EL REJONEADOR GANÓ
EL TROFEO PLAZA MÉXICO
Es Gastón nueva figura
El mejor toro de la tarde
fue “Nenito” de Los Encinos
GUSTAVO MARES
Gastón Santos se consolidó ayer como la nueva figura del rejoneo mexicano por la manera en que ejecuta las suertes a la jineta. Conjuga emoción y pureza, lo que hace que conecte rápidamente con los tendidos.
La tarde de ayer en la México, junto al ganadero Eduardo Martínez Urquidi, se convirtió en el triunfador del festejo a beneficio de la Unión Mexicana de Toreros, presidida por Manolo Mejía.
El jinete potosino templó las embestidas de su enemigo, un buen ejemplar de Cuatro Caminos, y demostró que la obligación del torero a caballo es utilizar la cabalgadura como si se tratara de un capote o una muleta. Aunque, en general, es difícil comprender el arte de Marialva, Gastón lo hace muy entendible para los aficionados de nuevo cuño y como estuvo certero con el rejón de muerte, que no hoja de peral, pues fue proscrita hace muchos años, cortó una oreja, la única de la tarde que marca una nueva etapa en la carrera de Santos, pues se consolidó como uno de los mejores rejoneadores a nivel nacional. Esa oreja le valió para adjudicarse el trofeo Plaza México que se puso en disputa.
El otro gran triunfador de la tarde fue Eduardo Martínez Urquidi, propietario de Los Encinos, ganadería que se ha consolidado como una de las más definidas en cuanto a genotipo y fenotipo se refiere.
Envió ayer al coso grande a “Nenito”, un toro muy bien presentado y de impresionante cornamenta que, además, embistió templado y con calidad a la muleta de Leopoldo Casasola, quien lo entendió a la perfección y pudo realizarle un trasteo emocionante que no pudo rubricar con el acero, por lo que se tuvo que conformar con una salida al tercio. Aún así, los aficionados reconocieron el buen juego del astado de 525 kilos y, por ello, aplaudieron cuando su criador recibió un reconocimiento.
Humberto Flores, con un burel de Xajay, estuvo tesonero y voluntarioso, pero erró con el acero y saludó desde el tercio; Antonio Bricio, pitos tras un aviso; Christian Ortega se jugó la vida sin miramientos, pero también falló con la espada y saludó desde el tercio; Miguel Ortas “Miguelete” quiso agradar, pero no contó con la colaboración del toro de Los Ébanos que le tocó en suerte.
Publicado en OVACIONES
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