25 abril 2010

José Tomás, cornada en la femoral y faena


25 de abril de 2010

En Aguascalientes

  • Miguel Ángel García   ENVIADO ESPECIAL

Aguascalientes, Ags.- La segunda tarde de feria en el coso Monumental se tiñó de rojo tras la trágica cornada que sufrió el matador de toros español José Tomás, cuando comenzaba a torear de muleta a su segundo toro.

Tomás remataba con un desdén la segunda tanda de lo que iba a ser su trasteo, cuando repentinamente el toro se revolvió en un palmo de terreno y pegó un derrote en el triángulo de escarpa del torero. La embestida fue letal, ya que el toro hundió todo el pitón izquierdo en las carnes del torero, levantando a éste y sacudiéndolo sobre el pitón, para luego azotarlo contra la tierra; una vez en la arena, Tomás se quedó inmóvil y observando el chorro de sangre que ya teñía su taleguilla color grana. De inmediato entraron las asistencias para cargarlo, era evidente que tenía las venas principales hechas añicos, más tarde se supo que la femoral y safena las tenía destrozadas.

Se llevaron aprisa el cuerpo del espada hacia la enfermería, mientras Tomás permanecía sereno, presionándose la pierna para detener la hemorragia; sin embargo la sangre le salía como una llave de agua abierta y así se fue con los médicos, dejando a su paso regada su sangre en la arena de la plaza. Era grave, muy grave la situación, ya que minutos después se anunció por los altoparlantes del coso que se requerían voluntarios para donar sangre tipo A negativo.

¡A Tomás se le estaba yendo la vida! Todo el público permaneció en la incertidumbre, todo mundo se preguntaba por la situación de Tomás. Algunas personas se lamentaban en su asiento, otras, con la mano en el pecho, no salían de la consternación y otras tantas señalaban el charco de sangre que el gran torero de Galapagar había dejado en la arena.

Tomás ya había sufrido aquí mismo una grave cornada e incluso también le habían realizado una trasfusión de sangre, lo cual recordó en días pasados y hasta señaló que por eso a Aguascalientes la lleva en la sangre; ahora, nuevamente y por desgracia "El Príncipe de Galapagar" ha pagado con sangre el precio de ser torero, una cuota que él más que nadie sabe lo mucho que duele. José Tomás, tras haber sido estabilizado en la enfermería, fue trasladado al hospital Hidalgo y ahí permanece.

LA CORNADA

José Tomás había lanceado a la verónica a su segundo toro, Navegante, número 87, con 473 kilos, propiedad de De Santiago. El morito llegó cumplidor al caballo y tras el tercio de banderillas Tomás lo comenzó a lidiar por el lado derecho, siendo el animal un tanto reservón. En la segunda tanda el torero lo llevó mejor, y tras los pases con la mano diestra Tomás remató con un desdén del que el toro salió normal, no obstante al terminar el muletazo Navegante se revolvió rápidamente para sorprender al torero, quien no tuvo oportunidad de quitarse el derrote y cuando menos lo pensábamos todo mundo, Tomás ya estaba en los pitones del toro y en un segundo, tirado en la arena con la sangre saliéndole a chorros.

El cuadro fue espantoso, impactante y devastador. De inmediato los monosabios cargaron al torero para llevarlo con las asistencias médicas, todo mundo estaba consternado y preocupados; la gran figura del toreo se debatía en ese momento entre la vida y la muerte. Ahora tocaba el turno al doctor Juan Carlos Ramírez Ruvalcaba, quien se hizo cargo de estabilizar al torero herido y luego intervenirlo en el hospital.



JOSÉ TOMÁS, LO MEJOR DE LA TARDE

El torero de Galapagar, José Tomás, había realizado hasta ese momento lo mejor de la tarde y al término del festejo fue el único triunfador al cortar una oreja de su primer toro; hubieran sido dos, ya que bien ganadas las tenía, no obstante el juez de plaza no tuvo conocimiento de causa y pensó que una sola oreja era suficiente por la actuación del torero. Lo que quiere decir que lo hecho por Tomás en este toro, fue menos de lo que el gran público consideró, ya que al final de la faena todos pidieron insistentemente las dos orejas, ya que la labor de Tomás había sido completa.

