Asael Piedras
El que más decepcionó fue Rafael de Alva "El Pipo", ese joven que se tiró de espontáneo con el novillo "Gordo"
Guillermo Leal
Ciudad de México (27 julio 2008).- Incomprensible resulta que los novilleros busquen torear en la Plaza México si no tienen las mínimas condiciones para hacerlo, y más aún que en el coso más grande del mundo no haya un filtro para saber a quién pisará, vestido de luces, el que debiera ser el ruedo más importante del País.
Debutaron tres novilleros sin posibilidades para hacer un papel digno. Faltos de oficio, de técnica, y peor aún, de decisión, que desaprovecharon cinco novillos de De Haro, preciosos de lámina, todos cárdenos claros, muy bien presentados, que hicieron gala de su sangre brava y que, lógicamente, exigieron que se les toreara.
Sólo el primero desarrolló malas ideas. Al final el ganadero Antonio de Haro salió al tercio y se enganchó para dar una vuelta al ruedo que no fue por todos bien vista.
El que más decepcionó fue Rafael de Alva "El Pipo", ese joven que se tiró de espontáneo con el novillo "Gordo" que indultaron hace unos domingos, porque dijo que prometía entrega y valor. Ni una, ni otra cosa mostró, oyendo aviso en su primero y dejando ir vivo al sexto de la tarde con el que corrió apanicado.
Asael Piedras se tiró de cabeza dos veces al callejón, desaprovechando a un gran novillo como lo fue su primero, mientras que el chaparrito Claudio Montiel, sin ton ni son, anduvo a topes con sus astados, oyendo dos avisos en el cuarto.
Contrario a los picadores quienes exageraron en el castigo a los novillos, muy digno estuvo el banderillero Christian Sánchez quien no quiso salir al tercio tras haber colocado un par emocionante, pero no bueno.
Publicado en REFORMA
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