una historia tejida alrededor del toro.
Foto: Laura Ramírez/ESTO
2 de junio de 2009
El general, el niño y los toros
Los hilos del destino de Paco Calderón
Miguel Ángel García
De las muchas historias que se entretejen en la fiesta de los toros, deshilamos una que trata de un niño, un general, un novillero, un empresario taurino, un apoderado, y al final, un hombre feliz. Todos estos personajes encarnados en un padre y su hijo.
Vamos, pues, al tema:
EL NIÑO, LOS TOROS Y EL GENERAL
Todo comenzó en Toluca, Estado de México, hace mucho tiempo, algo así como 65 años atrás, en la época del gran Fermín Espinosa "Armillita" y del mítico Silverio Pérez; cuando el Toreo de
Su padre, el general, con base en la guarnición de soldados en
El enérgico general dedicaría una mañana a realizar una visita sorpresa al colegio de su hijo y vaya sorpresa que se llevó al escuchar a la profesora: "Así es, don Francisco, su hijo tiene semanas de no venir al colegio".
Aquella tarde el hijo del general quedaría como tronco de mapache por la friega que se llevó de su padre, y la orden inmediata fue que Francisco saliera rumbo a Estados Unidos, donde quedaría recluido en una escuela, hasta terminar una carrera. Pero, una vez más, los planes de Francisco eran otros.
La batalla que supuestamente había sido ganada por el general, en relación a su hijo, se convertiría en el inicio de otra. Apenas unas semanas en el colegio de los Estados Unidos, Francisco ya había ideado un plan: la fuga. Y no había marcha atrás. Y así fue, una mañana fría el mozalbete ya tenía calculados los pasos a dar para burlar toda la seguridad del colegio; su meta era llegar a Ciudad Juárez. Por medio de aventones en camiones y como pudo, Francisco logró llegar a la ciudad fronteriza, donde se unió a una palomilla de jóvenes toreros, en Casas Grandes, Chihuahua.
Para entonces, su padre, el general de
Mientras, el joven Francisco ya había cambiado de nombre, principalmente porque estaba a punto de debutar como torero en público y no quería que su padre se enterara del hecho. Entonces se cambió el nombre por el de Paco Calderón.
Aunque el ahora torero, Paco Calderón, hizo todo lo posible por burlar a los soldados, al fin cayó preso de la milicia que comandaba su padre y finalmente, semanas más tarde, el batallón regresó a la guarnición de
CARA A CARA CON EL GENERAL
Ahí estuvo Paco Calderón algunos días, ideando otra fuga, la cual nunca se produjo, ya que ahí era vigilado las 24 horas del día, sin derecho a visita. Un buen día el general decidió visitar a su preso, lo cual extrañó a todo mundo, sobre todo porque fue sin previo aviso. Ahí, en la mazmorra del lugar, el general Francisco Mendoza dijo en voz alta a su hijo: "Dime en realidad qué es lo que quieres hacer en la vida". Paco, más flaco de lo común y desaliñado, dijo a pesar de los pesares: "Quiero ser torero".
Y así fue, una vez más, pero ahora de manera formal, Paco Calderón se había salido con la suya. Pero había una cláusula para que el torero fuera libre: "Perderás todo derecho y beneficio que esta familia te pudo dar", remató su padre, el general.
De ser un niño bien, Paco dejaría todo atrás para caminar la legua y adentrarse en las entrañas de la fiesta brava. Ahí conoció el hambre de comida y el hambre de ser torero; también las injusticias de algunos empresarios y lo más duro de sortear: que en esa época había muchas figuras del toreo. De algunas de ellas Paco aprendió secretos del toreo; fue discípulo de "El Calesero" y de Heriberto García, dos personas claves en corta carrera.
DE REGRESO A LA GUARNICIÓN
Como pudo logró hacer su debut novilleril en el Toreo de La Condesa, en 1958, con Mariano Rodríguez y Raúl García. Luego lo calaron cuatro veces más en la misma plaza, para de ahí torear 20 novilladas en la provincia. Su regreso a la plaza de El Toreo ya no se concretó, al menos en público; un día el empresario del coso le echó un toro a puerta cerrada para ver los adelantos de Paco, estuvo bien el torero y de premio le ofrecieron una novillada de Peñuelas. Claro, el novillero, sabiendo que dicho hierro era de los duros, le comentó al empresario que él deseaba triunfar, no retirarse de los toros. El mandamás de El Toreo dio la vuelta y dejó con la palabra al novillero, quien como muchos más en la historia se sintió abandonado y desilusionado, no con la fiesta de los toros, sino con quienes la manejan.
Derrotado por las gentes que tenían el poder, mas no por sus facultades para ser un buen torero, Paco regresó a aquella guarnición de soldados, con el general. Con la cara arriba y un pundonor admirable, le dijo a su padre: "Estoy de regreso porque ya no quiero ser torero; no fue un juego, pues siempre llevé a cabo las reglas del toreo y fui honesto. Pero ahí hay algo más duro que el toro mismo; algo más difícil de superar que a las figuras... ante eso no puedo pelear". Refiriéndose Paco a las injusticias de muchos empresarios que no le dieron la oportunidad.
AL FINAL: EXPERIENCIA Y AMOR A LA FIESTA
En la actualidad, el señor Paco Calderón, lejos de ser un viejo amargado por no poder llegar a ser torero, es uno de los empresarios taurinos que aman y disfrutan la fiesta de los toros; asimismo es apoderado del matador Aldo Orozco y vicepresidente de la Asociación de Empresarios Taurinos y, si los cálculos no fallan, es el empresario taurino más veterano de México. Se define como un enamorado de la fiesta, sabe del proceso que debe de llevar un torero, lo que no tuvo él, y por ende trata de realizar lo más pulcro posible una novillada o corrida de toros. Luego de dejar la carrera de novillero, Paco trabajó 10 años en la Secretaría de Hacienda, luego se convirtió en promotor turístico, lo cual ejerce hasta la fecha.
De
EN SUS PALABRAS
"Aunque sea una feria de pueblo, siempre he pensado que hay que hacerla con toda la categoría posible y darle a la gente lo que pide. Siempre he tenido la ilusión de ayudar a realizarse a un torero, será porque yo no tuve quién me ayudara. En Aldo Orozco veo un torero con muchas cualidades para funcionar y no me daré por vencido hasta verlo un matador importante, o bien, hasta que el torero deje de darme argumentos".
-¿Qué opina sobre ser el empresario más veterano?
"Y en activo.. realmente me enorgullece. A estas alturas de la vida, qué te puedo decir, he visto mucho de la fiesta de toros y admiro a todas las empresas, a todos los que hacen bien la fiesta de los toros. No molesto a nadie, hago fiesta y con mi dinero; quiero mucho a la torería y jamás quedé amargado con nada; tú, dime, ¿qué más le puedo pedir a la vida?", concluyó.
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