La relación afectiva entre Sebastián Castella y la Plaza México
avanzó un paso al frente, y aunque el corte de orejas no convenció
a todo mundo, pues hubo protestas cuando le entregaron sendos
apéndices, lo cierto es que la gente quedó satisfecha con la nueva demostración
de pundonor del torero galo.
La corrida tuvo dos partes bien diferenciadas, en las que el punto de inflexión lo
puso Castella con faenas de corte distinto, pero basadas en una entrega sin límite,
sobre todo delante del complicado quinto, que estuvo a punto de echárselo a los lomos.
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