15 enero 2008

desde el albero

miércoles 9 de enero de 2008

La música callada del toreo (y II)/ Jose Bergamin


II


En su Tauromaquia o Principios fundamentales del toreo, pide Pepe Hillo a los espectadores de la corrida que guarden silencio para no distraer al toro ni al torero, entorpeciendo la ejecución de las suertes. Suponemos que ese silencio que pedía Pepe Hillo no debió de guardarse enteramente nunca. Pero sí sabemos que el ruido de voces y griterío, que interrumpe constantemente el espectáculo taurino, no era tanto, ni muchísimo menos, antes como ahora.


Más de medio siglo llevo viendo corridas de toros y recuerdo mejor ahora es que la intervención de los espectadores con improperios y denuestos si no les gustaba lo que veían o con oles y palmas si les entusiasmaba, era mucho más oportuna y adecuada su causa.
Otra cosa que también recuerdo es que nunca en las plazas principales –en Madrid, jamás- pedía y obtenía el público que se acompañase la faena de muleta con música. Los alegres o tristes sones de los pasodobles toreros acompañaban únicamente el paseíllo o los intermedios y el arrastre del toro por las mulillas.

Y es que el espectáculo del toreo tienen su música propia, su música callada, su música para los ojos. Los que mejor han comprendido esto han sido los toreros gitanos. Recuerdo a los Gallo, a Gitanillo, a Cagancho… Porque el ritmo de su toreo personalísimo tolera menos cualquier otro ritmo musical que lo desvíe o el ruido que lo distraiga. Claro es que cuando el torero, sin ser gitano, llega a esa profundidad y transparencia al hacer y al decir el toreo con tan puro estilo, tiene, como el gitano, esa sensibilidad extremada que le exige su arte. Me basta recordar a Antonio Fuentes y a Juan Belmonte.

Dos veces he visto torear en la pequeña plaza de Vista Alegre de Carabanchel –antes pueblerina, ahora la verdaderamente madrileña frente a la desproporcionada y de tan feísima arquitectura de la de Ventas- al que es, para mi gusto, extraordinario torero gitanísimo Rafael de Paula. En las dos le he visto hacer y decir el toreo admirablemente, con una finura y profundidad de estilo incomparables. En las dos tardes pidió el torero que no toase la banda de música mientras él toreaba. Recuerdo que en aquella primera tarde en que le vi torear tan bien que aún perdura en mi memoria la imagen vivísima de su faena de muleta, creo que a su segundo toro, fue la melancólica tarde otoñal en que se despidió del toreo en los ruedos para siempre Antonio Bienvenida; quien hizo el paseíllo con el capotillo negro de José sobre el granate y oro de su traje luminosísimo. Le llamé por teléfono aquella noche para felicitarle por su retirada, y apenas me dejó hablar, interrumpiéndome para decirme con entusiasmo: “¿Has viso qué faena la del gitano?”. Vi aquélla y he visto éstas de la otra tarde en Vista Alegre. Y aún diré que las sigo viendo, porque las sigo oyendo, que es verlas por mirarlas en esa música callada e imborrable que es el toreo mismo. El “ahí queda eso” del toreo, como del baile y cante flamencos, gitanos o no, cuando alcanza por los ojos para los oídos, y viceversa, a quedarse quietos, extasiados, inmortalizados en su efímera aparición imperecedera. Pienso en la guitarra de Diego del Gastor, y tantos otros; en la voz de Pasotra y Manuel Torre, y tantos más; en el baile de la Borrul, la Durán, Escudero, la Mercé, la Imperio… etc., etc. “Ahí quedó eso” ¿Pues en dónde quedó sino en nuestro recuerdo vivo, que es personal e intransferible? Todo lo demás fue ruido.

