En esa tierra, la del poeta Netzahualcóyotl
y el faraón ‘Negus’, quienes la pusieron en el mapa subrayando el nombre de
Texcoco, por azares de brujería se dio que al tahonero Rodolfo Rodríguez, le
cristalizara uno de sus sueños, que no estoy seguro, si era un sueño guajiro. Y
que seguramente lo fue el de poder decir ‘Dejadme solo con todo el encierro’,
más como en esta época ya nadie cree ni en profetas, ni en redentores e incluso
los milagrosos como el Tamiflu, están escasos, pues los feligreses del esnobismo
‘Panaderiano’ hicieron lo ídem y dejaron con un palmo de narices al longevo
transitador de la legua, ese torero que siempre ha manejado el guion del romanticismo en el toreo, el que extrajo su influencia (que no influenza) de las páginas de ‘Más
cornadas da el hambre’ así inauguro La
Feria Internacional del Caballo 2016.
A cambio de ausencias en el callejón como la de los
empresarios, los que o andaban enfundados en los ternos invisibles del fantasma
Gasparín o se hicieron ojo de hormiga por la vergüenza que les debió de haber
visto la paupérrima asistencia que fue algo así como una parodia de aquel
programa ‘En familia, con Chabelo’, en cambio,sí estaba el ganadero Manolo
Espinosa lo que pasa que no se le reconocía con su gorra de pelotero.Ahí estaba
el orgulloso Estado Mayor Médico,
comandado por el galeno Jorge Uribe. Los que días antes le echaron talacha a la
‘petatera’ de ‘El Breco’, que hay que decirlo, fue el quien armo este cartel y quien por pavorosa
fractura no partió plaza por ahora, pero ya se piensa que será pa’ la próxima
feria, ocasión en la que se quitará la vetusta coleta y se la colocará a su vástago Rodrigo
Cepeda en ceremonia de alternativado, además como debía de ser, ahí estaban los apoderados,
confidentes y cuadernos de doble raya del torero, los gemelos Solórzano y en el
callejón lucía a plenitud una extensa lona que decía ‘LA PRENSA, el periódico
que dice lo que otros callan’ por si había alguna duda que el diario más
popular de este país, pesa en la Fiesta de los toros y los toreros.
Ahí estaba ‘El Pana’ arrastrando la pierna
la que hace años dice se salvó de que le aplicaran la pomada del serrucho,
vestido de verde musgo y con un capote de paseo tan viejo y descolorido como lo
pañales con los que lo envolvieron.El recibimiento fue o más bien no fue eufórico, lo que más llamo la atención es que
el apizaqueño, salió escoltado por una tercia de sobresalientes. En los
tendidos la gente miraba como no creyendo ver tan de cerca al orfebre de la
seda, el oro, los lienzos, el óleo, la espada y los pinceles, el artista
Humberto Flores, quien había obsequiado a su colega coletudo con una obra de
arte y por ello le correspondió, el otro, brindándole pa’quedar a mano, en el tendido de enfrente el rejoneador más
mexicano, el charro que monta a pelo, Joaquín Gallo, del que hay que decir que
su rejoneo bien podría ser una atracción europea ¡ojo empresarios!
Total, aquello muy íntimo transcurrió
y terminó como era de esperarse, sin
mucho que contar, salvo los detalles del guion, todo por culpa de que al
panadero se le olvido que las encerronas
son como las lunas de miel ‘llegando y tumbando caña’, luego con la espada no
encontraba el punto ‘G’ que es el que excita cuando se toca pelo y por ahí la
cosa, el caso es que salió por sus propios remos y no en volandas de batas
blancas, lo cual a como sea, fue meritorio, sobretodo que lo realizó frente a
toros sin ‘cuernoquiur’ y sin la complicidad de un juez a modo, por el
contrario, Ruiz Torres muy puntual. Dando como resultado en el balance que de
12 orejas y 6 rabos sólo se adjudicó una peluda y uno completo pa’l corral. Y tan, tan.
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