ES MÁS BONITO VER LIDIAR QUE TOREAR… ¡Y MUY DIFERENTE!
- por Pedro Julio JIMENEZ VILLASEÑOR
-La feria de San Isidro está en su apogeo y el triunfo fuerte no lo hemos visto.-
-Es que tú quieres que en una tarde se corten doce orejas y seis rabos y eso es imposible. En la actualidad no se sabe ver toros, quieren ver el llamado toro de carretilla, el que va y viene, lo sabroso es ver cómo el espada descifra las complicaciones presentadas por “su enemigo”, eso es lidiar, si llegan los trofeos siempre serán bienvenidos.-
-Entonces una corrida con esos apéndices es mala, ¿las orejas y los rabos no darán valor a un festejo?.-
-No compongas las cosas a tú antojo, nunca he dicho eso. Digo que, desde mis gustos, he salido de ciertas plazas contento sin que se otorguen orejas y viceversa, en otras los trofeos han sido “donados” como si fueran para la beneficencia pública.-
-No te entiendo.-
-Ni entenderás si no te enseñas a ver primero las condiciones de los toros. Hoy, si sale un toro bravo, son capaces de decir que esta toreado, la bravura es lo máximo, pero es posible te dé la razón en este momento, soy yo, por haber visto lidiar verdaderos toros bravos, quien no encaje en la mecánica taurina actual en donde impera la mansedumbre, la docilidad, ya estoy viejito para aceptar totalmente lo que en la actualidad vemos lidiar, la muestra es las tantas veces que tengo que escribir eso, lo que no vemos hoy, “lidiar”. Lidiar, lidiar, lidiar es sinónimo de batallar, de ganar, de pelear, de disputar, de sortear, de encontrar el camino, y rivalizar, que al final de la lid el resultado va a ser a favor del que se impuso. Si lo hace el torero entonces aparecerán los apéndices, si es el burel el supuesto “diestro” deberá de recapitular seriamente sobre su quehacer de esa tarde.-
-¿Entonces San Isidro no ha servido?.-
-Nunca dije eso, yo estoy en Aguascalientes y por medio de la pantalla de la tele es imposible juzgar correctamente, tonto sería si me pongo a criticar, además fuiste tú quien mencionó lo español. No podemos “arreglar” lo nuestro y ya andamos en la casa ajena.-
-Pero ayer salió un toro con más de 600 kilos.-
-Te ahorcaste solo. ¿Y le cortaron las orejas?.-
-No.-
-Entonces no sabes ver toros, el peso es lo de menos, un novillote bravo puede poner de cabeza a quien no tenga técnica, también puede ser habilidoso el torero, cosa muy diferente, y hacer creer que pudo con el al pegarle pases solamente, sin estructurar la faena requerida. Aquí vi a Fabián Ruiz lidiar a principios de los años setenta a “Candilejo”, de La Punta, con 736 kilos, y palabra que fue un deleite verle embestir, no le pesaron los kilos y si así fue no se le notó ya que era bravo, solo recuerda al segundo de Arturo Saldívar hace ocho días en Madrid, lo regresaron por débil y ahí mismo, en San Isidro, han chillado reses grandes que sin embargo no tienen trapío, peso y belleza armónica da eso, el trapío.-
-¿Entonces cual es el peso ideal?.-
-Creo que en México, por los encastes que se conservan, “el toro toro” nacional con 460/480 kilos tiene más que suficiente. Esto está más que comprobado pero el nuevo aficionado quiere ver mastodontes y con cinco metros de pitones de cada lado, no le hace que acaban parados.-
-Creo que ya voy entendiendo, un peso completo no siempre es un buen boxeador o con técnica.-
-Ándale, más o menos por ahí va la cosa. Sobra y basta recordar que cuando una persona “se engancha” como aficionado no hay quien lo oriente, suele llegar como espectador e irse como aficionado, llega “virgen” a los cosos pero se retira muchas de las veces peor, equivocado de la realidad ya que “a su vista” todo es bonito y novedoso, el medio ambiente, los colores, la música, las cervezas lo envuelven y llegan a creer que ya son unos eruditos, recuerda que nadie le orienta previamente.-
-Entonces, según tú, ¿cuánto tiempo se requiere para ser un conocedor de toros?.-
-Yo tengo viendo corridas casi sesenta años y solo sé que no sé nada.-
-¡¡¡Oley!!!, ahora sí que te adornaste, andas muy dominguero con tu léxico.-
-Es que esa es la verdad, entre más toros veo más dudas tengo, los toros cambian, las formas, las leyes y estas hacen las costumbres, debo de irme adecuando a las circunstancias y no te creas que es fácil de quitar costumbres. Ya veras que si primero intentas conocer las condiciones de las embestidas disfrutaras más un festejo, becerros, novillos y toros tienen “carácter fuerte” cuando son bravos y eso es lo bonito, ver que quien manda en el ruedo sea el humano, que se imponga su inteligencia a la embestida de la bestia. Solo recuerda que no es lo mismo pegar pases que estructurar una faena y aunque duela decirlo, no es lo mismo un arquitecto a un jornalero. Ya seguiremos platicando de esto, por hoy… Nos Vemos.