01 febrero 2010

PLAZA MÉXICO

El ''Juli'' y Macías obtienen par de orejas

31-Ene-2010 Ambos toreros triunfaron ante descastados de Bernaldo de Quirós


  • HERIBERTO MURRIETA

FOTO: RICARDO FLORES

El poderío de 'El Juli' y la intensidad de Arturo Macías, quienes obtuvieron dos orejas cada uno, salvaron del desastre a la cabalística corrida número 13 de la Temporada Grande, ayer ante un entradón en tarde ventosa en la Monumental Plaza México.

Y es que de no haber sido por ellos y por los detalles artísticos de Mario Aguilar en el sexto de la función, se habría acentuado aún más el fracaso de la ganadería comercial de Bernaldo de Quirós que envió al coso metropolitano toros descastados, mansurrones, débiles y faltos de bravura.

¿Hasta cuándo las figuras españolas seguirán exigiendo este medio toro que en nada les ayuda a hacer brillar sus tauromaquias?, ¿hasta cuándo su exceso de comodidad? Por andar apostando por el toro descafeinado, 'El Juli' corrió el riesgo de naufragar.

Pero entonces surgieron los grandes recursos, el inagotable poderío del madrileño para arrancarle pases al primero de su lote. La estocada fue sencillamente extraordinaria; una de las mejores en muchos años en la Plaza México. El juez Roberto Andrade le concedió las dos orejas. En su segundo, Julián tuvo todavía menos tela de dónde cortar.

Arturo Macías, quien respaldado por sus seis salidas a hombros consecutivas (ayer cosechó la séptima) debió saludar desde el tercio en solitario al abrir el festejo, realizó una faena de parecidas características a la del español, es decir, batallando por extraer muletazos. Mató de soberbia estocada y recibió dos apéndices también.

Batalló con el quinto, pero ante esos toros tan carentes de emoción es imposible. Su peón de confianza Armando Ramírez saludó tras dos magníficos pares de banderillas.

Mario Aguilar se mostró esforzado con el soso toro de su confirmación de alternativa y ofreció dos detalles de auténtico lujo en el sexto, por cuya gran clase hemos de considerarlo el único bueno de la tarde.

Estamos hablando de un bello recorte, soltando una punta del capote, y de una luminosa trincherilla durante una faena de muleta en la que mostró su inteligencia e indiscutible calidad artística. Salió de la plaza con las manos vacías pero dejó un buen sabor de boca.
EG

Dos orejas al Juli y otras tantas a Arturo Macías, en tarde de apoteosis sin bravura

En la decimotercera corrida, apendicitis aguda en la plaza de toros más tonta del mundo
Manso encierro de Bernaldo de Quirós confirma ideologías taurinas de México y España

El aguascalentense Mario Aguilar confirmó su alternativa la tarde de este domingo en la MéxicoFoto Notimex
  • Leonardo Páez
Lunes 1º de febrero de 2010, p. a38
  País mentiroso, fiesta de toros mentirosa. O si se prefiere: también en las naciones hay niveles de autoengaño. Mire usted, si espera una crónica de la seudoapoteósica tarde de ayer en la Plaza México, mejor búsquese un periódico especializado en dar coba, porque en éste tratamos de pensar, incluso sobre algo tan emocional y "subjetivo" como la lidia de reses bravas.
  Andamos tan pero tan perdidos en lo que a brújula se refiere que ciudadanía y gobierno –público y juez de plaza– preferimos hacer como que nos emocionamos y además premiamos a partir de la… ¡mansedumbre!, en un espectáculo que se autonombra fiesta brava, basada en la bravura de toros lidiados por hombres bravos en dramático festejo del juego entre la vida y la muerte.
 El mejor argumento que podrían esgrimir los antitaurinos, y que por supuesto no esgrimen, es el del sacrificio inútil de reses supuestamente bravas por toreros supuestamente valerosos ante un público supuestamente informado de los niveles de bravura y valentía que pretende admirar. La antitauromaquia, pues.
 En la decimotercera corrida de la temporada grande, faltaba más, de la Plaza México, ante la mejor entrada del serial, en tarde soleada y ligeramente airosa, se lidió un encierro de la ganadería de Bernaldo de Quirós, propiedad del refinado matador en retiro Javier Bernaldo, dispareja de presentación, decorosa de trapío e infame en su comportamiento, acorde con su bien ganada fama de toritos de la ilusión, repetidores y bobos, favoritos de figurines importados. Partieron plaza Julián López El Juli, Arturo Macías y el joven aguascalentense Mario Aguilar, que confirmaba su alternativa, luego de haber triunfado en México, Madrid y Sevilla.
  Al igual que Enrique Ponce, José Tomás, Pablo Hermoso y Sebastián Castella, El Juli exigió a la postrada empresa de la México un encierro "a modo", es decir, acorde con el prestigio internacional que han adquirido y con su supuesta capacidad de convocatoria, no así con su pundonor y su estatura torera en… el país azteca. Y la empresa, como si le pagara con tortibonos, volvió a acceder. Ahora, la culpa no es de los españoles sino de mexhincados sin dignidad.