Yo diría que el sentimiento del toreo (sin el cual el toreo no es nada, ni para el que lo hace ni para el que lo ve; cosa que tan bien supieron y dijeron Rafael el Gallo, Joselito y Belmonte) sin ese sentimiento que decimos, sobre el que toda explicación es vana, como lo es para todo arte vivo o creador (poético en definitiva), no veríamos en el toreo esa callada música, que es su alma propia, su definición y su estilo. Por eso otras veces encontrábamos en los grandes toreros que vimos adecuada comparación con grandes poetas y nombrábamos a Rafael el Gallo y a José y a Belmonte, poniéndoles al lado, para compararlos, a Góngora, a Lope, a Calderón o Quevedo o Cervantes. Y llamábamos a Rafael el Gallo, Góngora del toreo; y a Joselito, Lope; y a Juan Belmonte, Caldrón o Quevedo y hasta Cervantes. También, y para entenderlos mejor (o sea, sentir su toreo mejor), solíamos decir que, en la mayoría de los casos, Joselito toreaba en verso, o que su maravilloso toreo era lírico, o que su maravilloso toreo era lírico; y que Belmonte toreaba era lírico; y que Belmonte toreaba en prosa (siempre poesía) y, por eso, dramático.
Todo esto diréis que son figuraciones mías, imaginaciones irreales. Pues ¿qué hay en el toreo, cuando es arte, que no lo sea? En el mundo imaginario, irreal, ilusorio, del toreo, como en el de todo arte vivo, creador (poético); como en el baile y el cante que también lo son. Si esto no fuera así, el arte y juego y fiesta del toreo no sería más que una bárbara y ritual matanza: como para muchos, muchísimos que quieren entender o comprender sin sentirlo, lo es. Y algunos se complacen con ello como si lo fuera.

Esta callada música del toreo puede, a veces, tener apoyo y estímulo en los oles y las palmas. Y así lo veíamos en el gitano Rafael de Paula que se apoyaba y se crecía en su toreo finísimo y profundo al oír el palmoteo de los suyos, que no era de otra música que le estorbase, sino de la de su toreo mismo, a tono con él. “Música es cuanto hace consonancia”, nos dijo Calderón. La callada música de su torear consonaba con aquellas palmas, afianzándose mas con ellas.
No vimos, ¡ay!, torear a Curro Romero en esta feria sevillana (“yo no lo vi, pero me lo figuro”). Me figuro que allí quedó también para siempre, para quienes lo vieron, la música callada de su toreo admirabilísimo. Esa música que “en el aire se aposenta”, como diría Lope. Y en la luz.

La música callada del toreo (I)/ Jose Bergamin

I

El arte mágico y prodigioso de torear tiene también su música (por dentro y por fuera) y es lo mejor que tiene. Música para los ojos del alma y para el oído del corazón: que es el tercer oído del que nos habló Nietzsche: el que escucha las armonías superiores.

Con el tercer oído (que decimos del corazón) es con el que escuchaba Carlyle su propio pensamiento cuando decía que “el pensamiento más profundo canta”. Nos parece que es esa música, ese canto, el que oímos cuando escuchamos atentamente el toreo para verlo mejor. “Oír con los ojos, ver con los oídos”, nos aconseja la Santa Escritura. Ver cómo se queda, se aposenta la música en el aire, cómo se oye su luz en el corazón.

Creo que ha sido el toreo de Rafael de Paula el primero que le ha llamado en lenguaje taurino al sentimiento del toreo, pensamiento; y pensamiento tan profundo que es canto y cante; que es musical. Música que “en el aire se aposenta”, nos dice Lope (“la música en el aire se aposenta”, reza en su verso el torerísimo poeta). Música callada, sonora soledad.

Para el vasco Unamuno, el pensamiento es el que crea el sentimiento: y no al revés, como pensaba Goethe. “Los sentimientos son pensamientos en conmoción”. El dolorido sentir de Gracilazo, ¿qué otra cosa puede ser sino pensamiento conmovido? El toreo lo es. Pero no siempre necesariamente dolorido. Aunque siempre nos conmueva por serlo. Pienso ahora, evoco, recuerdo, el toreo de Rafael el Gallo, el de su hermano Joselito, el de Belmonte… que nos hablaron de su “sentimiento del toreo”, dolorido y gozoso a la vez. Y la música callada de aquel toreo suyo nos renace a los ojos del alma y al oído del corazón como si la estuviéramos mirando y escuchando de nuevo cuando la evocamos. Como si se hubiera aposentado y quedado en el alma, en el aire, en el tiempo, para siempre. La vemos, la oímos todavía. Y es porque la sentimos aún al evocarla porque nos conmueve su pensamiento; porque nos sigue conmoviendo el pensarlo.

