“Recordando al Ciclón”
- Por: Antonio Casanueva
Bien podría decirse que Carlos Arruza, luego de tantos años, se esta poniendo nuevamente de moda, aunque la verdad sea dicha no es tan cierto, primeramente porque dentro de los aficionados a la Fiesta Brava, la figura de “El Ciclón”, ha permanecido siempre de moda y tal vez si mucho mas ahora, con el gran trabajo que a través de la red electrónica de internet, se desarrolla a través de su peña: “La Peña de La Dinastía Arruza”, tan admirablemente manejada y publicitada por su nieta Tana Arruza.
Este lunes 25 de Julio, se cumplirán nada menos que 67 años de aquella fecha inolvidable en la que el llamado “Ciclón Mexicano”, a tan solo ocho días de haber tomado su alternativa española, le cortara a sus enemigos de aquella tarde, las cuatro orejas, los dos rabos, los que no siendo suficientes para evaluación el gran triunfo obtenido, el público catalán que asistía aquella tarde a la plaza de “Las Arenas” de Barcelona España, le otorgara también una pata.
Así que esa fecha, ha sido realmente inolvidable tanto para quienes pudieron presenciarla, como para los restantes “Arrucistas” de hoy y siempre alrededor del planeta taurino.
Precisamente ha sido este lunes 25 de julio, cuando se cumplió el aniversario en que el siempre querido y bien recordado Carlos, completara la gran hazaña que hemos descrito arriba, solamente ocho días después de haber confirmado su alternativa en Madrid, tarde en que por cierto se reanudaron la relaciones taurinas Hispano-Mexicanas, el 18 de julio de 1944, con lo que se posibilitaba, como lo hemos comentado de artículos anteriores el viaje a nuestro país del llamado “mounstuo” cordobés Manuel Rodríguez “Manolete”.
Si aquella razón no hubiera sido suficiente, hubo algunas otras que omitimos por diversas causas tanto de índole sentimental como de espacio, durante esa ceremonia de reanudación de las relaciones taurinas entre ambos países, es importante comentar entre nuestros lectores, que nuestro personaje Carlos Arruza confirmó su alternativa de manos de Antonio Bienvenida, habiendo sido el testigo “Morenito de Talavera”, iniciándose con dicha ceremonia, la impresionante carrera de Arruza, allá en España, quien andando el tiempo, se constituiría no solo en un gran triunfador, compañero de éxitos de Manolete, sino también en uno de los mexicanos mas queridos e importantes que han vestido el terno de luces en aquel país.
A partir de aquellas primeras actuaciones, tanto en Madrid como en el coso de “Las Arenas” de Barcelona, Arruza inició una de las carreras, mas productivas con triunfos de gran importancia, logrando el ascenso en ese país hasta sitios insospechados, llegando como podría decirse hasta la cima de la misma gloria, solo truncada por aquel inoportuno accidente automovilístico que le cortó la vida, habiendo sido el gran triunfador de cuantas actividades intervino, como fueron matador de toros, rejoneador y ganadero de reses bravas, al haber adquirido, años mas tarde, la prestigiada ganadería de Pastejé.
Carlos Ruiz Camino, que tal era el nombre completo de Arruza, fue hijo de un sastre español emigrado a nuestro país durante aquellas confrontaciones de la guerra civil, nació en el D. F. el 17 de febrero de 1920, constituyéndose desde bastante joven, en alumno destacado de la escuela de Samuel Solís. Vistió por primera vez el terno de luces el 18 de noviembre de 1934, en la placita de “Vista Alegre” ubicada en esa época en el D. F., alternando con Alfonso Ramírez “El Calesero”
Tomó la alternativa en El Toreo el 1º. De diciembre de 1940, de manos de Fermín Espinosa “Armillita Chico”, quien le cedió al toro “Oncito” de Piedras Negras y testigo Paco Gorráez, en una tarde en que le cortó una oreja al toro de la ceremonia y teniendo que irse para la enfermería con una fuerte cornada.
Entre sus múltiples actuaciones triunfales, se recuerda la gran faena al toro “Peregrino” de Torrecilla, la tarde de la despedida de el portugués Manolo Dos Santos, luego de la ceremonia efectuada en la plaza México, Arruza saltó al ruedo desprendiéndose también el añadido, indicando que el también se iría de los ruedos y como ha quedado dicho, posteriormente se convirtió en rejoneador, toreando en esta actividad en la que fuera también un gran triunfador, luciendo sus bellas cabalgaduras y echando pie a tierra, para deleitar a los públicos de todo el mundo taurino con sus grandes faenas y sensacionales estocadas.
Años mas tarde, cuando transitaba por la carretera de Toluca, el 20 de mayo de 1966, tuvo un accidente automovilístico perdiendo la vida al poco tiempo en la ambulancia que lo recogió y le transportaba al sanatorio en donde se le atendería.
ANTONIO CASANUEVA
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