Un aficionado calificó a México como "el país taurino más tonto del mundo". ¿Por qué?, le pregunté. "Oye, porque a los toreros extranjeros las empresas les pagan muy buenos dólares pero, a diferencia del resto de los países latinoamericanos, donde se les obliga a lidiar el toro con edad y trapío, aquí les echan novillos y para colmo mansos, con la aprobación de un público ocasional y festivalero que mal distingue un toro de lidia de un canguro, y el aval de unas autoridades sin autoridad pero con la consigna de repartir orejas a petición de los que pagan boleto".



El matador Mario Aguilar (Aguascalientes, 22 de mayo de 1991), que ante la bravura auténtica deja firmes las plantas, bajos los brazos, la cabeza fría y el corazón enorme, ante su lote exhibió convicción y sitio, sujetando y mandando aquellos bueyes. Templó con el capote mejor que sus alternantes y con la muleta dejó evidencia de su enorme potencial. Una lástima que la apendicitis del aldeano juez Roberto Andrade no lo alcanzara




MACÍAS YA ESTÁ CUAJADO

TORERAZO!

foto Edmundo TOCA

LA MÉXICO, LA TRECEAVA - DE MI COSECHA

  • por óscar MEJÍA

     
    Da coraje que un empresario inepto, en complicidad con un ganadero sin escrúpulos ni orgullo taurino, nos hayan echado a perder la gran oportunidad de disfrutar a plenitud un cartel de tal envergadura con tres grandes toreros, ayer en la treceava de La México.

    Lo que pudo ser un estupendo manjar, quedó en una demostración de  lidiadores que batallaron toda la función para sacarles pases que no tenían a los seis toretes engordados sin bravura, energía, ni trapío que desfilaron frente a ellos.

    Operadores de la fiesta como estos: Herrerías y Bernaldo, hacen más daño que diputadetes de cuete y que esos que se dicen antitaurinos.

Dos perros de presa y un artista


Domingo, 31 de Enero del 2010
El Juli y Macías, a hombros

  • Por: Juan Antonio de Labra / Foto: Sergio Hidalgo


Como dos auténticos perros de presa salieron El Juli y Arturo Macías la tarde de hoy a la Plaza México: uno a defender su sitio de primera figura; el otro, a no dejarse ganar la pelea y a conservar su contundente racha de triunfos.

Y en medio de esta frenética rivalidad, brilló el arte de Mario Aguilar, un torero con gran proyección que no hay que perder de vista.

El Juli mantiene su magnífico cartel en México, el país donde se hizo torero; donde se le quiere –y también se le exige–, y donde goza de un respeto que, con el paso del tiempo, ha sabido conservar a pulso.

