CON EL RABO ENTRE LAS PATAS
Allá, en el rancho familiar en Durango, donde los alacranes son güeros y los escuincles se sentían toreros, y la Tía Dolores del Rió soñaba con ver algún día su nombre inscrito en las marquesinas hollywodenses, todo estaba en paz y decía la nana Gertrudita que ni una hoja se movía sin que el "amo" lo autorizara, hasta que un día al hijo de un caporal llamado Doroteo Arango, se le metió el pingo, agarró el cuete, tronó la pólvora y huyó a la sierra como coyote matrero, se apoderó del nombre de un temido roba vacas mentado Pancho Villa, e incendió el país junto con su legendaria División del Norte, este recuerdo de mis ancestros, me lleva a situarme en lo que esta sucediendo con el polvorín llamado Plaza México, y no propiamente a lo que atañe al monumento de cemento, sino lo que ocurre con el débil palpitar de su corazón de venas de acero y ritmo cardiaco moribundo, aunque la neta que pa´mi que ya se gangreno y el domingo la decapitaron ¿qué raro? pues ahora se dan corridas incruentas lo cual mas que lastima, da horror sobretodo por que no hay nada más denigrante para un hombre o para una institución, que se le sobaje, humille, denigre, y pisoteé, tal cual esta sucediendo con la plaza mas grande del mundo y que ha sido albergue de las paginas mas brillantes del toreo.
Pero, como vamos a pensar en ese "amo" sin cuya autorización nada se mueve si la plaza ya ni cabeza tiene, ó sino como se explica uno la serie de atrocidades con que la están matando en vida, como ocurre cada domingo, y para que no se me escurran las lagrimas, me gane la muina y me tire a la borrachera, solo me referiré a lo ocurrido el ultimo fin de semana, donde la empresa había anunciado que torearían los triunfadores de la etapa eliminatoria ¿cuáles triunfadores? porque salvo el caso del tapatío Guillermo Martínez, a quien la empresa el día que lo anunció, le hecho un piojo y una liendre y claro la afición exigió que le repusieran la tarde, lo que ocurrió, y hasta suerte tuvo pues en el sorteo no le tocó ninguna de las cuatro musarañas que en lugar de pitones traían aguijones y aretes de mansas procedentes de la ganadería de Xajay, la que se ha especializado en cabecitas de jíbaros adolescentes, luego el abuso de poder de algún esbirro del "amo" que por sus pistolas y por su conveniencia, ordeno que Fernando Ochoa se tomara la foto mercadológica con las orejas y el rabo ficticios de un toro que por embestir a destajo, arando la arena y con el hocicó cerrado, como es su obligación, le sobró para que le perdonaran la vida, en claro contubernio, entre el matador que no mata y el juez que vio lo que no se vio.
Es clarísimo que a la empresa le urge un torero cuña que forme pareja con el nuevo valor de los alberos, el torerazo tapatío Guillermo Martínez, y claro encontrar ese torero esta en arameo, así que como dijera aquel estadista "El Poder es para usarlo y no para ostentarlo", y esto viene a colación ¿por qué, quien se va a brincar las trancas sino es el hombre que tiene poder? que para efectos precisos es el empresario Sr. Víctor "Curro" Leal, o un mandadero o algún lambiscón inoportuno o un vívales con iniciativa por eso le urge al señor empresario lavar su ética, cesando públicamente a quien se atrevió a violar el reglamento, el uso y las costumbres de la Plaza México, que no contemplan el otorgamiento de trofeos ficticios, que en este caso particular se le dieron al torero, con fines claramente publicitarios para sacarle raja al triunfo, que no la apoteosis del torero michoacano.
Otro hecho aun más deplorable, fue el de usurpación de funciones y abuso de autoridad, pues es claro y preciso que la única persona responsable de ordenar la entrega de trofeos es el Juez en funciones ¿entonces quien se despacho con la cuchara grande? y apropiándose de funciones que no le corresponden. Y premió al torero con las orejas y el rabo, además ¿quién dice que la faena valía esos trofeos? Y que no nos salgan ahora con que el único culpable es el alguacilillo el recibió ordenes superiores de un empleado menor.
¿Esa es la Plaza que se quiere evitar sea derrumbada?, ¡Que pena! que no nos demos cuenta que el mal esta en las entrañas y no en el cascaron.
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