VOLVAMOS A LOS TOROS
En estos días de tanto torbellino olímpico, donde los ‘disputantés’ de las medallas de la vulgaridad (Bernaby, La Nacaranda, El Vítor, Facundo etc.) parecen estelares, pues como que hay que parar oreja para que los medios de comunicación taurina no vayan a trasgredir extremosamente los límites de la cordura como en el deporte, y si en cambio nos ocupemos de cosas serias como el pensar en que podemos hacer a favor de la Fiesta Brava y algo de esto sería proponerle a la empresa capitalina de frente a la Temporada de Invierno, la que nadie puede asegurar sea ‘La Grande’ porque eso dependerá en mucho del trapío, tonelaje, bravura, integridad que exhiban los bureles que vayan a ser corridos en el ‘Embudo de Concreto’ y para garantizar que esto sea óptimo ¿Qué tal, sugerir el que la empresa cuente con un profesional especializado, auténtico, calificado, enterado, académico, honrado veedor de Toros Bravos? que sea en quién recaiga la responsabilidad de elegir las corridas que vendrán a la Plaza México, usted seguramente se estará preguntando ¿Si existe ese personaje? y yo le respondo que sí, se llama Víctor Manuel Pasos Fernández, hombre graduado en El Centro de Formación Agraria de Moraleja situado en Cáceres, España como ‘Mayoral de reses de lidia’, especialidad que le ocupó algo así como 1300 horas entre teoría y práctica destacándose en las aulas las cátedras de zootecnia del toro, alimentación, prados y pastizales y desde luego historia de la tauromaquia, ya en el campo, en vivo, cabalgó las dehesas de Jandilla, Victorino Martín, Marqués de Domecq, Zalduendo entre otras, donde se ventilaron las cátedras de notas de tienta, comportamiento de los bureles, apartado de corridas, en fin, un mundo de sapiencia que Víctor Manuel Pasos Fernández se bebió en jornadas de 10 horas lo que lo sitúa, creo yo, como el único mexicano titulado en materia de toros bravos.
Aquí la pregunta ¿Por qué si tenemos en México a este especialista no aprovecharlo? con ello ganaría primeramente la Fiesta Brava y con ello la Plaza México se adjudicaría una seriedad en cuanto al rubro del ganado a lidiar, situación que hasta ahora es bamboleante y que en mucho ha colaborado a alejar al público de la plaza, pues no olvidemos que ésta es ‘Fiesta de Toros’ y si se anuncian bureles en modalidad de toros y novillos y la llamada ‘Puerta de los Sustos’, se convierte en ‘La Puerta de las Desilusiones’ (¿O será de la tristeza o hasta de la risa?) algo o mucho esta mal, ante lo expuesto, esperar que la empresa le de la consideración a este asunto y si las autoridades le pueden dar un empujón a la idea pues que mejor.
Además que habría que suponer que con la llegada de un veedor ‘oficial’ aunque sea ‘privado’ y sin intereses toreros de exacerbado proteccionismo y ventajismo sobretodo hacia los coletudos ibéricos sin que escapen de esto algunos aztecas, se estaría instalando una especie de ‘Comisionado de Toros’ con lo que la empresa quedaría liberada de la sombría idea, suposición, suspicacia de que en ocasiones el ganado no cumple con lo que se debería de esperar sea lidiado en la plaza más grande del mundo, esto para decirlo de la mejor manera y no caer en ‘cachirulismos’ y es que nadie puede negar que por el albero de la colonia Nochebuena hemos visto animales con cara de becerros, que les faltan anillos en las cepas, que están cambiando aun de pelaje y que no les han bajado los testículos elementos que sirven para darse un ‘cale’ de la edad de los bureles y bueno ojala ya se termine la cantaleta justificadora de que eso se debe a que los toros se bajan en el camino entre la ganadería y la plaza ¿será eso motivo suficiente para que algunos encierros lleguen bisoños y destartalados? como ha ocurrido en esta temporada mixta de (novillos – becerros) que en estos días estamos atestiguando y que si sigue así en lugar de llamarla Temporada Chica deberá de llamarse Temporada Outlet.
¿No será ya tiempo de meterle una ajustada al Reglamento vigente?, ¿o apretar tuercas para que se cumpla el actual?, eso lo veremos ahora que abordemos el tema de la injerencia de la Comisión Taurina, de las Autoridades Delegacionales y de los propios Jueces de plaza.
Y mientras para no salirnos del tema del trapío y todo lo que conlleva, el domingo que recién se fue, saltaron al ruedo de la ‘plazota’ monumental unos novilletes herrados con dos hierros que parecían de esas quinceañeras, adelantadas, que no se dejan meter mano ¿Quién sabe si por mensas o por mansas? y ya en lo toreristico consignar que Jaime Ruiz anduvo haciendo la lucha y sembrando esperanzas, Borja Jiménez el de Sevilla pues como el salmón en tarde de agua, remando contra corriente y saliendo solvente, Xavier Gallardo quien llegó del hidalguense estado, le puso azúcar al ánimo y le salió al viento y al aguacero, luego agarro la filuda, se fue tras ella como los hombres decididos y le mocho una oreja, ahora si que a su ‘enemigo’ del descastado, nada guapo y menos impresionante encierro de ‘El Nuevo Colmenar’ cuyo ganadero termino cortándose la coleta o más bien el rabo y ante eso todavía nos preguntamos ¿Por qué los aficionados (as) en lugar de gastar en comprar un boleto para asistir a los toros prefieren gastarse el ‘parné’ en comprar una entrada para el Table Dance o el Chippendale? pues porque ahí los ejemplares brillan de trapío, están musculosos y torneados, siempre en puntas astifinas, con pelaje abrillantado y sedoso, en el peso exacto para lucir, con sus pesuñas finas y al primer cite embisten fogosamente con las orejas coquetonas y el rabo revoloteándoles en clara invitación a la apasionada entrega, lo que está muy bien para el cachondeo, pero para la seriedad, la cultura y la posibilidad de crear arte incluso a costa de morir en la suerte, solo la Fiesta Brava ¡Volvamos al toro, para volver a los Toros!