Valiente, como siempre,
estuvo Luis Conrado.
1 de junio de 2009
En el cierre de su temporada
Horacio Soto Castro
El festejo con que se terminó el serial novilleril en
Previamente se le rindió un homenaje al pintor taurino Reynaldo Torres de parte de las peñas taurinas Porra Libre, el Trincherazo y
Se jugaron astados de Campo Real, de buena presencia, que presentaron problemas y por la falta de experiencia y de recursos de los jóvenes coletas se acentuaron y no salió nada encomiable, al contrario muchas censuras de los aficionados que no repitieron la buena entrada de hace 15 días, que además no supieron valorar el desempeño de los alternantes.
Hubo muchos avisos, muchas volteretas y trasteos que nunca alcanzaron el rango de faenas, es más, solamente se vieron muletazos sueltos que no merecían algún olé, a pesar de que los toreros le pusieron ganas, afición y valor.
Se cortó una triste orejita que fue a caer en manos, en forma de dádiva, de Pedro Núñez "Chavalillo", quien no aprovechó los buenos momentos que tuvo el novillo y mató de estocada ligeramente contraria. Y el juez Ramos otorgó el apéndice a solicitud de algunos cuantos asistentes. En ese astado saludó otra vez en el tercio Tonathiú Cruz por sendos pares de banderillas. Ese mismo astado tumbó al picador y volteó feamente a José Miguel Parra.
A Parra le tocó otro morito con problemas, pero nunca se achicó. Toreó bonito por estatuario y luego pases por la derecha que le corearon, pero también fue volteado en dos ocasiones ya que el astado desarrolló sentido. Cobró una estocada, mejor que la anterior y a pesar de la petición de oreja puso oídos de mercader el juez y a Parra lo volvieron a obligar a dar la vuelta.
Siguió Luis Conrado, quien no escatima el valor a su toreo y entusiasmó a los concurrentes con cuatro largas en el centro del ruedo. Y se dio a torear a su estilo exponiendo de verdad. Alargó su trasteo y le tocaron un aviso antes de entrar a matar y luego le tocaron otros dos para que se le fuera vivo el novillo a los corrales. No hizo caso y liquidó al astado de descabello, pero oficialmente se le fue vivo.
A Jaime Adrián no se le apaga la afición y el entusiasmo y le pone énfasis a su actuación. No se salvó de ser volteado y salir conmocionado, pero regresó al ruedo para terminar con el enemigo previo aviso y saludó en el tercio.
Y cerró plaza Carlos Peñalosa, a quien dio flojera verlo torear sin ápice de entusiasmo y alguien comentó que "está muy apaciguado". Fue un cubo de hielo sobre el ruedo. Cubrió los tres tercios y escuchó un aviso antes de la estocada que cobró, que alguien también dijo que se había equivocado.
ESTO
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