02 septiembre 2013

El Bardo y Páez Sin Tapujos / TIENEN BARAJA, NO SABEN JUGAR

El Bardo  y  Páez Sin Tapujos


TIENEN BARAJA, NO SABEN JUGAR

Bardo de la Taurina:

¡Le faltan los ases!,fue como apuntillé mi anterior colaboración y sacando hebra de esa frasecilla seguramente fue que se le ocurrió a Páez, con quien comparto siempre comprometedor cartel,  abordar el tema de las empresas y la baraja actual de la torería azteca bihemisférica, que da la impresión de estar convertida en un Tim, del que no sé a ciencia cierta quién encabeza la alineación y debo decir, sin ser chauvinista, que me declaro más echado pa’l lado de los que llamo ‘Toreros Made in Mexico’, encabezados por Juan Luis Silis y Fermín Rivera, y desde luego reconociendo que por ahí andan otros.

Esos toreros que han ido y venido a la península ibérica dan la impresión, o más bien son realidad, de que una vez que algunos empresarios los tienen en el mazo de su baraja no saben ni con cuál abrir ni con cuál cerrar,  lo que está llevándonos a diversas consecuencias: una, que los carteles se están volviendo monótonos y la otra, que por lógica los públicos se ausentan de las plazas ante lo reiterado y predecible del espectáculo.

Cabría preguntarnos, ¿por qué los toreros a los que me refiero y que todos sabemos quiénes son no están despertando mayor atractivoal conjuro de sus nombres? Mi respuesta sería porque en una tajada muy significativa traen el sello de parecerse entre sí aunque no sean iguales. Esto puede resultar incongruente, pero lo que quiero decir es que las más de las tardes saldrían tablas,y es que pa’ que alguno de éstos marque diferencia o realmente descuelle se necesita mucho más que lo que hasta ahora han aportado.

Y pa’ que ello suceda se requeriría que los empresarios los pusieran a disputarse las palmas no entre ellos sino ‘contra’ los Made in Mexico, entre los que hay nombres  capaces  de arreglarles su asunto, lo que a lo mejor no les gusta a los managers del Tim.Pero no barajemos de más la baraja y esperemos que quienes la tienen en la mano, que son los empresarios, se avispen y les brote el sentido común y, si no es mucho pedir, que sean iluminados por ese halo mágico llamado taurinismo.

 Con excepciones, este asunto está siendo operado por unos empresarios que  administran plazas o sucursales dentro de un negocio llamado Fiesta Brava y lo que se necesita para acomodar las cartas son empresarios taurinos que con un juego imaginativo y audaz se ganen los morlacos, que no sólo son los toros con cuajo, sino el parné, la luz, el dinero a cambio de una puesta en escena apasionante, no sólo divertida.

Leonardo Páez:

Así como hay muchas maneras de engañar al toro, los taurinos, los que viven del negocio taurino, tienen otras tantas de autoengañarse: las empresas alardean de arriesgar su dinero, los criadores de reses se empeñan en un toro sin bravura pero repetidor, los toreros se afanan por torear bonito, la crítica positiva insiste en “no hacerle daño a la fiesta”, y la autoridad, rebasada, procura desentenderse. Ah, y desdela cima del miedo los antitaurinos sueñan con hacer del planeta un mundo menos violento si desaparecen las corridas, según el principal subvencionado por los agentes del pensamiento único.A los neotaurinos pues les pareció anticuado venerar la milenaria deidad táurica y el encuentro sacrificial entre dos individuos fue reducido a un mal diseñado marketing, para contento de los protectores de mascotas.
No creo equivocarme al afirmar que en toda la historia de la tauromaquia nunca había habido en el mundounos empresarios más adinerados que los que hace décadas manejan el duopolio taurino en México, determinando conceptos, políticas, planeación, estímulos, competitividad, manejo de imagen, publicidad, mercadotecnia y espíritu de servicio. El rigor de resultados financieros y artísticos nunca lo han requerido, habida cuenta de que su inversión no requiere de la asistencia masiva de públicos y su idea feudal del espectáculo se basa en el voluntarismo, los antojos, las imposiciones y la dependencia de diestros importados.
Entre las muchas cosas que ignoran o, peor, que no les interesa tomar en cuenta a estos multimillonarios metidos a modestos promotores de la Fiesta en México, y sus operadores de bajo perfil, es que las empresas exitosas tienen además la responsabilidad social de hacer del mundo un lugar mejor, y no de tomarlo como mera oportunidad para multiplicar utilidades incluso a partir de conceptos tan pueriles como el de ‘la Fiesta soy yo’.
Desde esta perspectiva, es indiscutible que México hace tiempo carece de empresas taurinamente responsables, una vez que los promotores multimillonarios eligieron el ancho carril de la autorregulación, que a las autoridades en turno –del color que prefiera– les vino muy bien quitarse el problema taurino de encima, y que el público se acostumbró a una oferta de espectáculo hecha de espaldas a él y a la Fiesta. La pérdida de posicionamiento del espectáculo es básicamente un problema de óptica empresarial, que importa figuras en vez de producir una baraja capaz de superarlas delante del toro, no de su remedo.

