EN LA NOVILLADA EN PUEBLA.
- Carlos Alberto Espinal
Durante toda la semana en Puebla, no se hablaba de otra cosa más que del siguiente capítulo de la férrea rivalidad que sostendrían el local Alfonso Mateos y el tlaxcalteca Sergio Flores, al conmemorar una fecha tan importante en la agenda taurina de la ciudad, como lo es el 5 de mayo, más nadie contaba que el zacatecano Antonio Romero, tercero en discordia del cartel, acabaría echadose a la bolsa a la afición que llenó a más de media entrada los tendidos de la plaza de toros “El Relicario, Joselito Huerta”, la cual se le entregó sin medida, después de facturar un par de interesantes y estrujantes faenas, llenas de poderío, temple, arte y valor, ante el mejor lote del bravo y bien presentado encierro que mandó el hierro de Ajuluapan.
Antonio Romero, sorteó el lote más potable del encierro, toreando en primer lugar a “Ramsés” el mejor astado de la tarde, que cabe resaltar se lastimó una de sus patas delanteras desde el capote, la cual terminó fracturándosele al final de la faena, más su bravura le hizo dar el juego que mostró, con quien su lidiador no se acomodó con el percal, para posteriormente desahogar el segundo tercio con más voluntad que exactitud y recibirlo en los medios con una tanda de péndulos a zapatillas atornilladas. Brindó con gratitud al empresario José María Arturo Huerta, para después deletrear auténticamente el toreo con la muleta en la diestra llevando de aquí hasta allá a su enemigo. Con la de cobrar sacó la variedad de la manga, le vimos pegar capetillinas, molinetes, vitolinas, cambiados de mano, un par de desdenes de latigazo y hasta el remanguillé que no hicieron esperar los gritos consagratorios de “torero, torero”, para posteriormente rubricar con una tanda de manoletinas, antes de dejar dos pinchazos que le impidieron pasear los máximos trofeos.
Cerró plaza con “Aniversario” y continuó el recital, lanceando a la verónica columpiándose con el capote para rematar con una pinturera brionesa, para después quitar por tafalleras y culminar con una revolera muy agitanada con el envés del rosado. El segundo tercio lo desahogó con lujo de facultades y técnica destacando el último par donde aguantó un derrote brutal frente al burladero de matadores. Brindó a José Luis Angelino y en el tercio le pegó cinco estatuarios muy jaleados, para después pasarse la muleta a la diestra y pegarle sendas tandas de derechazos por abajo y en redondo, tapando con el engaño la cara de su enemigo que no era precisamente una perita en dulce, las cuales aderezó con escalofriantes capetillinas en un palmo de terreno. Brilló también con la zurda antes de adelantar la suerte en otra capetillina y recibir un fuerte arropón sin consecuencias, para levantarse engallado y sin verse la taleguilla que tenía totalmente destrozada de la parte trasera para desgranar los ¡Olééés¡ con una tanda de ayudados por alto viendo al tendido. Mató con estocada entera, aunque poco caída lo que no impidió que cortara par de auriculares que a la postre le permitieran salir en volandas.
Por su parte, Alfonso Mateos, lidió en primer término a “Zacapoaxteco” con un farol de hinojos, para después desmayar las manos a la verónica con cadencia y solera; quitó por ceñidas chicuelinas para rematar con una revolera de cartel, empezando a ponerle temperatura al termómetro. Brindó a sus paisanos y tomó la roja para iniciar el trasteo con doblones muy toreros hasta dejar al astado en los medios y comenzar a estructurar una faena derechista que desarrolló por nota, con largueza y temple, la cual rubricó con cambiados de mano y dosantinas en dos tiempos; la tanda que produjo mayor emoción fue la que se mandó frente a la puerta de caballos, donde se fajó con su enemigo para arrancarle pases de mucha valía que finalizó con un desplante arrojando los trastos quedando inerte y desdeñoso en la cara del animal. Ya en el tercio mortal, se volcó tras el morrillo con el acero para dejar un estoconazo hasta la bola, que hizo rodar al morito patas para arriba y así pasear una oreja que a muchos le supo a poco.
En su segundo, Mateos sorteó el hueso de la tarde “Abades”, el cual no presentó opción alguna para el poblano, quien no obstante estuvo en torero, exponiendo mucho ante un astado que envestía a media velocidad y sabía lo que dejaba atrás, más desahogó la papeleta con otra gran estocada.
Sergio Flores, saltó a la arena del “Relicario” con la firme intención no solo de convencer al público poblano, sino borrar a su rival Mateos y dar a conocer ese toreo maduro que ha cautivado a las plazas más importantes del país, el cual en su primero “Campeón”, se abrió de capa con mucho sentimiento, para dibujar verónicas de exquisita manufactura y rematar con una soberbia media. Ya con la pañosa en la diestra toreó muy pausado, extrayendo varias tandas donde demostró su rodaje europeo; lamentablemente el astado se apagó cuando parecía que la faena rompería por lo que tuvo que abreviar antes de dejar una estocada entera ligeramente caída para recibir una calurosa ovación.
Lo mejor de Flores llegó en su segundo “Tipazo”, al quien le firmó la mejor demostración de capa de la noche, recibiéndolo con par de largas cambiadas para lancearlo después por embraguetadas chicuelinas en la boca de riego y quitar por gaoneras de verdadero escándalo. Con la muleta tardó un poco en entender las condiciones de su enemigo, quien salía con la cabeza suelta de los pases, por lo que tuvo que dejársela en la cara y arrinconarlo en tablas para arrancarle las tandas más valiosas de la faena, las cuales rubricó con tres dosantinas al hilo en un palmo de terreno siendo la última de ellas con la que enloqueció a la plaza al cambiarse la muleta de mano al final de ésta. Culminó su trasteo con bernardinas pero desgraciadamente, se puso necio con el acero, lo que impidió que cortara por lo menos un apéndice que tenía ganada a ley.
SUMARIO: Plaza de toros “El Relicario, Joselito Huerta” de Puebla, Pue. Más de media entrada en clima caluroso. Primer festejo de feria. Novillada con astados de Ajuluapan, bien presentados y desiguales en su conjunto, del que destacaron el primero, el tercero por su bravura, que mereció el arrastre lento y quinto. Pesos 370, 340, 380, 380, 410 y 380. Alfonso Mateos (Verde Botella y Azabache con remates en dorado) oreja y palmas. Sergio Flores (Blanco y Oro) ovación y silencio. Antonio Romero (Catafalco con pasamanería blanca) Vuelta y dos orejas con dos vueltas. Destacó en banderillas Gerardo Angelino. Antonio Romero en su segundo dio la vuelta al ruedo.
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