Es tremendo el contraste, dos plazas, dos empresas ejercen la actividad taurina en el Distrito federal. La plaza Monumental México, la más grande del mundo y la de Arroyo, de las más pequeñas.
La pequeña plena de taurinismo y amor a la fiesta. Se lleva un plan, se tiene un proyecto, se persigue un objetivo, se cuidan todos los detalles, se le da brillantez a la fiesta, se generan resultados buenos para la fiesta.
La grande, sin plan, sin rumbo, haciendo las cosas por hacerlas, cero taurinismo, carente de amor por la fiesta, ausente de resultados, está tocando fondo.
En Arroyo está a cargo un verdadero taurino, empresario de calidad triple A.
En la México, no hay empresario.
Óscar Mejía.
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