20 agosto 2009

"La Grandeza de ser Aficionado"

plaza monumental de aguascalientes repleta de aficionados

jueves 20 de agosto de 2009


Mañana del mes de Agosto, Madrid, calor, prisas, carreras. Cuando recibo la llamada del amigo Julián Iglesias para que colabore en este estupendo cuadernillo que ahora mismo usted tiene en sus manos y que es fruto de un gran esfuerzo por parte del amigo Julián, aficionado donde los haya y que además posee la vitola de haber sido uno de los más íntimos amigos del mejor escritor de toros de los últimos años, Alfonso Navalón. Por mucho que el tiempo apremie, por muchas cosas que haya que hacer y poco tiempo disponible, no puedo decir que no. Para apoyar y colaborar con nuestra Fiesta se saca tiempo de donde sea.

Y la verdad es que el único mérito que he hecho para que ahora usted me pueda estar leyendo, es ser aficionado. Al igual que usted que ahora me está leyendo en el sofá de su casa, o en la barra del bar, o en un tendido de la Plaza esperando que suene el clarín. Ser aficionado a una Fiesta que por muchos disgustos y enfados que nos produzca pero que también nos da tremendas emociones y alegrías. Ser aficionado a un espectáculo que es la base de las fiestas de cualquier pueblo o ciudad de España. Ser aficionado a unas tradiciones del ritual del toro que invaden nuestra España de Norte a Sur y de Este a Oeste. Ser aficionado a unas celebraciones que provienen de los siglos VI y VII cuando sacrificaban a los toros bravos organizando espectáculos públicos. Ser aficionado en una época en la que lo que está de moda es romper con cualquier tipo de tradición, cuando estamos recibiendo continuos palos por que los cuatro aburridos de siempre quieren imponernos su aburrimiento prohibiendo los festejos taurinos. ¿Se habrán preguntado estos catetos (que ni siquiera han pisado el campo para ver lo que es un toro) que pasará con todo el ecosistema agroforestal que gira alrededor de las ganaderías de bravo? Ya que la primera consecuencia de la prohibición de los festejos es la desaparición del toro bravo y después todo el hábitat relacionado con él, aparte de agricultura, economía…nada más y nada menos que unas 400.000 hectáreas en España están dedicadas a la producción de ganado de lidia. Pero claro, estos incultos de esto ni se han enterado…Ya está bien de estos partidos políticos que se presentan a las elecciones con el lema de acabar con la “Fiesta Nacional”, resentidos sociales que hacen agrupaciones para ir a protestar a las plazas de toros, incultos a los que la tele-basura les da sitio para permitirse el lujo de llamarnos –asesinos- y encima les sale gratis…

En la vida, habiendo nacido en España, puedes pertenecer al grupo de los que no son aficionados, ó al grupo de los que sí. Pero identificarte como “antitaurino”“El Currismo” como “-una forma de entender la vida-”. El hacerte mil kilómetros en un día por ver un festejo que te interesa, el empaparte de cualquier noticia que caiga en tus manos y hable de toros, el emocionarte por una simple verónica o una tanda de naturales, el sufrir un maldito bajonazo dado tras una soberbia faena y perder los trofeos, el pegar una tanda de verónicas con la toalla o el dar un trincherazo con la percha pensando tener enfrente la puerta grande de la gloria medio abierta. Todo esto y mucho más es ser aficionado…

Pero claro, los aficionados necesitamos una pequeña ayudita a nuestra afición. Necesitamos ganaderos que críen un toro que sea digno de llevar el apellido de bravo y no un animal que no aguante ni un solo puyazo, añoro esa época en la que los ganaderos eran los que mandaban en la ganadería…Necesitamos toreros que no se conviertan en pegapases y funcionarios del toreo, que creen rivalidad, partidarios y detractores, que bonito debieron de ser aquellos años hacia el 1914 cuando España se dividía entre Gallistas y Belmontistas…Necesitamos empresarios que desprendan ese romanticismo que tenían los empresarios antiguos por organizar ferias bonitas y originales, y no simples carteles vacíos en el fondo…Necesitamos una Administración Pública que nos apoye y nos defienda, y no que lo único que quiera hacer sea lucrarse con nosotros con unos impuestos más elevados que los de cualquier otro espectáculo y cuando toca defender esto mire para otro lado por miedo a que lo quiten de su sillón. (Sin entrar a hablar de los elevados cánones por explotar las plazas, cuando para otros espectáculos existen subvenciones). Necesitamos…

De todas las maneras, como usted si está leyendo todo esto es por que es aficionado, mi más sincera enhorabuena, por que a elegido la mejor afición que podía elegir, la de los toros y nunca olvide lo que recogió el gran maestro de la crítica taurina Gregorio Corrochano en el libro “Cuando suena El Clarín”:“-Para ver una corrida de toros, es condición indispensable no perder de vista al toro. El que sólo mira al torero, ve la mitad. El toro, no solamente es el protagonista, es el objeto del espectáculo. El espectador que distrae su vista del toro, en aquel instante deja de ver la corrida-“.
es no saber ni de donde vienes ni a donde vas… El aficionado a los toros no es comparable a ningún otro aficionado, ni al del fútbol, ni al de nada, ya que cada uno de estos aficionados lo único que buscan es un resultado, que gane su equipo. Sin embargo, el aficionado a los toros hace de su afición toda una manera de interpretar la vida. Que bonita aquella sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía del año 1998 que reconocía

(Publicado por David Valderrama en el cuadernillo especial de la Feria de San Antolín de Palencia 2009)


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