14 enero 2011

El Capea cortó una oreja al pésimo encierro de Real de Saltillo


 (9 enero 2011) 
  • Alejandro Escárcega   
        Con la entrada de costumbre y rafagas de viento frio se dió la décima corrida en la Monumental Plaza de Toros México, en la cual se corrieron seis bien presentados pero débiles y descastados astados de la ganaderia de Real de Saltillo, propiedad de Don Carlos Peralta Quintero, vecino de Jocotitlán, Estado de México, dehesa fundada en el año de 1982 con divísa colores amarillo, morado y naranja.
        
        Abrió el festejo el capitalino Manolo Mejía con Poca Pena, número 29, negro bragado y cornidelantero con 508 kilos, con el cual no se acomodó con el capote por las cortas embestidas del burel. Con la pañosa, en el mismo tenor que con el percal, poco debido a las deslucidas embestidas del mexiquense; con el acero: pinchazo, metisaca y estocada para escuchar silencio.
        
        El cuarto, después de que regaron el polvoroso ruedo, fué Avispado, número 37, cárdeno obscuro bragado neavado caribello y cornivuelto con 561 kilos, mandiles con el percal; le brindó al niño Óscar Vázquez del Mercado, para realizar una faena con la diestra que fué de más a menos debido a la poca fuerza del astado qué se refugió en la querencia y ahí el capitalino le intentó muletearlo al natural; estocada caida para escuchar palmas.
        
        El salmantino Pedro Gutiérrez Lorenzo "El Capea" (nazareno y oro) con Granadillo, número 75, cárdeno obscuro bragado meano y cornivuelto con 566 kilos, que a la postre resultó el menos malo del encierro de Real de Saltillo, dos largas cambiadas de hinojos en tablas y de pie, bien bregado del tercio a los medios; llevó al caballo lucidamente y quitó por chicuelinas rematadas con una revolera. Le brindó a su señora Abuela, para comenzar el tercer tercio, doblandose con el toro y derechazos en el tercio ante las ráfagas del molesto viento que no dejó de soplar en toda la tarde; con la siniestra, una serie de naturales, pero mejor regresó al ,pitón diestro para dar la mejor serie de derechazos del festejo cruzandose toreramente para provocar la embestida del burel; con la toledana una certera estocada para cortar la única oreja del festejo que le otorgó el juez de plaza Don Gilberto Ruiz Torres y le entregó el alguacilíllo el licenciado Arturo Ramos Sandoval.
        
        El quinto fué Timador, número 21, negro bragado y cornivuelto con 537 kilos, nuevamente otra cambiada de hinojos en tablas y sabrosas verónicas despatarrándose; sin brindar, muletazos de las tablas al tercio y naturales, colandose peligrosamente el cornúpeta; con la diestra aprovechó las menos malas embestidas del mexiquense y con el acero: pinchazo, media y tres descabellos con un aviso entreverado para escuchar silencio.
        
        El aguascalentense Mario Aguilar (rosa y oro) con Josinero, número 63, negro entrepelado bragado meano y cornivuelto con 612 kilos, el toro más pesado del encierro, nunca paró los pies con el percal y sin brindar, un pase por alto en tablas y muletazos sin transmisión al tendido hasta que por fin se pudo acomodar y le recetó una buena serie con la diestra y nuevamente se le cayó el trasteo por el pitón siniestro: Con la toledana fatal, dos pinchazos sin pasarse y media para escuchar dos avisos y pitos del público.
        
        Cerró el festejo Risueño, número 7, negro bragado y veleto con 530 kilos, verónicas y sin brindar una faena con muletazos a regañadientes ante las descompuestas embestidas del burel, muy por encima como debe de ser el torero sobre el toro. Pinchazo y estocada con un aviso entreverado para escuchar sepulcral silencio y pitos al toro en el arrastre del ,público que salió decepcionado del coso por el mal desempeño de los toros de Don Carlos Peralta.
        
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