aviso para saludar en el tercio con el público que ya buscaba la salida de la Monumental de Insurgentes.
El queretáno Octavio García El Payo (solferino y oro) a Canelo, número 51, cárdeno obscuro bragado meano y cornivuelto con 510 kilos, lo veroniqueó aseadamente y lo quitó por chicuelinas. Le brindó al cónclave, para ejecutar tres series de derechazos y tres dosantinas en la puerta de arrastre; con el acero, dejó una estocada delantera para cortar una oreja que le entregó José Julián Ayala.
El séptimo fué Luévano, número 15, entrepelado y cornidelantero con 470 kilos, nada con el capote y sin brindar una faena derechista en la puerta de arrastre qué fué en donde se acomodó el queretáno; con la siniestra, una desangelada tanda de naturales y otras tres series más de derechazos; se fué tras el acero para dejar una estocada y un descabello con un aviso entreverado para dar protestada vuelta al ruedo.
El aguascalentense Arturo Saldívar (esmeralda y oro) a Cortinero, cárdeno claro nevado bragado y cornidelantero tocado del derecho con 480 kilos, lo recibió con dos cambiados de hinojos en tablas; con la pañosa después de brindarle al público, faena en la contraquerencia con muletazos por ambos pitones y remates rodilla en tierra; se adornó con cuatro ajustadas manoletinas y con la toledana, pinchazo en lo alto y estocada para saludar en el tercio.
El octavo fué Niebla del Riachuelo, número 49, entrepelado bragado y cornivuelto con 475 kilos, al cual recibió con sabrosos mandíles rematados con luminosa media; llevó toreramente al caballo y quitó por chicuelinas entreveradas con tafalleras. Con la pañosa, el toro se rajó y a regañadientes el aguascalentense lo muleteó; pinchazo y estocada para escuchar aplausos y sonora rechifla al manso y descastado burel en el arrastre.
La Fiesta Brava, Valor, Técnica y Sentimiento
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Toros en la México
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