Y es que la corrida de Javier Bernaldo no fue fácil en el sentido de la falta de fuelle en sus embestidas que hubiera permitido a los toreros las faenas que sueña el público. En cambio, se vieron obligados a poner todo de su parte para poder triunfar y satisfacer a los más de 30 mil espectadores que había en la plaza.

Las hechuras de los toros –más grasa que músculo– presagiaban, desde la hora del sorteo, que se podían quedar parados. Y así fue. Un puyazo discreto, casi de trámite, recibieron en varas, y la mayoría llegaron aplomados a la muleta, salvo los dos toros a los que les tumbaron las orejas Julián y Arturo, que tuvieron un poco más de movilidad.

El primero del lote del madrileño se vino arriba en banderillas, y embistió con un emotivo temperamento a la poderosa muleta de El Juli, que desde el principio entendió que debía llevarlo embebido en la tela para someterlo.

La faena discurrió por el pitón derecho, lado por el que se empleaba más el de Bernaldo de Quirós. Y cuando por fin se rindió ante tal poderío, el trasteo adquirió un matiz muy interesante.

Bien pudo El Juli haber tirado por la calle de en medio, como se dice coloquialmente. Sin embargo, sabedor de quién es y dónde está parado en la Fiesta, el madrileño se lo zumbó en una faena de arrebatada reciedumbre, jugándose el tipo en terrenos muy comprometidos, y con el público nervioso.

La voltereta se mascaba y no sobrevino simplemente por el sitio y la seguridad que atesora Julián, uno de los toreros con más recursos que ha habido en todas las épocas del toreo.

A la hora de matar se perfiló en corto y se fue tras de la espada con absoluta determinación para colocarla en lo alto. A sus manos fueron a parar dos valiosas orejas, digno premio a una férrea demostración de amor propio, y raza torera. Por eso sigue en la cumbre del toreo.

La enjundia de aquella faena tuvo su réplica en la primera intervención de Arturo Macías, que hizo un riesgoso quite por gaoneras sin importar el vendaval que estaba azotando la plaza. Por un instante, y guardando, claro está, las distancias, me recordó la estampa de José Tomás en Las Ventas de Madrid en 1999, cuando el torero de Galapagar consumó un estrujante quite por gaoneras después de haber sido volteado de fea manera porque el viento lo descubrió.

Parece como si Macías, con este detalle, hubiese hecho un guiño a Antonio Corbacho, que estaba mirando desde el callejón a su nuevo poderdante.

Al quite siguió una faena de entrega rabiosa, en la que el hidrocálido se colocó a milímetros de los pitones de un toro noble, que metió bien la cabeza por el pitón izquierdo.

Y con tirabuzón le extrajo los muletazos, sin pestañear en ningún instante, tan seguro de sí mismo y con el corazón bien templado. Al igual que había hecho El Juli, Macías se tiró a matar de verdad y cobró una excelente estocada que le valió para rematar una faena donde enseñó que lo suyo va muy en serio.

El segundo toro de El Juli fue un inválido con el que prefirió abreviar, y lo hizo colocándole una estocada de una soberbia ejecución. El ritmo con el que entró a herir el madrileño fue de lujo, pues se pasó despaciosamente por el costillar y dejó la espada en lo alto.

La gente le obligó a salir a saludar, lo que hizo con una sencilla discreción, la de un maestro del toreo que ya tiene varios años "en el mejor momento de su carrera". Admirable.

Tampoco el quinto toro de la corrida ofreció posibilidades a Macías, que estuvo igualmente entregado. La “guerra” ya se había dirimido en la lidia del segundo y el tercero; lo demás salía sobrando.

Mario Aguilar debió cortar la oreja del toro de la ceremonia, un castaño que se refugió en tablas y embistió con las manitas por delante a una muleta tersa y bien planchada, que le llevó una y otra vez con una encomiable firmeza en las zapatillas.

La faceta de valiente fue la que dejó sobre la arena Aguilar con este toro, al que mató mal, mediante una estocada trasera y caída que le impidió cortar una oreja que le hubiese venido de maravilla en el resultado final del festejo.

