Lupita López tampoco tuvo una buena tarde al desaprovechar a dos buenos novillos. Foto: Archivo |
Al final, fue la empresa la que tuvo que mandar matar al novillo desde la barrera ante la falta de del juez
- Guillermo Leal
El cuarto novillo se rompió una pata.
Pese a que ordenó la devolución, nunca se abrió la puerta de toriles y tampoco la novillera Lupita López lo mató.
Esto originó un inusitado desorden en el callejón, pues nadie sabía qué hacer.
¿Y el juez?, "como el chinito..."
Ante la falta de autoridad, la empresa ordenó a uno de los puntilleros que matara al novillo desde la barrera.
Los insultos hacia la autoridad no se hicieron esperar durante casi dos de las cuatro horas que duró el festejo en el que la novillera mexicana Lupita López dejó escapar la oportunidad con dos magníficos novillos de los cuatro de San Martín que fueron bravos y nobles. Admirable es que con tan poca técnica tenga un valor muy firme para salir al ruedo.
A Michelito Lagravere no se le juzga como niño y no se le puede ver como novillero. Se esforzó por triunfar pero no pudo, al grade de romper en llanto al final de su faena y a pesar de ello dio una protestada vuelta al ruedo.
El francés Tomás Cerqueira pegó los mejores muletazos de la tarde al último del festejo, pero fueron intermitentes y no le alcanzaron para cortar la oreja.
Los novilleros se repartieron cinco avisos.
Abrió plaza el rejoneador Emiliano Gamero, inexperto e inseguro que de diez suertes que intentó, únicamente dos las ejecutó bien.
También se lidiaron dos novillos del debutante ganadero Juan Huerta, uno de ellos bueno y otro de Villacarmela, manso.
REFORMA
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