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El arrimón que se dieron los tres toreros en La México
merece el mayor respeto. No hay pretexto. Con los complicados Lebrijas
que resultaron toros jóvenes, astifinos, y de tripas revueltas,
ninguno fácil, tres matadores en madurez expusieron el tipo dando cara
con sobrada torería, los tres.
Expresiones de valores como la dignidad, el esfuerzo, la
inspiración y el arte entregados con valentía y seriedad, tan necesarias hoy
como ejemplo y modelo de ser humano entero en cuerpo mente y espíritu, merecen
mucha más atención de la sociedad y pasan casi desapercibidas.
Hombres jóvenes excepcionales
se juegan la vida con alegría, tres que gozan del placer tan especial de
pasarse un toro por la barriga, de sacarle pases buenos a esos, y muy poca
gente va a verlos. ¿Injusto verdad? ¿Por qué es eso?
¿Cómo se le hace para que
una empresa sea tan mala?, que no es capaz de promover con éxito un
espectáculo tan lleno de valores en un mercado cercano a 20 millones de
prospectos. Ah…las carreras de coches, bueno.
Oscar Mejía.