Novena novillada de la temporada
Don Pepe Murillo Alvirez desde San Felipe, Guanajuato, mando seis auténticos novillos disparejos en pinta, tipo, pero eso sí, muy parejos en nobleza y bravura. Si acaso el tercero acabó por defenderse. Recibió el honor del arrastre lento el segundo.
México, D.F.- Otro buen encierro, desperdiciado. Ya parece que se está haciendo costumbre que excusando falta de sitio los novilleros actuantes en su visita a la plaza más grande del orbe taurino no aprovechen a sus novillos.
O están mal programados o de plano no hay novilleros o los arrestos para enfrentar el compromiso ante más de mil asistentes, en tarde soleada y con algo de viento.
Don Pepe Murillo Alvirez desde San Felipe, Guanajuato, mando seis auténticos novillos disparejos en pinta, tipo, pero eso sí, muy parejos en nobleza y bravura. Si acaso el tercero acabó por defenderse. Recibió el honor del arrastre lento el segundo.
Juan José Silis, se mostró brusco y terminó por desperdiciar su lote. En su segundo, a pesar de sus inconsistencias sus seguidores le aclararon una vuelta cuando el juez le lego justamente una oreja, que lo confundiría más que ayudarlo.
Manolo Olivares se vio indeciso en muleta y muy voluntarioso en banderillas. Habrá que reconocerle su discreción al regresarse por el callejón después de la muerte del novillo, quien recibió arrastre lento y no subirse al triunfo ajeno como actualmente se acostumbra.
El norteño Juan Fernando poco lució a pesar de su entera voluntad. En el que cerró plaza se mostró asado a pesar de revelar escaso valor. Acabó por no poderle al bravo.
Al final del festejo, discretamente saludó al tercio el ganadero don Pepe, lamentando que su ganado pudo haberse ido al rastro al menos, con las “orejas mochas”
Octavio X Lagunes/Ciudad de México
publicado en MILENIO
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