Un día como hoy pero de 1968 hizo su debut en la plaza México el novillero Curro Rivera, quién más tarde sería uno de los diestros más importantes de su época.
En esa tarde alternaron con él Mario Sevilla (hijo) y Arturo Ruiz Loredo, los novillos fueron de la ganadería de Garfias.
Torero de su tiempo, con su juvenil alegría llenó de aire fresco el ruedo con sus cites ”psicodélicos”, llamados así por el periodista José Alameda, muy acorde a los tiempos que vivía la juventud de aquellos tiempos.
Por su triunfal presentación, sobre todo por la faena de su segundo novillo, sexto de la tarde, fue repetido al siguiente domingo obteniendo un nuevo éxito.
“Lo que se hereda no se hurta”, dice un popular refrán apropiado a Francisco Martín Rivera Agüero, nombre de pila de este trascendental torero mexicano que le llegó la afición en línea directa a través de su padre el matador de toros Potosino Fermín Rivera y por parte materna de Doña Ángeles Agüero, hermana del también matador de toros español Martín Agüero
El impacto que produjo su carrera novilleril lo llevó a tomar la alternativa, a solo dos meses de haber debutado como novillero en la capital de la república, el 14 de septiembre de 1968 en la plaza de toros de Torreón, Coahuila, con el maestro Joselito Huerta de padrino y Jaime Rangel de testigo. El toro del doctorado se llamó “Presidente” de la dehesa de San Martín.
Ya doctorado toreó tres corridas en el Toreo de Cuatro Caminos. Confirmando en la plaza México el 16 de febrero de 1969, donde Manolo Espinosa “Armillita” le cedió los trastos en presencia del español Juan José. El toro de la confirmación se llamó “Romancero” de Javier Garfias.
Esa temporada conquistó el Estoque de Oro.
Por considerarse ya como una figura del toreo mexicano, fue contratado para confirmar su alternativa en la plaza de las Ventas de Madrid, el 18 de mayo de 1971 en la importante feria de San Isidro, en un cartel de lujo que apadrinó Antonio Bienvenida con el testimonio de Andrés Vázquez, con un encierro de la vacada de Samuel Flores.
Dura prueba de la que salio airoso con el corte de una oreja.
En su segunda actuación que compartió cartel con Antonio Ordóñez y Paco Camino “Repitió color” con otro trofeo auricular.
Su aureola de triunfador en la catedral de l toreo español le abre las puertas de los más importantes alberos, como el de la Maestranza de Sevilla, donde salió a hombros por la puerta del Príncipe al cortar tres orejas, llevando de alternantes a Victoriano Valencia ya Curro Romero.
En 1972 vuelve a la feria de San Isidro en Madrid y corta otra oreja, tres días después el 22 de mayo regresa nuevamente a las Ventas haciendo tercia con Andrés Vázquez y Sebastián Palomo Linares con un bravo encierro de Atanasio Fernández. Esa tarde Andrés Vázquez cortó una oreja, la cuota de Curro fue de cuatro orejas, balance histórico para un mexicano en Madrid. Palomo Linares igualó la cifra de cuatro orejas, pero el presidente de la corrida (Juez de plaza) le salió el nacionalismo y le obsequió un rabo de pilón. Polémico trofeo que le costó el puesto al patriotero presidente. Al margen de este hecho, salieron a hombros Curro Rivera y Palomo Linares.
Con motivo de celebrar el milenio de corridas toreadas, consumó la inusual hazaña de lidiar y matar catorce toros en la tarde – noche del 25 de abril de 1982 en la feria de San Marcos de Aguascalientes, siendo siete toros de la Alianza, Ganadería de su propiedad, los otros siete de Santo Domingo, Campo Alegre, Carranco, San Antonio de Triana, San Martín. Mimiahuapan y José Julián Llaguno. El saldo artístico fue de: dos rabos, diez orejas, una vuelta al ruedo y cuatro salidas al tercio. Contra su costumbre banderilleó a tres toros.
Este es a grandes rasgos la interesante historia de esta figura del toreo que evocamos en esta fecha 14 de julio y que murió toreando en su ganadería la Alianza el 23 de enero de 2001.
Héctor Budar
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