...Mario Aguilar entre los mejores prospectos
por: José Luis Ornelas
12 Mar. 08
Al platicar con los jóvenes matadores de toros, los que de verdad tienen cualidades para sobresalir en el difícil oficio de ser torero, se percibe una velada insensatez de creer que lo ilusorio puede ser realidad.
Viven empecinados en mantener la esperanza del triunfo, ése que les llevará a la gloria taurina y a cumplir con todos sus sueños, y se vale. Habrán así de convertirse en figuras del toreo y a vestirse de luces todos los fines de semana en cualquier plaza del mundo.
Es el por qué de tantos sacrificios con tal de tener la gran oportunidad y torear, al menos, una corrida de vez en cuando.
Y así inician muchas carreras novilleriles, aunque es cierto, cada vez con menos frecuencia. Surgen esos novilleros que irrumpen con ímpetu y van llamando la atención de los aficionados para convertirse en prospectos de matadores de toros con un prometedor futuro.
Y llegan así a la alternativa para que, entonces, desaparezca la magia. Investidos como toreros de profesión, sucumben ante el frío panorama de volver a empezar pero ahora con menos esperanzas, con menos oportunidades, las poquísimas que puede tener en México un joven matador de toros.
Y es que mientras no tengan un nombre que venda boletos ante su anuncio en un cartel, difícilmente serán contratados por más virtudes que posean. Y así se van perdiendo hasta que los aficionados se vuelven a acordar de ellos en un festejo por allá, fuera de temporada.
Los comentarios son afortunados, se habla de lo buenos toreros que son y de lo poco toreados que están. "Lástima, si les dieran más toros; lástima, si convocaran más gente".
Así deambula por la vida el torero, siempre con posibilidades y nunca con realidades. Perdiéndose en el tiempo hasta que casi a destiempo, el camino del toreo le lleva ya a ninguna parte.
Es la triste historia de cientos de toreros que han quedado en el camino después de tomar la alternativa y todo, muy simple, por la falta de estructura de nuestra fiesta brava nacional.
No existe una planeación que permita el desarrollo de los toreros en México. Muchas ferias, sí, pero nada que dé sustento a la formación de nuevos novilleros. En la plaza de toros más grande del mundo se ofrece una temporada novilleril que más parece por obligación que por convicción. Al menos en los años recientes los resultados han sido tan pobres.
La reestructuración y planeación de la fiesta brava mexicana es un asunto muy serio, que debe profundizarse y de inicio lo único que se requiere es voluntad, ya lo demás, será solamente trabajo.
Publicado en REFORMA
jlornelas@reforma.com
12 Mar. 08
Al platicar con los jóvenes matadores de toros, los que de verdad tienen cualidades para sobresalir en el difícil oficio de ser torero, se percibe una velada insensatez de creer que lo ilusorio puede ser realidad.
Viven empecinados en mantener la esperanza del triunfo, ése que les llevará a la gloria taurina y a cumplir con todos sus sueños, y se vale. Habrán así de convertirse en figuras del toreo y a vestirse de luces todos los fines de semana en cualquier plaza del mundo.
Es el por qué de tantos sacrificios con tal de tener la gran oportunidad y torear, al menos, una corrida de vez en cuando.
Y así inician muchas carreras novilleriles, aunque es cierto, cada vez con menos frecuencia. Surgen esos novilleros que irrumpen con ímpetu y van llamando la atención de los aficionados para convertirse en prospectos de matadores de toros con un prometedor futuro.
Y llegan así a la alternativa para que, entonces, desaparezca la magia. Investidos como toreros de profesión, sucumben ante el frío panorama de volver a empezar pero ahora con menos esperanzas, con menos oportunidades, las poquísimas que puede tener en México un joven matador de toros.
Y es que mientras no tengan un nombre que venda boletos ante su anuncio en un cartel, difícilmente serán contratados por más virtudes que posean. Y así se van perdiendo hasta que los aficionados se vuelven a acordar de ellos en un festejo por allá, fuera de temporada.
Los comentarios son afortunados, se habla de lo buenos toreros que son y de lo poco toreados que están. "Lástima, si les dieran más toros; lástima, si convocaran más gente".
Así deambula por la vida el torero, siempre con posibilidades y nunca con realidades. Perdiéndose en el tiempo hasta que casi a destiempo, el camino del toreo le lleva ya a ninguna parte.
Es la triste historia de cientos de toreros que han quedado en el camino después de tomar la alternativa y todo, muy simple, por la falta de estructura de nuestra fiesta brava nacional.
No existe una planeación que permita el desarrollo de los toreros en México. Muchas ferias, sí, pero nada que dé sustento a la formación de nuevos novilleros. En la plaza de toros más grande del mundo se ofrece una temporada novilleril que más parece por obligación que por convicción. Al menos en los años recientes los resultados han sido tan pobres.
La reestructuración y planeación de la fiesta brava mexicana es un asunto muy serio, que debe profundizarse y de inicio lo único que se requiere es voluntad, ya lo demás, será solamente trabajo.
Publicado en REFORMA
jlornelas@reforma.com
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