Estimados amigos:
Esta semana nace un nuevo proyecto que une dos
puntos de vista sobre el fenómeno
taurino, a partir de apreciaciones a veces encontradas y otras convergentes,
pero siempre polémicas y con el sello propio de dos periodistas hipercríticos:
El Bardo de la Taurina y Leonardo Páez.
Por lo anterior deseamos hacerlo de su conocimiento y
poner nuestras reflexiones a sus apreciables órdenes por si las consideran de
interés o incluso de morbo para sus numerosos lectores.
Cordialmente
El Bardo y Leonardo
El Bardo
y Páez
Sin Tapujos
TARDE INAUGURAL
Bardo de la Taurina:
Y pa’ no dejar a los toreros un anécdota que me platicó el maestro
Reynaldo Torres, y que versa en torno a la tarde en que ‘Joselito’ recibiría la
alternativa de manos de Rafael ‘El Gallo’ y con tal motivo el futuro
alternativado visitó las corraletas de la plaza y al ver la ‘corridita
terciada’ que le habían escogido, mandó llamar al empresario y le dijo
‘Señor a partir de esa tarde voy a ser Matador de Toros y usted me ha
traído novillos, así que no los mato’……
Leonardo Páez:

Alguna vez le
oí decir a quien administra la plazota de Insurgentes desde hace casi cuatro
lustros: "Estamos echando el toro grande a los novilleros porque la México
es el último paso para llegar bien puesto a la alternativa... Esto nunca antes
se había visto." Y en efecto, lo echaron un par de temporadas, pero ante
la falta de concepto taurino de todos los empresarios del país para que la
México siguiera siendo “el último paso” de quienes por méritos propios se
enfilaban a la alternativa, la vitalicia empresa optó por echar, tanto en la
temporada grande como en la chica, reses sin el trapío que da la edad.
Tanto abuso ya
ha durado mucho y nadie, ni empresa, ni ganaderos, ni figurines ni crítica
especializada, sobre todo en llevar la fiesta en paz, ni mucho menos las
autoridades alcahuetas de la autorregulación, son capaces de poner un hasta
aquí al amiguismo ocioso y al proteccionismo sin sentido de toros y toreros
"chicos", sin el suficiente imán de taquilla para justificar,desde el
punto de vista mercadotécnico más que taurino, la comodidad que permiten las
reses jóvenes. La Fiesta de México paga ahora las consecuencias de tantos años
de alivio por parte de criadores, promotores, matadores y comunicadores. Los antitaurinos están en un
empresariado frívolo.
Aquí, el
adinerado duopolio simplementese olvidó de que el que paga manda, y ademáscareció
de la suficiente convicción taurina paraexigir a ganaderos y toreros criar y enfrentar al toro y al novillo
con edad, trapío, bravura y transmisión de peligro, materia prima de la emoción
en la plaza, no de la diversión chafa. Claro que criar reses con tres y cuatro
años cumplidos cuesta más, pero como los ganaderos se plegaron a las sinrazones
de las empresas más ricas y menos imaginativas en la historia del toreo, si
éstas sólo pagan por Volkswagen sedán, obviamente no les van a dar Ferraris. Apoyar,
con coordinación y voluntad, el rodaje de los novilleros, ya es otra cosa.
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