Jueves, 27 Noviembre, 2008
Amigos… el pasado domingo concluyeron los festejos en la plaza Nuevo Progreso. Exceptuando el último encierro de Real de Saltillo, propiedad de Carlos Peralta, presentado con toda dignidad, los demás fueron vergonzosos.
No obstante tantas anomalías, continuamos leyendo y escuchando comentarios de quienes neciamente pretenden explicar y justificar cuál es, según ellos, el actual toro mexicano, esgrimiendo una autodefensa con la que intentan solapar a algunos ganaderos del torito que actualmente éstos crían. Bureles con escasa presencia, y un altísimo grado de mansedumbre y descastamiento que han acentuado en sus reses una falta de transmisión que termina por aburrir a los asistentes, siendo este tipo de animales los que siempre salen de estas dehesas. Como claro y reciente ejemplo lo que hemos visto en los festejos en Guadalajara.
Ahora bien, lo extraño del asunto es que estas reses son una constante de las “selectas” ganaderías mexicanas que comúnmente lidian nuestras ¿figuras?, ¡vaya terquedad e insistencia! Cuando sabemos que en México contamos con más de 280 ganaderías, pero de éstas, ¿cuántas vemos lidiar?
Así es, hay un número importante de ganaderos repartidos principalmente en siete estados de la Republica, y en ellos están las fincas donde se crían con pasión, amor, dedicación y mucho sacrificio, auténticos toros bravos, en que ganaderos con escrúpulos y afición al auténtico eje central de la fiesta dedican día a día, a que su majestad el TORO esté preparado para ir a las plazas, pero tristemente ahí se quedan, por la poca voluntad de aquellos que se niegan a realizar una fiesta auténtica. Este es el problema viven los toros en México. Es la principal causa por lo que nuestras plazas están prácticamente vacías, y el público que asiste sale molesto y enfadado del espectáculo que se les ofrece, y claro, nunca más regresan. Sin embargo, por lo visto muy poco interesa a los empresarios y autoridades este problema, ya que siguen obstinados en realizar y organizar de esta forma su mediocre espectáculo. Olvidándose que la fiesta, ¡es del toro, y punto!
MILENIO
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