26 de febrero de 2009
¿Quién lo tiene?
Historia de un rabo perdido
AMIGOS, como saben ustedes, el domingo pasado volvió a suscitarse una discrepancia entre el juez y el público en la Monumental Plaza México sobre la concesión de trofeos a los toreros triunfadores. Como ya es del dominio público, el juez y matador de toros en el retiro Ricardo Balderas concedió las dos orejas y el rabo al rejoneador Pablo Hermoso de Mendoza luego de su faena realizada a su segundo enemigo procedente de la ganadería de Los Encinos.
Y en ese momento estalló una protesta generalizada de parte de la concurrencia que cubrió tres cuartos de las localidades y que hizo que el torero navarrro tirara el máximo trofeo y conservara las orejas del astado, lo que fue del agrado de la asistencia y ahí terminó la agria protesta. Pero se mantuvo en el aire la pregunta, ¿qué fue lo que el juez apreció para otorgar tal premiación? Hubo varias respuestas pero ninguna satisfactoria y el público al ver que Pablo iniciaba la vuelta triunfal mostrando solamente las orejas del toro, supuso que se había cancelado la concesión del rabo.
No hubo ninguna aclaración al respecto dejándola en el aire, más aún cuando el Reglamento Taurino para el Distrito Federal no menciona específicamente casos como el ocurrido y su sanción correspondiente.
Tal suceso bien podría producir la revisión del Reglamento Taurino para el Distrito Federal, donde se encuentra la plaza más importante de nuestra fiesta y una de las dos de mayor jerarquía contándose con la de Las Ventas de Madrid para prevenir cuestiones como la ocurrida que no corresponde a un escenario de la categoría de la Monumental México. Es indudable que en la historia del toreo se han cometido errores, pero se han ido previniendo para que no vuelvan a ocurrir como es el que nos ocupa.
Desde luego que es una tarea difícil tal reglamentación, pero sin duda alguna es necesaria como vimos el domingo y en algunas otras ocasiones en diferentes plazas del país en las que se han registrado protestas más airadas produciendo acontecimientos peligrosos que han dado motivos para modificar o nutrir de recursos a los ordenanzas en beneficio de un buen desarrollo de los festejos y la seguridad de los públicos que asisten a las funciones.
Ahora bien, no se debe perder de vista que el toreo es un espectáculo subjetivo que produce diversas maneras de apreciarse, pues también influye decididamente en su desenvolvimiento el partidarismo y la pasión y eso hace la diferencia entre la realidad y la inclinación por favorecer o perjudicar a determinados toreros.
Eso ha dado motivo a que el público se divida y cada grupo apoyando a su favorito y sancionando severamente a los de enfrente y es entonces cuando la función se desvirtúa en detrimento del toreo. Pero siempre se da el caso de los auténticos astros de los ruedos, que no sólo se distinguen por su valor y arte sino también por la influencia que ejercen en los tendidos unificándose los públicos que le dan calor y emoción al desempeño de las llamadas figuras. Y así es como ha crecido y evolucionado la fiesta de los toros, sustentada por triunfos artísticos aunque no hay que negar que también por el morbo que generan las tragedias en la arena.
Y amigos, es innegable que las campañas invernales en plazas del país se han venido incrementando notablemente de festejos con motivo de las temporadas tradicionales y ferias, así como con corridas para celebrar acontecimientos y con la actuación de jóvenes toreros convertidos en brillantes promesas.
Y también se viene acercando el final de la temporada grande en el gran coso de Insurgentes y contra todo pronóstico está resultando triunfal, ya que se han registrado éxitos notables incrementándose los públicos hasta llegar a un paso de los llenos, como ocurrió el domingo pasado.