Muchas veces, cuando vemos torear por vez primera a un torero que con su toreo nos conmueve, como otros que vimos antes, porque llega a esas alturas sublimes de su arte que aquéllos alcanzaron, pensamos en aquellos otros. Y no porque se les parezcan o asemejen, no, sino porque han llegado a esas cumbres del arte mágico y prodigioso de torear. Porque son originales y no novedosos, como dijo Machado de los escritores, de los poetas. Y en todas las artes de la belleza es así (la música, la pintura, la poesía, la arquitectura y escultura). Como en el cante y en el baile flamencos, acompañantes invisibles, inaudibles, inseparables del arte mágico de torear.

La primera vez que vi torear, hace muchos años, en Madrid, a Curro Romero, pensé en Antonio Fuentes; con el que no tiene parecido ni semejanza alguna tal vez (o tal vez sí). Y es que Antonio Fuentes fue el primer torero cuyo toreo me conmovió por primer vez; se me reveló mágicamente con esa música callada y soledad sonora; con esa emoción conmovedora de pensamiento “que suspende y arrebata el ánimo con su maravillosa violencia”, como dijo el divino poeta sevillano. Con esa armoniosa musicalidad superior, quieta, sosegada, aposentada, que llamó Cervantes “un maravilloso silencio”. Y de este mismo modo, cuando vi torear por primera vez a Rafael de Paula, pensé en Rafael el Gallo; y tampoco por parecido o semejanza; sino por coincidencia con su profundo pensamiento musical: por la revelación maravillosa de una belleza viva, que es la del arte de torear mismo. Su “espíritu sin nombre”, su “indefinible esencia”, diría Bécquer.

Llegando a ese nivel, “alto y profundo”, de las artes de la belleza, no hay en la del toreo como no la hay en las otras de la poesía, la música, la pintura… ni un más ni menos, ni un mejor ni pero. No lo hay entre artistas a ese nivel (Velásquez, Murillo, el Greco, Goya… como Cervantes, Lope, Góngora, Quevedo, Garcián, Calderón…) si sólo de españoles hablamos. No la hay entre toreros como Fuentes, los Gallos Rafael y José, Belmonte, Gaona, Cagancho, Pepe Luis Vásquez, Bienvenida, Ordóñez, Curro Romero y Rafael de Paula… y hablo solo de los que yo he visto y oído torear.

