| 02/05/2010 | ||
FRANCAMENTE HAY cosas que no entiendo, son varias, mi intelecto no da para tanto y no asimilo otras tantas. Para tratar de descifrarlas primero les diré que sigo con semejante gripe que me ataranta mas de lo que se pueda pensar, van pues mis intentos de esclarecer mis tantas dudas esperando ser claro y no enredar mas las cosas, tanto a ustedes como a mi mismo. NO ENTIENDO el porque dos toreros que rebasan fácilmente el millar de actuaciones cada uno, se empeñan en parecer principiantes, hablo concretamente de dos santos que nunca han sido de mi devoción, Eulalio López y Rafael Ortega. La misma cantidad de actuaciones les ha dado un sitio muy envidiable y sin embargo toman el camino cómodo, el comercial, el mas corriente, el del aplauso fácil, el de sorprender al sano aficionado nuevo que se cree todo lo que ve. Ejemplos puedo poner por montones, los cómicos desplantes del primero de ellos y esos calcados tercios de banderillas del segundo y siempre sin intercalar los lados, sus faenas sin estructura alguna y a velocidades temibles y que a decir verdades en ratos se equivocan y pegan sabrosos muletazos, lentos y largos, su amplio rodaje les da para eso y para mas pero no lo aprovechan, regresan a buscar al triunfo populachero. ESTO DESDE luego que tiene consecuencias horribles y tiene comparsa que les asegunda sus cosas, pocos lo dicen pero todos lo notamos, el público que va a las plazas a ingerir líquidos apendejadores y como antro con variedad paga un cover por ver eso, la variedad, que en este caso son los toreros, el espectáculo vivido el sábado pasado no tiene nombre, superó a la pachanga haciendo futboleras olas, solicitando música sin ton ni son, festejando ruidosamente hasta los accidentes en el ruedo, gritando el consagratorio torero, torero, si alguno de los actuantes sufre alguna maroma y de pasada faltando al respeto al espada que hace las cosas con categoría y dignidad como lo fue el francés Sebastián Castella. CLARO QUE todos se juegan la vida, eso no esta en duda, como tampoco negamos que van a la plaza verdaderos aficionados que por cierto cada día son menos, los ahuyentan las situaciones antes descritas y a esto debemos de agregar que cada día son más notorias las novilladas lidiadas en las que los espadas cobran como corridas de toros. Lo que se ve no se pregunta. OTRO TRISTE caso es el de las complacencias, como las de la radio, usted solicita y ellos lo complacen. Tres tardes para un Octavio García que fueron tres tardes de desperdicio, seis reses que de haber caído en manos de algún otro torero aseguro hubiera aprovechado mejor la triple oportunidad, aquí los hay mejores y sin embargo los dejan “en la banca”, falta de relaciones “con los locutores”. TOROS DE regalo al por mayor y que al parecer sus costos son sufragados por alguna compañía vinícola, a ellos les conviene tener al asistente “sentadito y borrachito”, negocio completo, saliendo del coso siguen con el desmadre y con la probabilidad de caer detenidos y a palmar la multa, negocio completo y que siga la pachanga. SI TRATARAMOS de contar al verdadero aficionado, al sano, al conocedor, al que va a ver toros y no a que lo vean, aseguro que los podría contar don Álvaro Obregón con los dedos de la mano y le sobrarían algunos. Creo sin temor a equivocarme que al buen aficionado lo encontramos más fácil en las novilladas de la plaza San Marcos que en las novilladotas de la Monumental. NO ME CONTRADIGO, el actual asistente tiene la razón, va a divertirse de alguna manera mientras en el ruedo no haya el toro serio y el torero ídem. NO ES mucho pedir, que cada quien haga lo suyo de maneras correctas, los toreros buenos pueden salvar la fiesta, la seriedad perdida por el comercialismo mal entendido provoca las pachangas, ayer volvió a las andadas malas el señor juez con el abuso y exceso de la mocha orejas, la Pelea de Gallos, el himno local que desborda las pasiones, no se valen estas acciones... Nos Vemos. |
03 mayo 2010
Pachanguero día del Trabajo...Sin el Toro y...
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