Santiago Fausto cortó la única oreja de la tarde en la México
Guillermo Leal
Ciudad de México(30 agosto 2009).- La lluvia incesante que se presentó en la Plaza México desde el inicio del festejo, obligó a la suspensión muerto el tercer astado, aún cuando el novillero queretano Santiago Fausto, quien acababa de cortar la única oreja de la media tarde, quería seguir toreando, pero ya no había quién le ayudara.
La realidad es que el ruedo, que había soportado un aguacero de toda la noche, con los primeros minutos de lluvia se convirtió en un barrizal imposible.
Ni con serrín podría haberse arreglado pues la lluvia no se detenía.
El público, siempre fiel, pese al mal clima, se molestó cuando los subalternos, primero, y Luis Manuel Pérez "El Canelo", el primer espada, después, tomaron la decisión de que en ese ruedo no se podía torear más.
"El Canelo" salió rabioso de la plaza porque había estado valiente ante un nobilísimo novillo de los tres muy buenos de La Muralla que se lidiaron y tenía la esperanza de triunfar con su segundo.
Se agregó Miguel Ángel Roldán a quien le vino como anillo al dedo la suspensión, pues había dejado ir vivo, con todas sus letras, a su primer enemigo.
Fausto dio, una vez más la muestra de lo que es un novillero con decisión y ganas de triunfar. Pese al mal estado del ruedo se plantó y le pegó lances y buenos muletazos a un novillo bravo pero no fácil, por ello no importó que la estocada hubiese sido ligeramente caída para que le concedieran una oreja muy merecida.
Y como él quería reafirmar el triunfo, fue el último de los toreros que salió de la plaza. Él quería torear, seguir triunfando, sin embargo lo que hizo valió el boleto.
Prometen entrada gratis
La empresa de la Plaza México informó que aquellos aficionados que hayan asistido al inmueble hoy y conserven su boleto, entrarán gratis el próximo domingo en un cartel compuesto por tres mujeres que vestirán de luces como son Hilda Tenorio, Elizabeth Moreno y el debut de la yucateca Lupita López para lidiar novillos de El Grullo.
Es verdad que la tarde no se antojaba como para ir a los toros, pues las amenazas de lluvia se cernían sobre el gran coso desde minutos antes de comenzar el festejo. Sin embargo, la presencia de Santiago Fausto en el cartel, bien valía la pena la mojada.
Así lo comprendieron los escasos aficionados –y nunca mejor utilizado el término– que se dieron cita en el coso de Insurgentes sabedores de que la novillada podía deparar atractivas emociones.
Y como en época de novilladas es época de lluvias, la gran mayoría iba bien preparada para aguantar el agua, como tantas veces ha ocurrido en la historia de la Temporada Chica en la que se pueden contar con los dedos de una mano, los festejos que se han suspendido, no obstante que el cielo se caiga a pedazos.
A nadie sorprendió la llovizna que se desató unos tres minutos antes de que se hiciera el paseíllo. Los más valientes aguataron en sus localidades y otros buscaron refugio en palcos y lumbreras.
La lidia del primer novillo se desarrolló sin contratiempos, y aunque el estado del piso empezaba a tornarse cada vez más pesado, El Canelo resolvió la papeleta con valor ante un novillo sin recorrido.
Luis Manuel le plantó cara al de La Muralla y la faena tuvo un pasaje muy interesante cuando acortó distancias y se colocó como eje para hacer pasar las embestidas, cansinas pero nobles, del primero de la tarde.
A la hora de matar permaneció en los medios, donde había toreado, para citar a recibir, algo totalmente ilógico si consideramos que el novillo no tenía recorrido. Después de desistir en dos intentos, se fue tras la espada y señaló un estocada defectuosa que le arrebató la posibilidad de cortar un apéndice.
El segundo espada del cartel, el veterano Miguel Ángel Roldán, que llegó a esta plaza como en las dos ocasiones anteriores, sin merecimiento alguno, se fue desdibujando conforme transcurrió la lidia del segundo, un novillo que acudía con la cara alta y soseando.
La faena tuvo determinados momentos de enjundia hasta que el de La Muralla desarrolló peligro sordo. A partir de entonces, el calvario fue paulatino hasta que escuchó tres avisos y elocuentes gritos de "¡mamarracho!"
Santiago Fausto retomó el rumbo de su primera comparecencia, y demostró que avanza a pasos agigantados en la profesión. Todo cuando hizo tuvo seguridad y aplomo, y aguantó los primeros arreones del único novillo encastado del encierro.
La faena mantuvo su tono de temple y asentamiento, en pases largos y sentidos, en los que jugó la cintura con mucho ritmo. Abrochó su trasteo mediante unas ajustadas manoletinas que el público celebró con entusiasmo. Mató de una estocada entera, un tanto desprendida, y cortó una merecida oreja que le avala como uno de los triunfadores de la accidentada campaña.
Minutos después se desató la polémica de una suspensión que vuelve a ocasionar malas caras entre esos fieles aficionados a los que, parece ser, que no interesan en lo más mínimo a la "autoridad" (así, sin "a" mayúscula y entre comillas) que se supone está para defender sus intereses.
Y es que hoy pagaron su boleto por ver la lidia de seis novillos, y se fueron a casa amargados, cuando tantos años se han opuesto a la famosa canción del maestro Manzanero, a diferencia de lo que ocurrió esta tarde con otros que vieron "llover" y… corrieron.