El sexto fue un toro al que le faltó repetir un poco más, pero sí tuvo calidad en las embestidas. Mario se puso en la media distancia y le cuajó los mejores muletazos de la corrida, naturales de un temple exquisito, llevando al toro detrás de la cadera con sentimiento y cadencia.

Ahora utilizó el valor sereno que tiene para torear por nota, pero no pudo redondear. No hay que olvidar que se trata de un torero que apenas lleva tres corridas, y que a sus 18 años de edad, todavía tiene un largo camino por andar. Cualidades, le sobran.

IMÁGENES 13ª de La México

  • fotos de Edmundo TOCA

Ahí te hablan pendejo...

Por no trabajar


Lunes, Febrero 01, 2010
EL APUNTE / PLAZA MÉXICO

  • Por: Francisco Tijerina E.


Lo comento de broma con banderilleros y picadores: "Lo que son las cosas, a los del castoreño les aplauden por no hacer su trabajo, pero ay del banderillero que no deje los dos palitroques, porque le caen encima".

Poco a poco la bellísima y necesaria suerte de varas se ha ido diluyendo, en sentido estrictamente proporcional a la adulteración de la sangre brava en los toros y lo que antaño fue la demostración de pujanza, fuerza y pelea de los bureles, hoy queda en un mero simulacro.

La suerte de varas este domingo en la México fue un simulacro y lo más parecido ocurrió con "Curro" Campos chorreó la vara para pegar un minipuyazo.

Los abusos de algunas figuras nos cobran factura hoy. Para evitar las protestas del público, sobre todo los villamelones a los que algunos "eruditos" del tendido les han contaminado al decirles que "están matando" a los toros en el caballo, los toreros decidieron meter puyas más grandes para "rapidito y en corto" hacer la suficiente sangre y obviar la tarea.

Contra lo que muchos pudiesen pensar, en las plazas de primera y segunda categoría podría instaurarse la obligatoriedad de llevar al caballo en dos ocasiones a todos los toros. ¿Qué habría qué hacer? ¡Fácil!, reducir el tamaño de las puyas. ¿En que nos beneficiaría? En poder observar la bravura de los toros, además de dar paso al quite del siguiente espada y ver si así rompemos la monotonía de las aburridas chicuelinas.

Es verdad que también se correría el riesgo de tener que devolver a muchos toros por negarse a ir al caballo, pero esto provocaría que los señores ganaderos pusiesen más atención y cuidado en su selección.

Valdría la pena intentarlo un día acompañando la modalidad de toda una campaña mediática para hacer ver a los neófitos de la belleza y necesidad de esta importante suerte.

Y entonces sí, que los picadores cobrasen su sueldo por cumplir con su cometido y les dejaran de aplaudir por no hacer su labor.


Michelito agradece a la afición colombiana sus muestras de cariño


31 de enero 2010

Plaza de toros de Cali

Entrada 7800
Novillos del Salento descastados y peligrosos

El rejoneador J.M. González silencio y silencio

El Guille silencio, silencio, el que mato por Michelito silencio

Michelito, con el novillo de mas peligro del encierro al quedar al descubierto por una ráfaga de aire fue volteado y pisoteado después de varios minutos para reponerse, pasado el tiempo reglamentario  salio y mato el novillo causando asombro de los asistentes de dos pinchazos y un espadazo siendo retirado al la  enfermería por su padre y el empresario Javier Jaramillo ,no dejándole salir para matar su segundo novillo y después de radiografías de control en la clínica san Fernando descartando cualquier lesión de gravedad regreso a su hotel mañana a las 13:30hrs.  regresara a México.

Por la presente agradecemos a la afición colombiana sus muestras de cariño a los servicios médicos de la plaza de toros, los empresarios j.c Polo, el señor Javier Jaramillo, todos los amigo de los medios de comunicaciones y aficionados que se preocuparon por nuestro torero

Mil gracias a todos
Atte.  Michel y familia