Sin embargo, a la autoridad le valió un soberano cacahuate lo realizado por Tomás y peor aún la petición de la gente que, al final de cuentas, tiene la última palabra. Y claro, una vez negada la oreja se escucharon todo tipo de improperios que iban dirigidos al señor juez, quien al parecer lo que buscaba era el protagonismo y lo logró.

En este primer toro, de nombre Vinatero, José Tomás inició su labor de muleta flexionando las rodillas, doblándose toreramente y consiguiendo sus primeros pases con la diestra, que de inmediato prendieron a la romería, quien además estaba ávida de ver torear a este diestro ejemplar. En seguida de los pases de tanteo, Tomás se dio a torear por el pitón derecho muy bien ceñido al toro y para su segunda tanda, por el mismo lado, la parsimonia entre toro y torero subió de tono, dejando una tanda superior y que desgranó los "oles" del público. Y así continuaba Tomás, por esa misma tesitura, logrando una sinfonía de pases con ambas manos.

A la hora que cambió la franela a la mano izquierda, el diestro se dio a torear al natural de manera excelsa y eso provocó que la plaza se cimbrara, ya que la afición le coreaba con fuerza y pasión. También toreó en redondo, por nota y embarrándose al toro a más no poder; Tomás hace todo con reposo, despacio, y cómo no lo iba a hacer así, pues el ruedo es el hábitat de este torero único. Por momentos las ráfagas de viento le descomponían la muleta al torero, pero no le inmutó ni tantito. Tomás terminó su faena con pases por alto, no aptos para cardiacos y esto hizo que el graderío terminara por desmoronarse, la gente estaba extasiada con el de Galapagar. Mató como lo hace un matador de toros y tras fuerte petición de dos orejas, el juez, que al parecer no vio la faena, sólo le entregó una. Y, para finalizar, la banda tocó dianas para el torero.

EL GANADO

Ante un lleno a reventar, la plaza Monumental lució esplendorosa y con ambiente del mejor. Se lidió un encierro de De Santiago, de juego regular tirándole a menos; estuvieron bien presentados y cumplieron ante el caballo. Para las muletas, a excepción del segundo, el resto fue deslucido, reservón y que poco colaboró para el lucimiento de los espadas Rafael Ortega y Octavio García "El Payo", quienes salieron de la plaza con las manos vacías.

RAFAEL ORTEGA

Rafael Ortega prácticamente cumplió ante su primer astado y no es que por él haya sido, sino que el toro no tenía pases y Ortega no logró mayor eco en los tendidos. Lo mejor que consiguió fue en el tercio de banderillas, puesto que siendo un as de los palos, calentó el ambiente con una magnífica actuación como rehiletero. Mató mal y al igual que el toro, le abuchearon.

Con su segundo toro, Ortega se fue a recibirlo de una larga cambiada de hinojos, el toro salió de toriles con muchas patas y no dejaba de correr pegado a tablas. Una vez que se cansó, Ortega le recetó una serie de chicuelinas que le fueron muy aplaudidas. Una vez más se lució en las banderillas y hasta dianas escuchó en las alturas. Con la muleta nuevamente no consiguió redondear, puesto que su enemigo era deslucido y peor aún por haberse estrellado de fea manera en un burladero. Se tiró a matar y se retiró en silencio.

"EL PAYO"

Por su parte, Octavio García "El Payo" no se mostró como se esperaba y poco pudo hacer. Ante su primer toro, que se empleó mejor que el resto, Octavio no consiguió estructurar la faena deseada y hasta se salvó de lo que hubiera sido un fuerte arropón. Octavio terminó por aburrir al público y se retiró en silencio.

Con su segundo, tras una interesante intervención con la capa y una tanda por el lado derecho con la muelta, se decidió a matar, ya que además el ambiente en la plaza era tenso por la cornada de Tomás. Mal matando, un aviso y se retiró abucheado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tus comentarios a esta entrada