El cartel anunciado para el penúltimo festejo de la campaña está integrado con triunfadores, el caballista Gastón Santos y a pie la reaparición de Humberto Flores después de la grave cornada que sufrió el 11 de enero en la misma plaza, José Mauricio que marcha eslabonando laureles y Pepe López, al que le indultaron un toro el pasado 19 de octubre y quienes matarán un encierro de la acreditada ganadería tamaulipeca de Los Ébanos, propiedad de Doña Bertha Ibargüengoitia viuda de Martínez. ESTO
Y en ese momento estalló una protesta generalizada de parte de la concurrencia que cubrió tres cuartos de las localidades y que hizo que el torero navarrro tirara el máximo trofeo y conservara las orejas del astado, lo que fue del agrado de la asistencia y ahí terminó la agria protesta. Pero se mantuvo en el aire la pregunta, ¿qué fue lo que el juez apreció para otorgar tal premiación? Hubo varias respuestas pero ninguna satisfactoria y el público al ver que Pablo iniciaba la vuelta triunfal mostrando solamente las orejas del toro, supuso que se había cancelado la concesión del rabo.
No hubo ninguna aclaración al respecto dejándola en el aire, más aún cuando el Reglamento Taurino para el Distrito Federal no menciona específicamente casos como el ocurrido y su sanción correspondiente.
Tal suceso bien podría producir la revisión del Reglamento Taurino para el Distrito Federal, donde se encuentra la plaza más importante de nuestra fiesta y una de las dos de mayor jerarquía contándose con la de Las Ventas de Madrid para prevenir cuestiones como la ocurrida que no corresponde a un escenario de la categoría de la Monumental México. Es indudable que en la historia del toreo se han cometido errores, pero se han ido previniendo para que no vuelvan a ocurrir como es el que nos ocupa.
Desde luego que es una tarea difícil tal reglamentación, pero sin duda alguna es necesaria como vimos el domingo y en algunas otras ocasiones en diferentes plazas del país en las que se han registrado protestas más airadas produciendo acontecimientos peligrosos que han dado motivos para modificar o nutrir de recursos a los ordenanzas en beneficio de un buen desarrollo de los festejos y la seguridad de los públicos que asisten a las funciones.
Ahora bien, no se debe perder de vista que el toreo es un espectáculo subjetivo que produce diversas maneras de apreciarse, pues también influye decididamente en su desenvolvimiento el partidarismo y la pasión y eso hace la diferencia entre la realidad y la inclinación por favorecer o perjudicar a determinados toreros.
Eso ha dado motivo a que el público se divida y cada grupo apoyando a su favorito y sancionando severamente a los de enfrente y es entonces cuando la función se desvirtúa en detrimento del toreo. Pero siempre se da el caso de los auténticos astros de los ruedos, que no sólo se distinguen por su valor y arte sino también por la influencia que ejercen en los tendidos unificándose los públicos que le dan calor y emoción al desempeño de las llamadas figuras. Y así es como ha crecido y evolucionado la fiesta de los toros, sustentada por triunfos artísticos aunque no hay que negar que también por el morbo que generan las tragedias en la arena.
Y amigos, es innegable que las campañas invernales en plazas del país se han venido incrementando notablemente de festejos con motivo de las temporadas tradicionales y ferias, así como con corridas para celebrar acontecimientos y con la actuación de jóvenes toreros convertidos en brillantes promesas.
Y también se viene acercando el final de la temporada grande en el gran coso de Insurgentes y contra todo pronóstico está resultando triunfal, ya que se han registrado éxitos notables incrementándose los públicos hasta llegar a un paso de los llenos, como ocurrió el domingo pasado.
El cartel anunciado para el penúltimo festejo de la campaña está integrado con triunfadores, el caballista Gastón Santos y a pie la reaparición de Humberto Flores después de la grave cornada que sufrió el 11 de enero en la misma plaza, José Mauricio que marcha eslabonando laureles y Pepe López, al que le indultaron un toro el pasado 19 de octubre y quienes matarán un encierro de la acreditada ganadería tamaulipeca de Los Ébanos, propiedad de Doña Bertha Ibargüengoitia viuda de Martínez. ESTO
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