Balcón Taurino

BALCON TAURINO 12/01/2008
por "Cuentacuentos"
Resucitaron la Plaza

El domingo pasado resucitó la Monumental Plaza Muerta con dos TOREROS con aroma de arte puro, dos TOREROS que nos transportaron a tiempos idos, que hicieron recordar la época romántica del Torero, Rodolfo Rodríguez “El Pana” y José Antonio Camacho “Morante de la Puebla ”, llegaron a la plaza, el primero en una “Calesa” y el segundo en un auto antiguo descapotado, su vestimenta acorde con la época manifestada y ya dentro de la Plaza , el gran ambiente, al “Pana” todo se lo perdonan o se lo critican y a “Morante” …también. Rodolfo invita antes de partir plaza a “Morante” un habano y cambia el capote de paseo por un zarape de Saltillo, los asistentes, disfrutando del momento, “El Pana” de olivo y azabache y “Morante” de negro y pasamanería blanca, con medias del mismo color.¡Que par de “Tíos”!.Los toros de “Los Ébanos” bien presentados, pero con mal estilo, aunque como dice mi amigo Jaime Oaxaca en su escrito, diciendo lo contrario de los toros……. los ¡Infames!, que siguen cegados por la ubre monetaria que tanto mamaron de Manolo Martínez y que aun tienen saldo que pagar…. No entraremos en más detalles, pero si señalaré que el triunfador de la tarde fue “Morante” por dos faenas llenas de estilo, clase, arte y personalidad, algo que no se compra en la “botica”, en varias ocasiones he dicho que la técnica es fundamental en el Toreo, pero también he dicho de los toreros artistas…”La técnica benditamente tapada por…el Arte”… y eso sucedió con “Morante” y con “El Pana”, no obstante una pequeña falla en esa técnica y el toro no se la perdonó a Rodolfo y se fue ¡Al hule!, con un “tabaco” grande de dos trayectorias, antes ya habían sucedido muchas cosas y hasta un toro vivo regreso al corral, durante la lidia del tercer toro del “Pana”, este personaje, ahora también llamado “El Rey de la Legua ”, con solo detalles cambió las lanzas por cañas, así son estos artistas, ¿que hizo “El Pana”?, hizo vibrar la gran mole con sus detalles, iniciando con “ La Veleta ”, después con las “jaras” dos buenos cuarteos, en el tercero falla el par de “Calafia” pero insiste y lo logra espectacularmente, dando una vuelta al ruedo que nadie le protesta, con la muleta inicia con un escalofriante muletazo por la espalda y lo repite, después la sinfonía con muletazos largos como la cuaresma y muy templados, una falla dándole luz al burel y la inminente cornada, sale en brazos de la asistencia y ya no vuelve.
“Morante” quizá hasta un poco fuera de su estilo, demostró que también sabe pelearle a lo toros, faena a su segundo llena de cosas difíciles de describir pero con clase, arte, personalidad y mucha habilidad para realizar la suerte suprema, cortó una oreja a su segundo y otra a su tercero, saliendo en hombros de su paisano Antonio Berrera.
“El Pana” salió el jueves del sanatorio y asistió a la presentación del libro de Heriberto Murrieta, “Vertientes del Toreo Mexicano”, del que hizo la presentación el periodista Joaquín López Doriga, en el Centro Cultural de la Tauromaquia con casa llena, ¡Enhorabuena Heriberto!, de ahí el matador salió a su recuperación a la casa de su madre Doña Lícha en su natal Apizaco, por cierto próximamente se someterá en el Cabildo de ese Municipio, la propuesta que hará la Comuna de que la Plaza Monumental de Apizaco, lleve el nombre de Plaza Rodolfo Rodríguez “El Pana”, por la gran difusión que le ha dado a su ciudad en el ámbito taurino nacional y mundial, ojala y prospere esta propuesta, por lo pronto, el torero con el que hablamos por teléfono en días pasados, nos informó que reaparecerá el sábado 19 de enero en Apizaco, en un mano a mano con César Rincón y el sábado 26 en Puebla con José Mauricio y Pablo Hermoso de Mendoza, con toros de “Pepe Huerta”.
El domingo otro cartel modesto en la México , con el español Ruiz Manuel, “El Zapata” y Omar Villaseñor, con toros de “San Marcos”, se dice que para las corridas de Aniversario no estarán, “El Juli”, Sebastián Castella, César Rincón ni “El Cid” si es que no está en un cartel muy rematado, esperaremos noticias.
Por hoy ha sido todo, nos veremos la próxima semana.
“EL TOREO ES LA DESTREZA Y EL VALOR, CONVERTIDOS EN ARTE”

El Pana a Europa






Que El Pana toreará con Morante en España 12/01/2008
E-Mail enviado a Toriles.com
Morante lo apoyará en España

De nueva cuenta se habla del matador de toros mexicano Rodolfo Rodríguez "El Pana en España, ahora con la casi seguridad de que irá a torear al lado de Morante de la Puebla quien sostuvo el mano a mano del domingo anterior y que de seguro ha estado viendo en su país, que se le de una oportunidad a los aficionados para que vean es este singular torero que ha metido más gente a los tendidos que algunos españoles en la plaza México. Es un nuevo panorama que se le abre al Pana, aunque debemos decir que tardíamente en Europa, donde ya se le había ofrecido algunas corridas y no se llegaron a concretar por diversas circunstancias, ahora con el apoyo y el comentario del matador Morante de la Puebla, puede resurgir la posibilidad de que actué por aquellas tierras el tlascalteca. El E- Mail enviado por nuestro amigo Manolo Cabrera, dice así:


DE: Manolo Cabrera.
El Pana debutará en España
Por Paco Delgado 11/01/2008
Actuará con Morante en Vistalegre.
El veterano diestro mejicano Rodolfo Rodríguez "El Pana:, que se encuentra todavía hospitalizado tras la grave cogida sufrida el pasado domingo en la Monumental de Méjico, viajará en febrero a España, donde tiene previsto torear el día 29 del mes que viene en el palacio Vistalegre de Madrid, en lo que sería su debut en cosos españoles y alternando mano a mano con Morante de la Puebla ante reses de Núñez del Cuvillo.
El pana, que estará apoderado en España por Pepe Ibáñez, tiene pensado hacer campaña en ruedos españoles y actuar también en plazas de Francia y Portugal antes de regresar a Méjico para intervenir, en octubre, en la feria de Guadalajara

(ver esta nota en toriles.com)