Ficha
Sexta novillada de la Temporada Chica. Unas mil personas en tarde lluviosa desde el comienzo del festejo, que se suspendió a la muerte del tercer novillo.
3 Novillos de La Muralla, bien presentados y nobles en su conjunto, de los que destacó el 3o. por su transmisión. Pesos: 406, 404 y 419 kilos.
Luis Manuel Pérez "El Canelo" (negro y oro): Palmas.
Miguel Ángel Roldán (azul y oro): Pitos tras tres avisos.
Santiago Fausto (obispo y oro): Oreja.
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"No tuve apoyo de las cuadrillas": El Canelo | Domingo, 30 de Agosto del 2009
Luis Manuel Pérez quiere consolidarse en la México.
Será lidiado un encierro queretano de La Muralla, propiedad de Enrique Fernández
Guillermo Leal
Ciudad de México (30 agosto 2009).- El novillero saltillense Luis Manuel Pérez "El Canelo" dedica su repetición de este domingo en la Plaza México a los heridos de gravedad el pasado domingo, su paisano el aguascalentense Arturo Saldívar y el francés Patrick Oliver.
"A los dos quiero que sepan que aquí hay un amigo que siente mucho lo que les pasó, y que aunque a la distancia estoy con ellos. Arturo es mi paisano y la llevo bien con él y Patrick cuando yo fui a España me abrió las puertas de su casa, al igual que yo lo hice cuando él vino a México, así que somos como de la familia", dijo el novillero quien la noche del viernes actuó en Torreón.
A Saldívar un novillo le rompió la femoral y a Oliver le perforaron la traquea, por lo que continúa muy grave.
"El Canelo" abrió la temporada de novilladas mostrando mucho valor y sintiendo el rigor del palco del juez que no le concedió una oreja que pedía el público.
"Espero convencer para cortar orejas pues quiero triunfar en la México para ver la posibilidad de tomar la alternativa este mismo año, aseguró el novillero saltillense quien alternará este domingo en la sexta novillada de la campaña con el debutante Miguel Ángel Roldán y uno de los jóvenes que ha cortado oreja en esta campaña y que ha demostrado tener importantes cualidades como lo es Santiago Fausto.
Será lidiado un encierro queretano de La Muralla, propiedad de Enrique Fernández.
Saludaron en el tercio Salvador López y Manolo Roldán (29 agosto 2009)
Alejandro Escárcega
El empresario de la Plaza de Toros Arroyo, Don PepeArroyo, trajo a la sexta novillada del serial, un serio y escogido encierro de la ganadería de El Vergel, propiedad de Don OctavianoGarcía Rodríguez, vecino de Vallecillo, Nuevo León, dehesa fundada en el año de 1984 con 70 vacas y 2 sementales de San Martín y en el año 1994 añadió 40 vacas de San Antonio de Triana, que lidió con sus colores morado, verde y amarillo, para las reapariciones de los novilleros triunfadores
Salvador López y Paulo Campero y las presentaciones de Manolo Roldán y Adrián Padilla.
El triunfador Salvador López (azul rey y oro), saludó en el tercio con Comino, número 932, negro bragado meano, cornidelantero con 434 kilos, que a la postre fué el mejor novillo del encierro. Con el percal el capitalino se vió suelto con tras verónicas y una media; Christian Sánchez se lució con los garapullos. Después de brindar a Raúl Espíndola, corrió sabroso la mano diestra ante las largas y claras embestidas del astado; al pasarse el engaño a la siniestra, ya no fué lo mismo, así que volvió a muletear por el pitón derecho para terminar con manoletinas. Al tirarse a matar, pincha y es prendido sin consecuencias que lamentar, se vuelve a tirar para dejar una estocada caida y tener que dar tres descabellos y escuchar un aviso del juez de plaza Don Eduardo Delgado. Aplausos al burel en el arrastre.
Nos gustó el toreo del hidalguense Manolo Roldán (azul marino y azabache) con Cumplido, número 944, zaino, cornidelantero con 446 kilos, dió una chicuelinas muy comprometidas y fué prendido feamente en los primeros muletazos ante un novillo que desarrolló sentido, pero atinadamente se dobló con él y lo lidió por la cara; mal con el acero, pinchazo y seis descabellos con un aviso entreverado, para saludar en el tercio y pitos al novillo en el arrastre.
Desafortunada actuación del leonés Adrián Padilla (nazareno y oro), con Cubeto, número 933, cárdeno obscuro, veleto con 428 kilos, con el percal hízo un quite por tafalleras ante el silencio de la afición. Con la muleta, pases y pases sin transmisión al tendido; pinchazo y manoletinas para tratar de borrarlo, seis pinchazos sin pasarse, ocho descabellos y dos avisos.
El alumno de Pepe Luis Vázquez, Paulo Campero (verde bandera y oro), reapareció despuérs de haber cortado un apéndice en su presentación con Condesito, número 912, berrendo acinchado bragado meano calcetero rabicano y brocho con 436 kilos, el cual tumbó espectacularmente al varilarguero Rodolfo Acosta. Brindó a Alberto Huerta, para correr sabrosamente la mano de cobrar en el centro del redondel, pero el novillo empezó a escupirse y el capitalino a corretearlo, hasta que lo sujetó en una serie de derechazos en la querencia; dos pinchazos y media para escuchar los últimos aplausos de la tarde.
