Luévano |
- Por Oscar MEJÍA
Con más afición no conozco a nadie.
Hijo menor entre cuatro hombres y tres hermanas, en una cálida, grata y unida familia.
Toreó Adolfo en España y Sudamérica donde se hizo matador de toros. Su carrera de apoderado despegó fuerte cuando estuvo a cargo de los asuntos de Valente Arellano a quien hizo torear más de 200 novilladas, (esto ya es trabajo me decía) lo llevó a la alternativa con todos los honores, cuando la parca vestida de motocicleta cortó de tajo tan exitoso binomio.
Se sobrepuso al fuerte golpe y siguió en la brega, han pasado por sus manos desde entonces toreros de diferentes características; recuerdo que llevó a la alternativa a Alejandro del Olivar, también a Cuchares y aún reciente llevo a José María Luévano a quien recuperó para la fiesta, colocándole en dos temporadas consecutivas en La México. No sin antes armarle campañas de 20 o más festejos. Y la carretera acabó con la vida de éste torero. Una vez más Adolfo asimiló el golpe.
Entiende Adolfo muy bien el negocio, primero es hombre de palabra, conoce el medio como pocos, tiene la habilidad de moverse en primer nivel con soltura. El sentido profesional lo muestra al preparar a sus toreros antes de venir a México, sin darles coba, con seriedad, con trabajo poniéndoles a torear. Y algo importante, Adolfo no es de familia taurina ni por postura o con tela pá darse el gusto. Es apoderado profesional. Que con más afición no he visto a nadie.
Con mucho más que buenos deseos presentó ayer a Federico Pizarro en La Monumental, llegó con su torero bien preparado, pisando recio pudo con los nada fáciles toros con edad y bravura de De Haro, con sitio.
Y llegó el triunfo. Triunfo macizo de peso, una oreja cortada a su primero avalando una muy buena actuación de toda la tarde.
El apoderado Guzmán nuevamente en el callejón de La México, pendiente de los movimientos, hasta el más leve, de su torero para apoyarle. Todos los detalles cuidados. Importantes momentos como decidir el castigo a los toros y que no se equivocó, al primero que le den dijo y quedó al pelo...
Y Federico Pizarro ha tenido una gran actuación.
Con más afición no conozco a nadie.
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Valente |
Se sobrepuso al fuerte golpe y siguió en la brega, han pasado por sus manos desde entonces toreros de diferentes características; recuerdo que llevó a la alternativa a Alejandro del Olivar, también a Cuchares y aún reciente llevo a José María Luévano a quien recuperó para la fiesta, colocándole en dos temporadas consecutivas en La México. No sin antes armarle campañas de 20 o más festejos. Y la carretera acabó con la vida de éste torero. Una vez más Adolfo asimiló el golpe.
Entiende Adolfo muy bien el negocio, primero es hombre de palabra, conoce el medio como pocos, tiene la habilidad de moverse en primer nivel con soltura. El sentido profesional lo muestra al preparar a sus toreros antes de venir a México, sin darles coba, con seriedad, con trabajo poniéndoles a torear. Y algo importante, Adolfo no es de familia taurina ni por postura o con tela pá darse el gusto. Es apoderado profesional. Que con más afición no he visto a nadie.
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Pizarro |
Y llegó el triunfo. Triunfo macizo de peso, una oreja cortada a su primero avalando una muy buena actuación de toda la tarde.
El apoderado Guzmán nuevamente en el callejón de La México, pendiente de los movimientos, hasta el más leve, de su torero para apoyarle. Todos los detalles cuidados. Importantes momentos como decidir el castigo a los toros y que no se equivocó, al primero que le den dijo y quedó al pelo...
Y Federico Pizarro ha tenido una gran actuación.
Con más afición no conozco a nadie.
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