07 julio 2011

Rincón Taurino (Julio 7, 2011)

“ LOS SNOBS  I “
Por :Antonio Casanueva

En días pasados, mas concretamente el 25 de junio, apareció en diarios españoles una columna del calificado periodista taurino español  Domingo Delgado de la Cámara , reproducida por el Blog taurino de internet EN LOS MEDIOS, con tanta verdad y guasa que Rincón Taurino, aunque por lo general,  no ha pretendido convertirse en  un reproductor de las ideas y mucho menos de los artículos de  terceros, no ha podido evitar, el deseo de reproducir sus partes medulares, para sus lectores, ya que en  “Los Snobs”, que tal es el nombre del  sensacional artículo,  refleja de una manera clarísima la realidad taurina de aquel país, así como una   similitud de cuanto ha venido aconteciendo en el nuestro.

Así pues, aquí tiene usted amigo lector, “Los Snobs” a que se refiere el párrafo anterior, que lo disfrute.

SNOBS ”según El Diccionario de la Real Academia Española, no es otra cosa que la persona que imita con afectación, las maneras y opiniones, etc. de quienes considera distinguidos…

Así la clásica diferencia entre los aficionados y público en general, ya no es válida. Hoy en día casi no quedan aficionados , ni tampoco público municipal y/o sencillo.  Ahora todo lo ocupan “Los Snobs”.  Estamos asistiendo a una clara invasión de los Snobs.  Antes, el aficionado era  el espectador de calidad que  conocía el intríngulis del espectáculo taurino.  El público en general, por su parte, era una masa de personas ingenuas y apasionadas, que aplaudían incansables al torero.

La salud de la Fiesta  se basaba en el equilibrio entre ambos bandos. La masa, con su virginidad mental, aupaba al torero y lo hacía triunfar. Los aficionados, con su sabiduría y exigencia, eran el freno para que las cosas no se excedieran.  En la tensión entre ambos bandos,  se basaba la salud del espectáculo. El aplauso de la masa, garantizaba los triunfos; el aficionado  salvaguardaba la esencia de la fiesta.

 La masa siempre ha sido partidaria de los toreros valientes y arrojados. Los aficionados, mas críticos,  tomaban partido por los toreros poderosos y de buena técnica. La masa  quedaba deslumbrada por los heterodoxos; que contaban con el apoyo de los aficionados. La masa  hizo de Juan Belmonte, Manolete y El Cordobés, auténticos dioses en vida. Por su parte, los aficionados del tiempo de Belmonte, se decantaban por Joselito,  los del tiempo de Manolete, admiraban a Pepe Luís Vázquez. Y los del tiempo de El Cordobés se inclinaban por Antonio Ordóñez.

Hubo excepciones, claro. Pero en general los aficionados se decantaron por los toreros clásicos y ortodoxos. Los aficionados se dieron cuenta de las aportaciones de los heterodoxos a toro pasado. Así fue siempre; una masa propiciando apoteosis y unos aficionados poniendo las cosas en su sitio… Y La Fiesta estaba sana, con una salud basada   en la interacción de ambos bandos. 

Nada de esto existe ya. A partir de los años setenta y como consecuencia del cambio de costumbres vivido por la sociedad española, la clásica distinción  entre público y aficionados dejó de existir.  Así los años setenta, fueron años (allá en España) fueron años de plazas vacías y cuando volvieron  a llenarse por los ochenta, fueron  unos espectadores nuevos quienes las llenaron: Los Snobs.  Estamos en la era de “Los esnobs”  y ya se han sucedido dos generaciones  de esos espectadores Esnobs.

Como  (estos aficionados) no tenían ni la menor idea de lo que pasaba en La Fiesta, se metieron con calzador  las crónicas que Joaquín Vidal escribía en el diario “El País” Y de ahí viene, (según Delgado de la Cámara, a quien pertenecen  las expresiones de este artículo) toda esa sarta de “sandeces y desatinos” que se han oído en las plazas de toros en los últimos años.  O sea que la contradicción insuperable entre el torismo  de salón  y el aprecio por Curro  Romero y Rafael de Paula, tuvo  su origen aquí.

Esta primera generación de  “Snobs”, también  fue partidaria de Jose  Miguel Arroyo. Ya saben:  alguien dijo que era muy puro   y de repente todos quisieron presumir de exquisitos catadores y degustadores de la pureza.  Pero todo ese enjambre de imitaciones y falsedades, ni fue nada en comparación con el paso arrollador de la segunda generación de esos “Snobs” : La de la histeria por José Tomás, ya que la mayoría  de los seguidores de José Tomás  son una auténtica pandilla de esnobs, quienes hace cinco años  no habían visto una sola corrida de toros, y que, desde luego, el toreo de José Tomás en el fondo, les importa un comino, al contrario es la excusa  para fardar (alardear) de poderío económico en el tendido y presumir   que saben de lo que NO saben. Es el torero de moda, el banderín de enganche un motón de HORTERAS que quieren  presumir de entendidos y refinados , incluyendo a un puñado de presuntos artistas e intelectuales cuya obra es totalmente mediocre, comparada con aquellos que rodearon   -en sus tiempos- a Juan Belmonte o a Domingo Ortega.

ANTONIO  CASANUEVA
(Continuará)

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