15 abril 2008

...temporada de 17 corridas en la México


De Monicaco a Incondicional


Por Jaime Oaxaca.

A las 4:17 de la tarde del 4 de noviembre, salió al ruedo el primer toro de la temporada grande efectuada en la plaza México, se llamó Monicaco, de la dehesa de Barralva. Incondicional, de Los Ébanos, último de la temporada, fue arrastrado el 17 de febrero a las 7:02 de la noche.

107 toros salieron al ruedo durante la temporada 2007-2008; fueron de 16 dehesas, destacando los seis que mandó Barralba el 27 de enero, para que se jugaran en la décimo tercera corrida del serial, una corrida que puso en aprietos a peones y picadores.

De ese encierro brilló “Pitito” el cuarto de esa tarde, marcado con el número 181, que por su bravura fue indultado sin que su matador Antonio Bricio, estuviera a su altura.

Se ordenó dar arrastre lento a cuatro toros, dos que no fueron bravos (Xalpa y Teófilo), sólo dóciles, uno (Carranco) débil como él solo, le dieron un alfilerazo en la suerte de varas, como si la tauromaquia no se tratara de bravura; hubo uno más a un buen toro de Garfias para el rejoneo.

La temporada (17 corridas) inició con una expectación que no se palpaba en años anteriores; sin embargo, la empresa no meneó las fichas en el tablero en buena forma y transcurrían las tardes sin que la gente se metiera de lleno. Hubo diestros anunciados en el derecho de apartado que no actuaron. Una manta de la Porra Libre exhibida el 5 de febrero diciendo que se había cometido un fraude fue el testimonio.

Lo más lamentable fue la ausencia de César Rincón, quien no pudo despedirse. Ni esta empresa ni las anteriores, le dieron a Rincón el lugar de primera figura que se ganó a lo largo de su carrera. Lástima.

La reaparición de José Tomás en la corrida inaugural provocó que el numerado se llenara, el madrileño se justificó plenamente. Ortega sin hacer algo relevante le cortó la oreja al primer toro del serial y se incluyó a Amaya al que se le fue un toro vivo. Son muchos los que piensan que paga por torear.

Nula o poca publicidad para anunciar los festejos, la temporada no rompía. La única nota de ocho columnas a nivel nacional, fue cuando la Delegación Benito Juárez clausuró la plaza México por haber dado un cartel (5º.) con dos extranjeros y un mexicano; cartel que fue aceptado y aprobado por la propia delegación, luego “corrigieron” clausurando.

Hasta que llegó el 7 de enero. Sin promoción, la gente supo que toreaban El Pana y Morante, levantaron una expectación poco común, una incertidumbre muy sabrosa que casi llenó el tendido numerado en una fecha mala. Nadie sabía cómo llegarían los diestros a la plaza y mucho menos lo que harían los gitanazos anunciados. Lo única certidumbre era que, hasta no pasando nada, pasaría algo. Nadie salió decepcionado del coso.

Para festejar los 62 calendarios del coso más grande del mundo, se realizaron dos (no tres) festejos: lunes 4 y martes 5 de febrero, se aumentaron los precios de los boletos de entrada y la gente llegó al coso, no como se esperaba, pero aficionados, villamelones y curiosos se dieron cita en el embudo de Insurgentes, sobre todo el martes 5.

Con la gente metida en la muleta, inexplicablemente se cierra una semana la plaza y al siguiente domingo una agrupación de toreros que no se sabe si existe o no, ofrece una corrida de triunfadores, casi sin triunfadores; en el colmo del desorden actúan dos diestros que ni siquiera habían actuado en la temporada.

Por supuesto que hubo emociones. Ahí quedaron las inmensas verónicas estáticas de José Tomás, la sufrible quietud en sus gaoneras y chicuelinas; el enorme quite de 7 u 8 gaoneras de Talavante; un primer tercio de Ignacio Garibay; la limpieza de una faena de Ortega poco apreciada por la gente; la entrega sin límites de Mora, la inolvidable tarde del Pana y Morante y un inmenso pase de Morante el 4 de febrero; se ratificó el tremendo poderío de Castella quien le hizo faena al bobo y al bravo; las suertes del imposible y el ojalá del Zapata; el surgimiento del Gastón, entre otras muchas cosas.

Humberto Flores y El Zapata no sólo son los triunfadores del serial invernal, son dos nombres recuperados para dar variedad a los carteles de todo el país.

Imposible olvidar al peón de brega Crhistian Sánchez que ha tenido una temporada sensacional, saliendo al tercio infinidad de ocasiones y bregando muy bien.

Ángel Devo (4ª.) y Efrén Acosta (16ª.) deciden despedirse de la profesión de picadores, dando emotivas vueltas al ruedo, bañando con sus lágrimas el centro del ruedo en la ovación postrera.

A gran tranco esto fue la temporada en la que se rumoró que podría venderse la plaza, derrumbarse y construirse una zona comercial; que la boca se les haga chicharrón. Ya vendrán mejores temporadas. Urgen.


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