Península Taurina Informa:

Mérida (Yuc) / El último festejo del matador Jorge San Román 

Puedes leer la noticia en:  www.peninsulataurina.blogspot.com 

FALLECIÓ AYER EN ACCIDENTE DE CARRETERA EL MATADOR DE TOROS JORGE SAN ROMÁN

  • Por: ADIEL ARMANDO BOLIO
JORGE SAN ROMÁN, TORERO DE DINASTÍA
Justamente cuando se estaban cumpliendo 18 años de su debut novilleril en la Monumental Plaza México, el matador de toros queretano Jorge San Román encontró la muerte, a los 39 años de edad, en un accidente automovilístico ocurrido en Juriquilla, alrededor de las 03:30 horas de este sábado 31 de agosto de 2013. De nuevo la Fiesta Brava nacional se viste de luto.

Miembro de una destacada dinastía torera, pues era sobrino del diestro retirado Ernesto San Román “El Queretano”, primo de los matadores Óscar San Román y Juan Carlos San Román, además de ser tío de la novillera Paola San Román, Jorge se distinguió por su don de gente, fue, además de espada doctorado, empresario y maestro de aspirantes a torero.

Jorge San Román nació en la ciudad de Querétaro. Debutó como novillero en el coso queretano Santa María el 25 de julio de 1992. Más tarde, el 31 de agosto de 1995 hizo lo propio en la Monumental Plaza México y tomó la alternativa en Tequisquiapan, Querétaro, el 18 de marzo de 2000 de manos de Jorge Gutiérrez y ante la presencia de Óscar San Román, con astados de la dehesa de San Martín.

Su cuerpo fue velado en los servicios Funerarios Modernos ubicados en el Panteón Municipal de la ciudad de Querétaro para posteriormente ser incinerado. Deja a su viuda, la señora Soledad Burgaleta y a sus tres hijos: Jorge de 10 años de edad, Soledad de 8 y Aitana de 6 años de edad. Descanse en paz.

EN LOS MEDIOS / revista TAURINA semanal / ag. 26 - sept. 2

¿La Fiesta en Paz?

Domingo 01 de septiembre de 2013
OpiniónPolíticaEconomíaMundo
■ La sección Sin tapujos
■ Martinista indignado
■ De Manuel y de Manolo
Leonardo Páez
Periódico La Jornada

Domingo 01 de septiembre de 2013, p. 10
Sin tapujos es el nombre de una breve reflexión en voz alta sobre algún tema, a cargo de El Bardo de la Taurina y de este quita comas, que semanalmente aparece en diversos portales taurinos nacionales y extranjeros como El Albero (España), A los Toros (Venezuela), Del Toro al Infinito (Colombia), Charlas del Tupinamba, Toro es Toro, Suerte Matador, De Sol y Sombra, Ciudad Taurina, Toriles, En los medios, Portal Todo de Toros, Unidos por la fiesta, y www.pitlane.mx, entre otros, a los que se agradece su apertura y pluralidad periodística.

