Otro Aniversario de Fermín Rivera
- Por: Antonio Casanueva
En virtud que ayer, 29 de junio, se cumplieron 20 años de la muerte del gran torero potosino Fermín Rivera y quien fuera además el padre y mentor de “Curro”, la gran figura de los últimos años en nuestro país, pareciera oportuno dedicarle en este número, un sencillo homenaje tanto a su personalidad como a su paso por nuestra Fiesta.
Fermín Rivera a quien se le recordará por muchos años por sus grandes faenas a los toros “Clavelito”, “Clavelito II” y “Clavelillo”, lo tres procedentes de la ganadería zacatecana de Don Julián Llaguno de quien fuera un particular y muy estimado amigo .
con el toro Juan Pirulero |
Fermín Rivera, como mi padre, fue oriundo de San Luís Potosí, y tal vez por esa misma razón y por largos años, mantuvieron una larga amistad. Nació en esa bella tierra, el 20 de marzo de 1918. se presentó como novillero en su tierra natal, cuando solo contaba con 13 años de vida, debutando en “El Toreo” capitalino dos años después en un festival taurino, debutando formalmente en esa misma plaza, el 3 de junio de 1934, fecha en la que inició formalmente una sensacional y exitosa campaña novilleril, actuando consecutivamente durante 9 o 10 novilladas , con éxitos relevantes que lo llevarían a tomar la alternativa en esa misma plaza durante la siguiente temporada formal .
La ceremonia se realizó como ha quedado dicho en el mismo coso “El Toreo” capitalino que se encontraba ubicada en la colonia condesa, el 8 de diciembre del mismo año, siendo su padrino nada menos que El llamado “Maestro de Saltillo” Fermín Espinosa Armillita Chico” , quien en aquella ceremonia, le cedió al toro “Parlero” de la ganadería tlaxcalteca de Rancho Seco.
Luego de la alternativa, Fermín tuvo constantes triunfos en todas las plazas de la república, aplaudido y exigido por todos los públicos del país, hasta que por un desafortunado incidente con el cacique Maximino Avila Camacho, quien por esos tiempos fuera el hombre fuerte del país todavía en etapa post-revolucionaria y ante la amenaza de muerte, que blandía sobre su cabeza, debió huir de México, refugiándose en Portugal, ya que por desgracia, estaba imposibilitado de torear en España con quien México había roto el convenio taurino por el llamado “Boicot del miedo”, que se mantuvo vigente de 1936 a 1944 .
...grandes faenas a los toros “Clavelitos”... |
A la muerte de tan peligroso y cruel enemigo de quien se llegó a decir que lo odiaba y al simple conjuro de su nombre, solía repetir una y otra vez sus terribles amenazas, no pudiendo regresar Fermín, a nuestro país, sino hasta 1945, en donde y por la poca actividad durante ese lapso, sufrió varias cornadas que dificultaron retomar el liderazgo que llegara a ostentar previo a su abandono de nuestro país.
Una vez reanudado el convenio Hispano-Mexicano, Fermín se decidió a regresar a las plazas españolas, en donde llegó a torear hasta 25 corridas consecutivas durante en esa primera temporada, permaneciendo durante el invierno en España para llegar a suma hasta 44 actuaciones al año siguiente, siendo sin duda, su mayor triunfo la tarde de su confirmación de alternativa en Madrid el 8 de julio de 1945 en que recibió la bola de la confirmación de manos de “El Andaluz”, quien le cedió al toro llamado “Algarrobo” procedente de la ganadería de Sánchez Fabrés sido el testigo, Manolo Escudero.
Volviendo a los grandes triunfos obtenidos en nuestro país, de los que como mencionamos al principio de este escrito, entre muchas otras, aún se recuerdan las grandes faenas realizadas a los toros “Clavelitos” de Torrecillas, cerrando su actividad profesional durante una inolvidable tarde en la Monumental Plaza México, el 17 de diciembre de 1957 durante la décima corrida de aquella temporada en la que alternando con el llamado “Mejor Muletero del Mundo” Manuel Capetillo y el español Antonio Borrero “Chamaco” en una tarde en que estando lleno a reventar el coso de Insurgentes, fue obligado de dar una apoteósica vuelta al ruedo al inicio de la corrida, para inmortalizar a “Juan Pirulero”, lidiado en el primer sitio del transcurso de tan inolvidable corrida, superándose con el quinto de la tarde, de nombre: “Clavelito III”, ambos de Torrecilla, al que le cortó las orejas y el rabo, entre aclamaciones del público que lo aclamaba con respeto, apareciendo sorpresivamente en el ruedo del monumental coso, “Armillita Chico” ahora, para desprenderle -entre aclamaciones- el añadido.
Años después, por aquello del llamado gusanillo de la afición, volvió a la actividad taurina, retirándose definitivamente en la ciudad de Tijuana, B.C. durante una corrida especialmente montada párale efecto, durante el año de 1960. Torero de fuerte carácter y acusada personalidad, Fermín Rivera, como ha quedado explicada arriba, solía tener fuertes enfrentamientos personales con los humanos tanto dentro como fuera del ruedo y no siempre con la capacidad necesaria para superarlos, siendo –por otro lado- ejemplarmente cariñoso y atento con sus amigos, como lo demostraba la magnífica relación de respecto y cariño mantenida con mi padre. Finalmente, retirado de la profesión, se convirtió en ganadero, adquiriendo unos terrenos en Ojuelos, Jalisco, sitio en donde murió como queda dicho, en 1991.
Antonio Casanueva
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