La amistad suele ser pretexto para aguantar, a pie firme y sin armarla de tos, las embestidas más descompuestas. El fotógrafo Donaciano R. Botello, autor del libro Manolo Martínez genio y figura, original obra gráfico-literaria con unas 100 imágenes en blanco y negro del maestro regiomontano y textos de Raymundo Ramos, Rafael Cardona, Jorge F. Hernández, Víctor José López El Vito, de Venezuela, y Juan Antonio de Labra, me lanzó el siguiente derrote disfrazado de llamada de atención: “Señor Páez, tú de Manolo nada, pero cuando llega el aniversario de Manolete a derramar harta tinta. Y luego el tal Páez nos llama mexhincados. ¡A defender lo nuestro, aunque aparentemente valga madre!”.

Ante el gañafonazo del furibundo martinista hube de responder: “Artista, con respecto a mis olvidos tienes razón pero no mucha, ya que Manolo, como el Cid Campeador, sigue mandando post mortem a través de funestos escuderos empeñados en cargarse a nuestra tradición taurina como si fuera de su propiedad. La historia, esa maestra impotente, nos recuerda que la tauromaquia es encuentro de sensibilidades, no escenario de megalómanos, y que cuando a los públicos se les brindan opciones atractivas surgen las preferencias y los partidarismos, filias y fobias intensas para estimular o reprobar celos y sellos diversos, expresiones diferentes y confrontaciones auténticas delante del toro, no de su aproximación”.
En el Sin tapujos más reciente, titulado De Manuel y de Manolo, apuntaba: Un 28 de agosto nació Manuel a la inmortalidad y, transcurridos 49 años, un 16 del mismo mes comenzó la leyenda, más por ausencia que por esencia, de Manolo, cuyo legado antes que tauromáquico resultó antiadministra-tivo, luego de introducir en el negocio a amistades cuya limitación empresarial ha despeñado la tradición taurina de México por la pendiente de la mediocridad, la corrupción y el voluntarismo. Enemigos de la planeación y del rigor de resultados, estos antojadizos operadores se convirtieron hace tiempo en enemigos de la fiesta.

Casi ocioso resulta comparar a Rodríguez y a Martínez, pues la obsesión de mangonear –entrometerse con mando– que padeció el regiomontano, más que en el ánimo del cordobés fue propia de Camará, su voraz apoderado. Y junto a esa voracidad su eficiente apoderamiento, salvo la siempre sospechosa tragedia de Linares –¿el pitón de Islero o el mal estado de un plasma administrado sobre aviso? En penoso contraste, la desigual y excesiva administración del mexicano, que teniendo todo para haber sido un figurón internacional del toreo, prefirió convertirse en cacique de la fiesta de los toros en México.
El saldo de ese cacicazgo, que permeó todos los sectores, fue el falso auge de una fiesta degradada y repartida como botín entre algunos empresarios, ga- naderos, toreros, críticos y autoridades sin autoridad, pues mientras los públicos aclamaban el frívolo desempeño de unos diestros taquilleros, el toro de lidia se vio reducido a su mínima expresión, tanto en edad y trapío como en bravura, con la complacencia de todos.

Algo que quizá vale la pena cotejar en Manuel y Manolo es que ambos toreros fueron, además de su acendrada vocación, personalidad, celo y fuerza de carácter, reflejo de los tiempos políticos que les tocó vivir. El de Córdoba, una dictadura fascista que al principio lo supo aprovechar como importante distractivo y a la postre prescindió de él; el de Monterrey, primero un régimen autoritario y represor –2 de octubre– y luego sucesivos gurús sexenales de menguada ideología, del color que sea, a los que les ha venido muy bien desentenderse del toro en su vergonzosa postración ante el poderoso vecino del norte, promotor desde siempre del pensamiento único y dictador extraviado de lo que pretende sea política y culturalmente correcto.

Mi gloria es humo, ¿no ves que brillando me consumo?, escribió el poeta y dramaturgo mexicano José Rosas Moreno en el siglo XIX. Y ambos Manueles, de tanto brillar tenían que consumirse, si bien a uno le bastaron ocho años de alternativa y sólo dos temporadas en México, mientras el otro ejerció en su país un mangoneo implacable a lo largo de casi dos décadas… más ya otros 17 años post mortem.